domingo, 29 de diciembre de 2019

Ética en la vida profesional y personal

Ética en la vida profesional y personal

De acuerdo a Barquero, A. (2003) “la ética profesional es “la actividad personal, puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona humana”. La ética nos permite fundamentar o debatir a nivel teórico los principios y valoren que dirigen la moral. La moral es el conjunto de principios y valores que dirigen nuestro comportamiento de una manera determinada en casos concretos.

Cada individuo desarrolla a lo largo de su vida profesional estándares de comportamiento que constituyen el sistema ético que gobierna la toma de decisiones en la soluciones de sus problemas, pues todo profesional debe regirse por normas moral que lo distinga en su acciones diaria. La ética influye en la selección de alternativas en el curso de acción, transformando en un factor fundamental para un comportamiento adecuado.

Ética crítica y su reto en la vida profesional

La ética se ha convertido en temas de conversación de diferentes sectores sociales, se escribe y se debate sobre ella, se utiliza como arma de valoraciones, como estandarte en la defensa de programas y actuaciones individuales y grupales y hasta como forma de denuncia de los actos que se consideran anti ético.

La sociedad está corroída por políticos corruptos, corrupción privadas, por las guerras y la lucha de intereses interpersonales, los robos, el tráfico de influencias, la riqueza ilícita, narcotráfico con influencias en altas esferas, por lo que se hace necesario la voluntad de ser diferente, con un modo de comportamiento adecuado que infunda respeto, manteniendo los principios éticos como profesional y como persona, siendo una decisión personal el cometer actos que vayan contra los principios.

Hoy abunda la injusticia social, no se respetan los derechos humanos, la vida no tiene valor. Es una sociedad donde se matan a las personas por celos profesionales y empresariales, porque no le simpatice como persona, el narcotráfico corrompe a los que son encargado de combatirlo, el lavado de dinero está en el lugar menos pensado, obligando al profesional a mantenerse firme, haciendo la diferencia, con su actitud y comportamiento. Todos estos elementos, permitirá a las personas vivir en paz, tener tranquila su conciencia y hasta servir de punto de referencia, trayendo invalorable paz y satisfacción personal.

Como profesional y como persona, es mi reto hacer la diferencia. Que permanezca en mí el sentimiento de justicia por encima de todo, el respeto al derecho ajeno. Proponerme como meta alcanzar todo lo que mi tenga capacidad de soñar, pero teniendo en cuenta que la única forma de alcanzarlo es haciendo las cosas bien, transitando por el mejor de los camino, a base de esfuerzo, trabajo, aplicación y la honestidad. Teniendo como norma que comportamiento sea el de un verdadero profesional, con la madurez suficiente para rechazar las cosas que me hacen daño conductualmente y personalmente, a mi imagen como persona y que puede repercutir en la conducta de mis hijos, a los cuales luego no podré corregir porque cometan los mismos actos que ahora yo estoy cometiendo.

Es difícil para una persona pobre, que viene de abajo rechazar sobornos y/o propuestas indecorosas que lo puede convertir en millonario de la noche a la mañana. Sin embargo romper la avaricia, creer que puedo a través de mi trabajo, pensar en las consecuencias y actuar siempre apegado a la transparencia me ayudará a vencer cualquier tentación y es mi reto para mantenerme pulcro y la ética como profesional y como persona.

Estas orientaciones y observaciones debo también pasárselas a los estudiantes y personal con quien trabajo. Es un tema que debe estar en mi boca y conciencia, aportar en la formación de sujetos éticos. Individuos que sepan respetarse como personas, que quieran cambiar la actual situación de desconfianza social, que sientan que es necesario cambiar la imagen del joven de hoy. Es mi reto colaborar en la formación de mejores ciudadanos, ejerciendo mi función como orientador.

Hacer observaciones a los maestros que no quieren cumplir con el tiempo de docencia en la escuela, aquellos que durante cinco años de servicio han repitiendo la misma metodología, una única planificación y los mismos contenidos. A los que no evalúan apegado a las ordenanzas existentes o los que solo que solo ponen una nota el día de llenar el registro. A los solo van al aula para ocupar un espacio sin importarle la calidad y el rendimiento. O a los directores que cobran dos tandas libres y pasan una fuera del centro. A los que delegan las funciones y de líder del centro pasan a ser persona de segundo plano.

Es mi reto exponer mi punto de vista y principios éticos. Si dejara que todas las personas con quien pueda interactuar y en lo que tengo influencias por mi trabajo violaran o no cumplieran con los principios y código ético, estaría dejándome corromper, como corrompen y convierten en corruptos a los funcionarios y subarternos.

Responsabilidad ética del líder para asegurar la práctica de la ética en su organización

La ética del liderazgo se construye sobre los pilares del carácter moral del líder, los valores éticos internalizados en la visión, la articulación y el programa que los seguidores aceptan o rechazan y en la lugar la moralidad de los procesos de elección éticos que los seguidores y el líder realizan. El papel ético del líder consiste en garantizar la sostenibilidad de la cultura organizativa, o en su caso, del cambio organizativo.
Ayllon, J. (2004) plantea que “es responsabilidad de un líder concentrarse en hacer las cosas adecuadamente y cosas bien”. El tener obligaciones morales con la sociedad, la profesión, deja claro lo que es correcto o incorrecto, o lo que debería hacer uno, o que perspectiva es correcta en términos morales. Tomar decisiones que favorecen un valor moral sobre otro, dedicar tiempo al bienestar de los miembros de los grupos, trazar las pautas para que la organización actúe apegado a las reglas éticas, es parte del papel del líder. Por todas estas razones, el proceder del líder debe ser deliberadamente moral.
Es una gran responsabilidad la que tiene el líder para asegurar que la ética sea practicada en su organización. El deber moral del líder no solo debe ser expresado, si no en los dilemas éticos del día a día, en las políticas y estructuras que pueden tener implicaciones éticas. Todos los acuerdos sociales benefician a algunos a costa de otros, un líder ético busca
abarcar estándares deseables es éticamente ingenuo, si no es que culpable. Es por ello que el líder no solo se debe comportar de manera responsable como un individuo, sino que deben crear una institución ética.
En el caso del máximo líder, el presidente, de la máxima organización, la república, debe ser primero ejemplo de actitudes y actuaciones éticas, las cuales le den la autoridad para sancionar cualquiera de sus ministros, cuando hayan incurrido en actos que estén fuera de las reglas establecidas. En el caso del director de la escuela, debe ser éste una persona sumamente cuidadosa y apegado a los principios éticos que le deben regir como líder de un grupo. Cumplir con sus funciones, permitirás que los maestros bajo su dependencia cumplan con las suyas. Lo mismo pasa con el orientador, si se apega a sus puntos de vista ético, tendrá influencia en la formación de sujeto ético.

La función del líder desde el punto de vista ético es, entonces, transmitir esos valores, a través de sus actuaciones y su muestra de compromiso por hacer que los miembros de la organización, también cumplan con ellos.

Prioridad y equilibrio de la propia toma de decisiones éticas en relación con las metas de la carrera

Para Maliandi, R. (2006) “la toma de decisiones sobre cuestiones que tiene que ver con la ética, nace cuando la libertad puede escoger entre forma diferente de conducta, una mas valiosa que otra”. Con frecuencia la toma de decisiones se torna un poco difícil, cuando le toca a la persona priorizar y equilibrar. Todas las personas se rigen por principios que guiarán sus actuaciones. Estos principios entran en acción, al momento que tiene que tomar decisiones, en la que tenga que ligar los principios éticos. Muchas veces estos principios, mayormente cristianos, se contraponen con la ética, sea por creencia o por temor, convirtiéndose en un momento difícil para al fin decidir por lo que tiene que hacer, pues algunas personas prefieren anteponer sus principios personales, ante los principios éticos.

Para mí, la correcta toma de decisiones debe hacerse en base a un equilibrio entre prudencia y reflexión por un lado y no dilación excesiva ni temor a decidir de un lado o del otro, si no en un punto medio. Se trata de enfrentarse a los retos, llegar a conclusiones tras ponderar las reflexiones necesarias, que se busca cuando no se tiene hasta donde se puede y decidir con coherencia. Eso es una correcta toma de decisiones, más allá de que finalmente la decisión comporte buenas o malas consecuencias, porque hay malas decisiones que por golpes de fortuna finalmente acarrean buenos efectos y viceversa.

Soy muy apegado a los principios cristianos que deben regirme, pues lo he asumido como una norma de comportamiento personal, pero también tomo en cuenta el equilibrio entre estas dos partes. Priorizo tomando en cuenta los principios por lo que me rijo como cristiano. Dios está por encima de todas las cosas. Podré ser un buen estudiante, pero si no tengo temor de Dios, de nada me serviría, porque el hombre solo aprende a ser leal, cuando reconoce que hay un Creador, un Ser Supremo que nos va a juzgar.

Prefiero los principios cristianos, equilibrados con normas de comportamientos ética, los cuales me ayudarán alcanzar las metas de mi carrera. Evito mentir en cuanto a las
asignaciones de mi trabajo, estoy claro que mi responsabilidad es entregar a tiempo. Sé que con mi familia tengo compromisos y deberes que jamás debo dejar de lado, como técnico, mi responsabilidad es responderle al Distrito en todas las tareas que conlleva mi área, que debo presentar un resultado de los trabajos realizados, que tengo responsabilidades que son solamente mías.

Tengo un personal un personal bajo mi dependencia. Los maestros son personas que piden aumento cada cierto tiempo, es mi compromiso promover las líneas que emanan del Ministerio de Educación. Cuando hay paros, mi compromiso, por lealtad a la dependencia a la que sirvo es tratar de convencer al personal educativo para que trabajen, pierda lo menos días de clases posibles. Es un asunto de justicia a mi entender, porque los más perjudicados con estos eventos son los estudiantes, pues mientras que en los colegios están trabajando, ellos están recibiendo docencia a tiempo completo y de calidad, por las normas que rigen este tipo de institución, mientras que los que usan el servicio publico, a parte de que la mayoría de educadores no cumplen con lo que establece la Ley 66’97, también se le añaden las paralizaciones, clases perdidas que jamás se recuperan.

Por otro lado está el aumento de sueldo, el cual es también justo como demanda, debido a la situación de precariedad que viven los maestros sea o no por el manejo que se dan. A la de priorizar mi toma de decisión apegado a ética, termino optando por la calidad, que justo para los estudiantes, los mas perjudicados, dejándole saber que no estoy en contra de sus acciones, pero que los docentes no dejan de ir a su clases, lo que estudian todavía, que igual debiera estar incluida en su lucha también.

Martinez, E. (2008) dice en este sentido que “la toma de decisiones correctas están inclinada en el principio de justicia e igualdad”. Yo busco mantener mi lealtad a la Institución a la que sirvo, promover los compromisos que impliquen justicia, pero actuando siempre dentro de los límites establecidos y mis principios personales. La ética en el ejercicio de mi profesión para mí es sagrada, es mi compromiso actuar siempre apegado a los principios éticos morales que dirigen mis acciones a favorecer los actos de justicia y el bien común. En resumen, priorizo y equilibro las tomas de decisiones luego de reflexionar, tomando en cuenta que mis principios y la ética se encuentren equilibrados.

Principios que guían la conducta del practicante y líder
Los principios son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de desarrollo y felicidad. Los principios son universales y se los puede apreciar a lo largo de la historia de la humanidad. Son reglas o normas que orientan la acción de un ser humano. Se trata de normas de carácter general, máximamente universales. Estas máximas se convierten para las personas en reglas de vida que sienten, cuando está convencida de ellas, que son la vida misma y que si la violara o faltara, estaría faltando y traicionándose a si misma.
Cada persona debe regirse por principios que le permitan un mejor funcionamiento como persona y líder que identifique su conducta. Es como un sello personal, que va a permitir diferenciarse de otros, pero sobretodo actuar de acuerdo con lo que considera correcto.
En mi caso personal, los principios éticos que guían mi conducta son:
La autonomía, porque creo que cada persona adulta posee el derecho irrenunciable a determinar y conducir su vida por sí mismo, y no se le puede privar de vivir una vida plena y auto determinada. Al actuar se encuentra en una situación particular, única e irrepetible, que necesariamente influye en su acción, pero no necesariamente la determina. Que a las personas que estén en condiciones de decidir sobre sus metas personales se les respete su capacidad de autodeterminación.
Es de un buen líder respetar el derecho que tienen las personas de decidir por sí mismo sobre su futuro, sin coaccionar ningún tipo de libertad. También la protección de las personas cuya autonomía está menoscabada o disminuida, lo que requiere que a quienes sean dependientes o vulnerables se los proteja contra daños o abuso. Cuando veo que a alguien se les violan sus derechos o se están cometiendo abusos eso me hace poner pies y buscar la forma no de protección, sino más bien de poner en al individuo condiciones a que reclame sus derechos. La autonomía es uno de mis principios favorito.
La búsqueda del bien. Para mí es una obligación ética lograr los máximos beneficios posibles y de reducir al mínimo la posibilidad de daños e injusticias. Tengo como normas exigir el bienestar debe abarcar a todos por igual sin distinción. Los grupos a los que pertenezco, procuro siempre el bien común a través de la aplicación de proyectos que generen fondo, pero que también favorezcan a los más vulnerables y necesitados, aquellos que piensan que poco se acuerdan de ellos.
La no maleficencia. La persona tiene todo el derecho a no ser discriminada. No me importa que sea negro o blanco, para mi tiene el mismo derecho de ser persona, igual pasa con los homosexuales y lesbianas. Yo estoy consciente que esto se debe a ciertos tipos de conductas, eventos que lleva a la persona a buscar llenar un vacío con personas del mismo sexo, por eso no lo discrimino. No es un virus, no se pega. No me importa abrazar al mendigo o darle un beso a la anciana, siempre dentro del marco del respeto. Pretendo no hacer daño a nadie. Respeto y no discrimino, porque tampoco me gustaría que lo hagan conmigo o con un familiar. Nadie tiene razones para discriminar ni ser discriminado.
La justicia. Tengo como principio que los casos considerados similares se traten de manera similar y que los casos considerados diferentes se traten de tal forma que se reconozca la diferencia. Es un principio de la justicia a personas dependientes o vulnerables, que es parte de las reglas de la justicia distributiva. Esto así, porque considero que todas las personas tienen derecho a no ser discriminada por asunto cultural, ideológico, político, social o económico. El respeto a la diversidad es justicia














Referencias




Ayllon, J. (2004). Etica razonada. 4ta ed. Impresos Gráficas Anzos, S. L. España

Barquero, A. (2003). Etica Profesional. Editorial EUNED. Costa Rica.

Hildebrand, D. (2002) Etica. 3era ed. Ediciones Encuentro. Barcelona, España

Maliandi, R. (2006) Etica: Dilemas y convergencias. 3edicion. Editorial Biblos. Argentina

Martinez, E. (2008) Etica. 4ta ed. Impresora Cofás, S.A. Móstoles, Madrid

Influencia de Las Relaciones de Padres-Madres e Hijos-Hijas en el Desarrollo Emocional de los Adolescentes


Influencia de Las Relaciones de Padres-Madres e Hijos-Hijas en el Desarrollo Emocional de los Adolescentes
2.2.1 Concepto de Relación Padres e hijos

Variados son los escritos y conceptos utilizados para definir la relación padre e hijos. Cada autor da un matiz diferente al tema, fundamentándose en una realidad diferente y dependiendo el contenido de la obra donde lo define. Sin importar quien a quien vaya dirigido es interesante ver como lo enfocan diferentes autores.

Mota, M. (2007) en su obra piscología  infantil y adolescente define la relación familiar como “la afinidad que tiene en el hogar y comprensión, donde la conversación es honesta igual en el hablar alta urbanidad, con principios y refinada educación”. Es el sentido de pertenencia que sienten los miembros por la organización a la que pertenecen. Dependiendo de la altura de la misma es el tipo de familia que se obtendrá, pues de ella depende el desarrollo emocional de los hijos.

La relación que se da entre padres e hijos representa el modelo para establecer las maneras como las personas interactuarán con sus semejantes a lo largo de toda su vida. Las preferencias y los rechazos son un fenómeno común en todo el género humano y la familia no es una excepción. Un ser humano no puede controlar su vida afectiva de tal modo que sus sentimientos por todos y cada uno de los miembros de su familia sean exactamente iguales. Esto indica que las relaciones entre padre e hijos deben manejarse dentro de un clima sano, en el que se eviten las pugnas o competencias de cariño.

En el libro Adolescencia y familia sana, Santana, G. (2008) plantea que “las relaciones padres e hijos es el ambiente que se establecen entre los miembros de la familia”. Es decir, que en cada familia se vive y participa de estas relaciones de una manera particular, de ahí que cada una desarrolle unas peculiaridades propias que les diferencian de otras familias. Estas relaciones tienen unas funciones educativas y afectivas muy importantes, por lo que las relaciones interpersonales entre los padres y los hijos influyen de manera positiva si esta relación familiar es constructiva, pues propicia el desarrollo emocional adecuado de los hijos.

Las relaciones de los padres con los hijos no deben ser rígidas ni frías. Estos deben estar orientados de cómo reaccionar en el momento adecuado con la intensidad necesaria. El buen humor, la serenidad, la paciencia, la exigencia, escuchar, dedicar tiempo, reconocer sus limitaciones, destacar las virtudes, son elementos importantes para ganarse la autoridad con nuestros hijos. Las relaciones entre padres e hijos son muy complejas. Una alta carga emocional y una convivencia diaria. Se trata de una relación que debe ir cambiando a medida que los hijos crecen, los padres no siempre saben adaptarse e ir evolucionando al ritmo de las circunstancias.

2.2.2 Emociones. Conceptualización
Conseguir una definición consensuada de las emociones es una tarea un poco complicada, debido a que diversos autores presentan una concepción diferente, aunque al final pretenden expresar lo mismo. Si es coinciden en que las emociones juegan un papel fundamental en los procesos de salud de una persona. Una enfermedad se desencadena por una determinada experiencia que genera una emoción particular haciendo mención  de las fobias o de los trastornos mentales. También hay casos de epilepsia donde las emociones son una causa imperante. Es por eso, que se hace necesario tomar en cuenta las definiciones de diversos autores.

Davidoff, L (2004) afirma en su libro Introducción a la Psicología, que las emociones están entendidas como “fenómenos de raíz psico-fisiológica y, según los expertos, reflejan formas eficaces de adaptación a diversos cambios ambientales”. Permiten, entonces, asumir los cambios que considere necesario y que puede ser para bien, de un lado o para mal, cuando se trata de conducta que vaya contra la moral.

Nadal, S. (2003), en su obra Vivir un desarrollo Sano, define las emociones como “humores invisibles que dictan las reglas de conducta social e individual y que previenen de los efectos nocivos o benéficos de nuestros actos y pensamientos y explican la bondad de las causas”. Si se toman las emociones desde este punto de vista, implica entonces idealismo y lo relaciona con sentimiento de culpa, por dejar de hacer algo que se pudo hacer y no se hizo. Indica entonces, que las emociones son producidas por acciones propias del ser humano.

Peniche, M. (2006), en su libro De la niñez a la adolescencia, citando a Sloman, considera que las emociones “son procesos neuroquímicos y cognitivos relacionados con la arquitectura de la mente, toma de decisiones, memoria, atención, percepción, imaginación, que han sido perfeccionadas por el proceso de selección natural como respuesta a las necesidades de supervivencia y reproducción”.  Para este autor, las emociones son frutos de las reacciones de la mente y el conocimiento, hacienda alusión, a que las emociones pueden dares dependiendo de las diferentes situaciones. La enfoca como un mecanismo de defensa antes ante un evento.

Vikto, W (2003), dice en el libro Psicología de la Adolescencia, que en el aspecto psicológico, “las emociones generan sobresaltos en el índice de atención y aumentan el rango de diversas conductas en la jerarquía de respuestas del individuo que las experimenta”. Permiten ordenar las respuestas de diversas estructuras biológicas, incluyendo las expresiones faciales, la voz, los músculos y el sistema endocrino, con el objetivo de definir un medio interno adecuado para el comportamiento más óptimo. Conlleva a todo individuo a establecer su posición respecto al entorno que lo rodea, siendo impulsada hacia otras personas, objetos, acciones o ideas. Las emociones funcionan también como una especie de depósito de influencias innatas y aprendidas.

Plantea el mismo autor, además, que las emociones, como reacciones psicofisiológicas representan modos de adaptación a ciertos estímulos del hombre cuando ve algo o una persona importante para ellos. Psicológicamente, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria. Fisiológicamente, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del Sistema Nervioso Autónomo y la del sistema endocrino, a fin de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.

En su obra Psicología, Levenson, B. (2004) plantea que la “emoción es la variación profunda pero efímera del ánimo, la cual puede ser agradable o penosa y presentarse junto a cierta conmoción somática”. Podría decirse que las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto al entorno e impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan de otros. Actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas y poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas.

Puede resumirse entonces que las emociones se definen como el sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye reacciones de conducta como la agresividad, el llanto. Las emociones son materia de estudio de la psicología, las neurociencias y más recientemente la inteligencia artificial. Además las emociones están siempre en el ser humano, solo que van cambiando dependiendo de la situación en que se encuentre el sujeto. Si la persona esta alegre, pues sus emociones serán de satisfacción, pero si la persona está triste o en problema, sus emociones expresarán insatisfacción y angustia.

2.3 Desarrollo Emocional en Los Adolescentes

La adolescencia es una época difícil. Muchos teóricos han examinado las agonías del desarrollo durante este período de prueba. El desarrollo emocional en esta edad está relacionado con el tipo de relación que tengan los padres y los hijos incluyendo ambiente familiar. Es una etapa muy delicada y a la que debe ponérsele atención especial, debido a que los sujetos están explorando buscando su identidad

Avilés, A. (2007) en su obra Adolescencia controvertida, cita a Sigmund Freud, quien plantea que “los cambios hormonales y físicos causan que los individuos de esta edad se enfoquen en pensamientos sexuales”. La escuela, familia y otros factores que han sido importantes hasta ese momento son desplazados por el sexo en la mente del adolescente. En esta etapa, cualquier evento puede interferir en las manifestaciones conductuales de los adolescentes, ya que es considerada una frágil.

Acevedo (2009), en una publicación de Adolescencia, asegura que “los adolescentes son cada vez más conscientes de sus emociones a medida que crecen”. Desaparecen los miedos infantiles, las crisis de irritabilidad con las rabietas y los brotes de cólera, y los llantos inmotivados. Los cuadros depresivos y los cambios de humor también sufren una evolución a la entrada de la adolescencia. La extraversión, aumenta con la edad en ambos sexos. Asimismo, durante la adolescencia, las alteraciones del humor se vuelven más comunes entre las niñas, observándose un marcado aumento del malhumor en ellas, pero no en los varones. Y aquí empieza el interrogante del porqué, en la vida adulta, la depresión es dos veces más común entre las mujeres que entre los hombres.

2.4 Influencia de Las Relaciones de Padres-Madres e Hijos-Hijas en el Desarrollo Emocional en Adolescentes
El ser humano no puede explorar y dar significado a los fenómenos y hechos que se producen en el mundo ni a sí mismo, si no es desde una cierta confianza básica que proporciona el afecto. Tampoco puede conseguir su desarrollo equilibrado como persona si no es capaz de tomar decisiones de forma segura y autónoma. Ambos aspectos: la seguridad afectiva y la autonomía responsable, se fomentan y desarrollan en el seno del núcleo familiar.

Los padres influyen en el sano o mal desarrollo emocional de los hijos e hijas. Las fortalezas en las relaciones familiares tienen sus resultados en la formación de las emociones de sus vástagos, por lo que se hace necesario que la relación que estos establezcan sea de calidad, para que favorezcan el sano desarrollo de los mismos.  Si la forma de relacionarse es cálida, entonces los hijos serán emocionalmente sanos, de lo contrario, podrán desarrollar algún tipo de patología.

2.4.1 Comunicación en Las Familias y Desarrollo Emocional en Los Adolescentes

La comunicación entre los padres y los hijos es un factor de gran importancia para el desarrollo sano. Este elemento familiar debe darse desde el momento que el niño comienza a pronunciar sus primeras palabras, debe a reforzarse al llegar al a adolescencia y no debe terminar nunca. En base a este pensamiento, Pepinillo (2009), plantea en su libro Psicología adolescentes que “la comunicación es uno de los procesos más importantes y complejos que lleva a cabo el ser humano”. Por ello es importante tomar conciencia y asumir el control de lo que se comunica para ser eficientes y obtener el máximo de las personas y las situaciones. La comunicación va a permitir que los padres tengan control de lo que hacen los hijos, por lo que se hace necesario que ésta sea fluida, amena y dentro de un clima de respeto, de modo que el retoño sienta confianza de hablar con sus procreadores.

Villar, J. (2008), en su obra Psicología y familia, afirma que durante los años de la adolescencia, la comunicación entre padres e hijos se hace más difícil, aun en las que existía una buena relación durante la infancia. Son frecuentes las quejas de padres y madres por la dificultad que tienen para dialogar con sus hijos. Esta mayor dificultad en la comunicación es debida a la aparición de una serie de barreras de las que son responsables tanto los padres como los hijos. Por una parte, las reservas del adolescente para hablar con sus padres son debidas a su necesidad de mantener la privacidad sobre sus asuntos personales.

De igual forma, Coleman, L. (2009) en su publicación de nombre Manejando mis emociones, plantea que el deseo de mantener unas relaciones familiares más simétricas e igualitarias, va a llevarle a discutir las ideas de los padres, a interrumpirles con más frecuencia, a no estar de acuerdo con ellos. Los procreadores querrán seguir manteniendo con sus hijos el mismo tipo de relación que tuvieron durante la infancia, unos intercambios comunicativos más basados sermonear o en dar órdenes que en un proceso real de comunicación en el que la escucha juega un papel tan importante como la propia expresión de ideas.

Con frecuencia, los mensajes de los padres están cargados de críticas y continuas referencias a los errores cometidos por sus hijos, aspectos que hay que intentar evitar para conseguir una comunicación más positiva. Aunque son muchos los temas que interesan y preocupan a los adolescentes, precisamente son estos temas los que suelen pasar a un segundo plano en la comunicación familiar, más centrada en cuestiones como las tareas del hogar, el mundo académico o la forma de vestir del joven, que a menudo pueden acabar en discusiones y conflictos. Padres y madres deben hacer un esfuerzo por fomentar la comunicación con sus hijos.

2.4.1.1 Tipo de Comunicación en la Familia
De acuerdo a lo afirmado por Goldstein (2003) en su obra la Inteligencia Emocional existen dos tipos de comunicación que se da en la familia:
·         Verbal. Esta comunicación se basa en el intercambio de ideas de forma verbal o escrita. Es una de las más adecuadas para promover el sano desarrollo emocional de los hijos, pues siempre habrá n emisor y un receptor. En este tipo de comunicación los padres y los hijos tienen la oportunidad de expresarse en un clima de confianza, sin perder la autoridad o su rol de padre o de hijos.

Proporciona al receptor un conocimiento exacto de lo que se quiere decir, aunque tal conocimiento es puramente intelectual, y muchas veces le falta algo para establecer una verdadera relación interpersonal.

·         Comunicación no verbal. Se expresa a través de gestos, postura o caricatura sin decir una palabra. No se considera un tipo de comunicación adecuada para el sano desarrollo emocional de los hijos, debido a que solo hay una persona que envía el mensaje, sin darse el intercambio de ideas. La comunicación no verbal se convierte en un mensaje mudo, por lo que el adolescente puede llegar a sentirse cohibido de expresar lo que siente, desatando en este un estado emocional no deseado.

Se centra en lo que se dice con gestos o lenguaje corporal. Su base está en lo aprendido en las etapas preverbales de la maduración antes de aprender a hablar, inflexiones de voz, tono, ritmo, contacto de las manos, movimientos del rostro, expresión, ruidos. Es una comunicación un poco más confusa que la verbal, por lo que necesita una traducción según el contexto en que se dé. Con este tipo de comunicación los padres deben tener cuidado, ya que puede provocar conflictos con sus hijos, dependiendo de la edad de estos y del nivel de madurez. Muchos malentendidos en las relaciones familiares se deben a una mala traducción del lenguaje no-verbal.

2.4.1.2 Niveles de comunicación
            Los niveles de comunicación en la familia pueden ser:
·         Informativa. En la que el padre de familia reúne a los miembros para informarles decisiones que se han tomado sin el consenso de los demás. Es informativa, porque el miembro hace su alocución sin permitir la participación de los hijos, lo que provoca rabia interna en los vástagos, que muchas veces tienen que reprimir. Sólo se dice lo que ha pasado. Simplemente se informa de lo que se ha visto, oído, hecho. Es una comunicación tipo telediario, con la que nunca sabemos lo que la información supone para quien habla.

·         Comunicación racional. Se da la información y al mismo tiempo se dan especulaciones, reflexiones personales, sobre la noticia dada. Es un poco una comunicación formativa o manipulativa, porque junto al hecho que se transmite se pretende actuar sobre el otro. En la familia se usa como vehículo transmisor de pautas, valores o normas.

Nivel superficial
La comunicación a nivel superficial caracteriza por:
·         La familia vive en la misma casa.
·         Normalmente sus miembros no coinciden en las comidas.
·         Padres e hijos  a veces ven juntos televisión pero no conversan sobre lo que hay en la pantalla.
·         El padre trabaja para ganar dinero y dedica poco tiempo a la familia.
·         La madre tiene su trabajo profesional  y siempre está estresada y haciendo todo a mil en la casa.
·         Los hijos tienden a hacer lo que les parece.
·         Cuando hay diálogo familiar, este gira en torno a generalidades.
·         Hay poco tiempo disponible para los demás.

Nivel intermedio
Este nivel de comunicación lo componen los hogares aparentemente unidos pero sin una conexión real:
·         Se da un tipo de comunicación más personal.
·         No se entrega la intimidad. Se dan conceptos, opiniones.
·         Cada uno reserva su territorio.
·         De vez en cuando los miembros de la familia entablan conversaciones familiares, se da opiniones personales y se manifiesta un cierto interés por los demás.
Comunicación emotiva (profunda). Se transmite la información o los hechos, los  sentimientos, afectos, emociones, estados de ánimo. Es una comunicación más íntima, con la que se expresan sentimientos, se gratifica, el otro conoce tus valores personales sobre lo que expresas, se transmite qué nos hace sentir en un momento dado algo. En una familia este último nivel supone una verdadera comunicación.
Este nivel se caracteriza por:
·         Son hogares plenos en los que se hace vida de familia.
·         Generalmente, comparten todos juntos una de las comidas del día.
·         Se da en hogares felices en los que existe unión.
·         Suelen tener una conversación familiar en la que se cuentan lo que han hecho en el día.
·         Se escuchan entre sí y se ayudan mutuamente con sus opiniones y su colaboración.
·         Se producen confidencias entre hermanos y padres.

La falta de niveles profundos de comunicación familiar tiene efectos como, no saber qué quiere el otro, qué necesita, qué busca, de qué es capaz, se produce pobreza emocional en el comportamiento, falta de ternura expresada y sentida, búsqueda de tales gratificaciones en otro lugar y todo ello de manera compulsiva. Es  importante para el buen desarrollo emocional de los hijos, porque le enseña a agradecer, a resaltar cosas positivas y a sentirse valorado.

2.4.1.3 Estilo de Comunicación en la Familia

Cada familia es una realidad y por ende, cada una está en su pleno derecho de elegir un tipo de comunicación. González, F. (2009) en su libro Familia y Adolescencia plantea, que en la familia pueden utilizarse diferentes estilos de comunicación. Cada una tiene un propio estilo. Algunos facilitarán las relaciones con los miembros de la familia, mientras que otros dificultarán la comunicación y el establecimiento de un buen vínculo personal con ellos. Un adecuado estilo de comunicación es necesario para que los padres y los hijos se comuniquen y establezcan un ambiente de confianza. Entre los más comunes están:
  • Comunicación Asertiva. Es el estilo más natural, claro y directo. Se utiliza por personas con autoestima y seguridad en ellos mismos, que buscan en la comunicación plantear cuestiones que sean satisfactorias para todos, sin recurrir a manipulaciones ni fingimiento. Favorece el desarrollo sano de las emociones, pues se da en un clima de toma y daca, lo que facilita que sea visto como un modo de expresión más que de regaño.

  • Comunicación Agresiva. Es el estilo propio del que busca conseguir sus objetivos, sin preocuparse de la satisfacción del otro. En muchos casos utiliza estrategias como el sentimiento de culpabilidad, intimidación o enfado. Es un estilo que no favorece el sano desarrollo de las emociones, pues el hijo siempre se siente acusado, llegando a creerse en cierto modo de que en verdad es malo, buscando luego alternativas para poder complacer a los que los padres les piden o buscando acabar con eso de la manera menos adecuada

  • Comunicación Pasiva. Es el estilo utilizado por las personas que evitan la confrontación y llamar la atención. Para ello responden de forma pasiva, sin implicarse en el tema o mostrando conformidad con todo aquello que se plantea. El silencio va creando en el causando malestar y al final estalla. Este estilo no favorece el sano desarrollo de las emociones tampoco.

La comunicación influye de forma directa e indirecta, así como de forma positiva o negativa en el desarrollo emocional de los hijos. Los padres deben fomentar y promoverla desde la niñez, de modo que se haga un hábito la familia. Los resultados serán bastantes buenos, pues se evitaran ciertos tipos de reacciones, que solo, esta, aplicado en un nivel profundo puede hacer que las cosas sean diferentes para el bienestar de la salud familiar.

2.4.2.4 Actividades Fomentar la Comunicación Con Los Hijos Adolescentes

Hablar con hijos adolescentes no es lo mismo que hacer con los niños. Muchas cosas cambian, pues como se dice, este comienza a ver el mundo de otro color. Se dice así, para referirse a la etapa de desarrollo por la que están pasando, la cual le hace sentir que su edad puede ser igualada a la autoridad de los padres.

Prado, I. (2007),  dice que para fomentar la comunicación con los hijos, los padres deben:
·         Mostrar verdadero interés por tu hijo. No conversar con él sólo sobre los temas que le interesan solo a ti. Un verdadero interés significa escuchar, hablar de nada y de todo, conocer sus intereses, compartir gustos, aficiones, pasatiempos. De esta forma se le ocurrirán un gran número de ideas para mantener conversaciones con él y podrá conversar con lo que a él realmente le interesa: sus problemas, sus experiencias.

·         Aprender a escuchar. No confundir escuchar con oír. A escuchar se aprende y es algo que se debe practicar. La mayoría de los padres hablan, advierten, dan consejos, prohíben, juzgan, pero rara vez escuchan. Escuchar significa dejarlo todo para prestar atención, oír no solo con los oídos sino también con los ojos, adivinar el mensaje que se esconde detrás de las palabras.

Por tanto, para escuchar hay que saber detenerse, aprender a poner la atención en el hijo. Mientras se está escuchando al hijo no se debe interrumpir, mucho menos contradecirlo o juzgarlo ya que se quebrantaría el clima de confianza que lo ayudará a salir de su coraza y a entrar en él. Es importante cuando se habla con un hijo adolescente, tener unos objetivos claros sobre el tipo de comunicación que deseas tener.

De esta forma será más fácil reaccionar ante situaciones difíciles sin perder de vista lo que realmente te interesa transmitir. Se debe controlar las emociones, algo un poco complicado cuando se enfrentas a un hijo adolescente. Pero el adulto y debe poner mucho empeño en mantener la serenidad. Si sientes que no puede controlar, es mejor posponer la conversación hasta que la reactividad haya bajado.

2.5 Tiempo de Calidad en la Familia
Todo individuo demanda en algún momento tiempo de calidad. Tener un espacio en el que se pueda compartir de forma amena, debe estar siempre en los planes de una familia para que sea funcional. Como organización, necesita tener un tiempo donde puedan salirse de la rutina y sentirse aliados a los miembros de las mismas.

El tiempo de calidad hace referencia al espacio dedicado para compartir con la familia, sin tener otros elementos interruptores que entren en acción cuando esto pasa. Es el tiempo dedicado para compartir con los miembros, el cual se aprovecha para hacer ciertas actividades. Es importante que esto pase, pues la adolescencia es una etapa del desarrollo que necesita mucho tiempo de los padres y las madres, el tiempo bien usado para los mismos, permitirá conocer sus gustos, preferencias, sentimientos y darle apoyo emocional.

Valeiron, K (2005) en su libro Psicología de la familia, plantea que con el estilo de vida actual, los padres necesitan pasar tiempo de calidad con sus hijos. Tiempo de calidad con ellos es significativo tanto para el padre como para él. Pasar tiempo de calidad significa darle atención incondicional, asegurándose de que los dos se conocen y participando en las actividades que su niño realmente disfruta. Usted no necesita una agenda diaria específica ni una actividad planeada. El tiempo de calidad puede ser espontáneo y puede durar desde unos pocos minutos hasta varias horas, dependiendo de la situación.

En la obra Adolescencia: una etapa de indecisiones, Castillo, (2007) asegura que el tiempo de calidad incluye:

• Conversar
Pasar tiempo hablando con los hijos. Hablar acerca de cómo ha sido su día y el de él, lo que va a hacer, lo que ve en la calle, lo que mira en la televisión, lo que quiere hacer, hablarle de la niñez, de los parientes, juguetes. Escucharlo y hacerle muchas preguntas de por qué y cómo. Permitirle al niño hablar de sí mismo y de lo que él quiere hacer, de sus sentimientos y preocupaciones y de cómo se siente acerca de sí mismo.
• Leer
Leer junto a los hijos si son adolescentes. Encuentre un libro apropiado para su edad, hacer que él lea. Cuando hayan terminado, hablarle acerca de lo que acaban de leer y preguntarle como se siente. Reserve un horario regular para leer.
• Tiempo Tranquilo
Sentarse con él mientras mira la TV o hace su tarea escolar o mientras se prepara para irse a la cama. Lo más importante es pasar un tiempo tranquilo junto.

La hora de Cenar
La hora de comer puede ser un tiempo de reconexión para la familia. Puede ser un excelente momento para hacerle preguntas, sin interrupción, sobre cómo ha pasado el día. Algunas cosas para tener presente durante la cena:
Apague los teléfonos y la televisión para asegurar tranquilidad y tiempo sin interrupciones.
Deje que cada niño tenga el mismo tiempo para hablar de cómo le fue durante el día.
No interrumpirlos.
Hacer preguntas específicas.
Mantener la conversación clara; a este punto evite discutir con ellos.
Contarle acerca de su día.
Hacer que la hora de la cena sea agradable.

  • Paseos
Planear viajes regulares al zoológico, museos, parques, la biblioteca y otros lugares de interés. Permitirles que participen en la planificación de los paseos para que sea también una actividad de ellos.

  • Juegos/Actividades
Averiguar qué juegos le gustan y planificar tiempo para jugar vídeos, juegos de mesa, o rompecabezas. Enseñarles los juegos que se jugaba cuando a esa edad. Volverse su compañero por un rato.

  • Proyectos Especiales
Empieza un proyecto que puedan trabajar y terminarlo juntos. Pensar en construir una casa de muñecas o una jaula de pájaros, hacer reparaciones pequeñas o pintar la habitación. Considere lo siguiente en la planificación de su proyecto especial:
¿Qué proyectos le gustaría hacer con su hijo? ¿A que edad?
¿Qué conocimientos le gustaría enseñarle a su niño?
Asegurarse que sea algo que los dos quieran hacer.
Ponerse metas realistas. Tener en cuenta la edad de su niño, sus habilidades, y el tiempo que es capaz de mantener la atención.
Encontrar maneras de ayudar al hijo a participar sin peligro para él.
Hacer un horario si va a ser más de una sesión.

  • Noche en Familia
Planificación de una noche familiar a la semana. Podría ser una noche, una vez a la semana, en la que todos tengan una experiencia significativa junta. Arreglar un día y hora específicos a la semana, cada 2 semanas o al mes donde todos se comprometan a asistir.
Planifique actividades donde todos puedan participar, como juegos de mesa o juego de cartas. Tenga en cuenta proyectos de arte o haciendo una obra de teatro familiar para divertirse. Planificar actividades al aire libre como caminar, ir de excursión, jugar a los bolos, o ir al cine (seguido de una discusión familiar acerca de la película). Durante los días festivos, puede hornear galletas o pastelitos.

·         Nada demasiado estricto. Las noches familiares no son tiempo para disciplina o conflictos. Hacerlas ligeras, divertidas e interesantes.

·         Planes entre todos las salidas
Organización de salidas cotidianas como ir al cine, parque de diversiones, club, museo, zoológico o eventos culturales. No tienen por qué ser largas vacaciones, si no tienes el tiempo encárgate de planear aunque sea una salida especial al mes. Todos participan en la organización, de esta forma, nadie la sentirá como una obligación, sino que estarán mucho más motivados para llevarla a cabo. Anota en una lista cada una de las propuestas y deja para más adelante las que no se pueden realizar hoy. Invita a los abuelos a aquellas actividades que creas más acorde para que disfruten. De esta forma, mes a mes, todos tendrán el lugar para proponer y, luego, realizar en conjunto lo que más les gusta.


·         Que sentarse a la mesa sea un momento especial
Comer no tiene por qué ser un trámite mecánico y rápido, sino que puede convertirse en un evento social muy grato. Tener en cuenta los gustos de todos y encargarse de que haya un día a la semana en el que puedan disfrutar su plato favorito. Claro que no tienes por qué hacerlo pueden distribuirse los días y, en grupos rotativos, deleitar al resto de la familia con deliciosas sorpresas. Además, si te aseguras de apagar el televisor, podrás generar un ambiente propicio para intercambiar las experiencias del día transcurrido y los que están por venir. La sobremesa es un excelente momento para conversar entre todos, solucionar problemas y armar planes futuros.

·         Aventúrate a probar nuevas actividades
Animarse a participar de las actividades que más disfrutan los otros. De esta forma, tendrán un momento para enseñar y aprender, y las experiencias compartidas serán enriquecedoras y divertidas. Si los varones de la casa acostumbran a jugar al fútbol, por qué no planificar un partido mixto donde todos participen. O bien, por qué no intentar aprender juntos a tocar los instrumentos con los que los más chicos practican en la escuela. Otra buena idea es aventurarse a realizar deportes novedosos que todos comiencen a aprender desde cero. Las vacaciones son un buen momento para probar con el esquí, el surf, el ciclismo o las cabalgatas.

·         Organiza noches de juegos y de películas
¡Viernes o sábados, noche de películas! Que cada integrante de la familia tenga asignado un día al mes para proponer sus películas favoritas. Acepta los gustos de los demás y comparte los tuyos. Así, lograrán comprenderse mucho mejor. Cuando quieran pasar una noche diferente, propón un juego de mesa con premios y prendas para hacerlo más entretenido. Se puede extender la invitación a los amigos de la familia para que se renueve la energía y no se agote la diversión.

·         No dejar de sorprender
Todo momento puede ser especial si no se deja avasallar por la rutina. Sorprender a tu familia, contagias esa energía y se logra que los demás reaccionen de la misma forma contigo. Elegir un día que tengas tiempo, levántate 30 minutos antes y prepara un desayuno diferente con dulces y música alegre, para que arranquen el día de la mejor forma. Pasar a buscar a tu pareja por el trabajo y a los hijos por la escuela y, sin avisarles con anterioridad, invítalos al teatro o al recital que estaban esperando. Planear una fiesta sorpresa para celebrar un cumpleaños o una buena calificación de la escuela. La lista es interminable y puedes llenarla con todas las cosas que sólo tú sabes que traen felicidad al hogar. No hace falta gastar dinero ni planear extensas vacaciones. Disfrutar de la familia puede ser posible si, cotidianamente, acercas a ella con propuestas alegres y motivadoras.

El tiempo con la familia es un espacio maravilloso para sacarle beneficio múltiple. Permite tener control del hijo en todos los sentidos. Es una forma de demostrarle el amor que siente por ello y satisfacer una necesidad, dedicatoria de tiempo para estar con ellos.  Es mucho lo que se puede hacer y sin ningún costo. Apagar el celular, elegir una buena película, ir al parque en familia, renovará los lazos por mucho tiempo e influirá de forma positiva en los hijos adolescente y en s desarrollo emocional.

2.6 Manifestaciones Psicoemocionales en Los adolescentes

A lo largo del tiempo se ha realizado estudios para definir las emociones y la función que cumple cada una. Existe un conjunto de emociones básicas, las cuales pueden manifestarse en los individuos de forma visible y que de no tratarse a tiempo y adecuadamente, puede convertirse en un trastorno. Dependiendo de la situación y del tipo de personalidad, el individuo puede tener diferentes manifestaciones emocionales, que lo pueden llevar a ver al psicólogo.

Goleman, D. (2007) escribió en su libro Manejando mis emociones, que las manifestaciones emociones más comunes son:

Miedo o temor: Es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano.

Ira: Es un estado emocional que puede abarcar desde una irritación menor hasta una furia intensa. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento en las pulsaciones, presión sanguínea y niveles de adrenalina, noradrenalina.

Tristeza: Es una de las emociones básicas (no natales) del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la alegría y la sorpresa. Estado afectivo provocado por un decaimiento de la moral. Es la expresión del dolor afectivo mediante el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito.

 Repugnancia: Implica librarse o alejarse de un objeto contaminado, deterioro o echado a perder. La función de esta es el rechazo.

Amenaza y daño: Son los temas que unifican las emociones de miedo, ira y repugnancia. Cuando se anticipan los malos acontecimientos, sentimos miedo. En el afán por rechazar o combatir la amenaza y el daño, sentimos repugnancia e ira. Una vez que la amenaza o daño ha ocurrido, sentimos tristeza.

Interés: Izard, M. (2005), afirma que esta es la emoción más común del funcionamiento cotidiano de los seres humanos. Surgen en aquellas situaciones que involucran las necesidades o el bienestar de la persona.

Alegría: Revee, V (2004) afirma que los acontecimientos que provocan esta emoción incluyen resultados deseables, como el éxito en una actividad o tarea, el logro personal, el progreso hacia una meta, la obtención de lo que queremos, lograr la estima, ganar respeto, recibir amor o afecto, temer una sorpresa maravillosa o experimentar sensaciones placenteras.

Inclusión y satisfacción motivacional: Estas unen las emociones positivas de interés y alegría. Cuando uno se anticipa y prevé un suceso benéfico, se siente interés conforme se excita el motivo. Una vez que el suceso se materializa y el motivo se satisface, se experimenta alegría.

Bulimia. El adolescente pasa todo el tiempo comiendo  y siempre tiene hambre. Esto lo lleva a la adquisición de sobre peso, lo que influye luego de forma negativa en el desarrollo emocional.

Aislamiento social. No comparte con nadie en la escuela ni en el barrio. Siempre esta aislado y eso produce preocupación a la familia. Es una persona totalmente callada y le gusta mantenerse lejos de todo el mundo.

Aislamiento familiar. Si la familia sale, el prefiere quedarse en casa. Normalmente llega de las clases, pero prefiere quedarse en la habitación hasta que llegue la hora de ir a trabajar o hacer tarea. Nunca come en la mesa con los demás.

Sobreestimación. Se siente menos que todo el mundo. Tiene autoestima por debajo de los demás. Siempre habla de por que le pasa lo peor, queriendo cambiar la historia que se ha hecho en su cabeza. La sobreestimación se convierte en una causa de suicidio.

Empobrecimiento de la creatividad. Se limita solo a lo que tiene que hacer. Es una persona poco creativa y la monotonía es una característica. Están en una etapa con mucha dificultad para hacer cosas diferentes.

Dificultades de concentración. No logran concentrarse en las clases ni en los espacios donde están. En los estudios le va mal porque no atienden y cuando llegan a casa no saben como hacer las tareas. El bajo rendimiento preocupa a los padres, por lo que optan por llevarlo al psicólogo.

Fallo de memoria. Como no se concentran, borran con facilidad las cosas que ven u oyen. Esta es otra de las razones por la que buscan ayuda psicológica. El adolescente recuerda muy poca cosas de lo que le dicen, produciendo el enfado de los padres y de los docentes.

Idea suicida. Planifican la muerte y hasta lo intentan. Las personas más miedosa o de formación cristiana lo comentan, por lo que se hace más fácil buscarle ayuda. En la ayuda psicológica la oportunidad para superar las situaciones y poder seguir adelante.
Cuando las manifestaciones psicológicas son positivas, el individuo mantiene una vida sana, activo en todo, con autoestima alta. Cuando las manifestaciones son negativas, el paciente corre el riesgo de hasta suicidarse, porque muchas veces se cansan de estos sentimientos que lo mantienen prisionero, y como plantea el Dr. Dúnker, pierden el sentido hasta de vivir.

Las manifestaciones emocionales se convierten en una alarma que le dice a la familia que algo esta pasando con el adolescente, por lo que se hace necesaria una observación constante, pues cualquiera de estas manifestaciones emocionales, pueden llevar al sujeto a cometer actor que quizás no quieran.

2.7 Relaciones Padres e Hijos adolescente

Rosales D. (2007), en su obra Psicología positiva, plantea que el hogar moderno es conflictivo, sorpresivo y exigente. Los tiempos se modernizan y os hijos corren a una velocidad increíble y los padres deben agigantar el paso para alcanzarlo. Si no se actualizan tendrá problemas para entenderlos y poder compartir con ellos. Ellos siempre son necesario, importante y una persona única. En la unión de los padres debe atinarse muy bien la selección, estar preparados, dar mucho afecto y adquirir paciencia.

La crianza de los hijos, ha sido polémica en toda la historia, las teorías sobre como educarlos se modifican periódicamente y ninguna asegura que no se sufran contratiempos, pues los esfuerzos se diluyen. Cada padre tiene una forma particular o diferente de relacionarse con sus retoños, creen conocer, la forma adecuada de manejarlos. Cada ser humano en su desarrollo, va sufriendo las transformaciones de su comportamiento de acuerdo al tiempo en que viva, y esencialmente por la capacidad de los padres de educar, comprender al adolescente, para formar el futuro hombre o mujer, y estar atento a los cambios morfológicos, sociales y culturales de la época y adaptarlo a su patrón establecido.

2.7.1 Tipo de relación padres e hijos
Existen varios tipos de relaciones entre padres e hijos. Esta va a depender del nivel de educación y madurez de los mismos. Muchas veces se trae a la familia la forma de crianza de los padres, lo que se convierte en un reciclaje de tradiciones. En vez de favorecer, dependiendo del tipo, desfavorece y aleja más a los adolescentes de los procreadores.

Avilés, J. (2006), en su libro Adolescencia controvertida, afirma que los tipos de relaciones entre padres e hijos más comunes son:   
  • Autoritaria. En la que los padres manejan todo en una sola dirección. Es un tipo de relación muy cerrada, pues solo el padre habla. Los hijos se enfadan porque  nunca se le permite expresarse. Los miembros de las familias con este tipo de relación sufren de ira, depresión y son muy irritables.

  • Permisiva. En esta los hijos participan en igualdad con los padres. Se tutean uno a otro, mayormente no le dicen papi o mami. Padres e hijos discuten en igualdad de condiciones, mientras que los procreadores no tienen control de lo que hacen sus hijos. Las adolescentes quedan embarazada en la casa y entre todos mantienen la criatura. Los padres se convierten en abuelos de madre soltera, sin ningún regaño. Es una relación totalmente disfuncional, aunque para la familia que la vive es adecuada.

  • Sobreprotectora. Este tipo de relación no permite que el hijo se desarrolle por si solo. Siempre lo llevan a dondequiera que vayan. Los adolescentes para ellos todavía son niños, no aceptando que el crecimiento y la madurez se ha dado. Los padres que usan este estilo de crianza no le dan la oportunidad de ser ellos y hasta dicen que estos quieren sublevarse.

  • Eficaz. Este estilo de crianza es equilibrado. Los padres van creciendo al ritmo de los hijos. Asumen la adolescencia como una etapa de crecimiento y de atención, por lo que le dedican el tiempo suficiente. La comunicación entre estos es funcional y le dan tiempo de calidad. Los hijos conocen sus deberes y derecho, por lo que es más fácil tener una familia organizada y funcional, cuando se usa este tipo de relación  familiar.

  • Estilo autocrático. Los padres se preocupan principalmente por imponer sus ideas y porque su hijo acate su disciplina. Consecuencias: El adolescente carece de un ambiente en el que ir responsabilizándose e independizándose.

  • Estilo despreocupado. Los padres optan por dejar hacer, concediendo un ilimitado margen de acción y de decisión a su hijo. Consecuencias: No proporciona el tipo de apoyo que necesita el adolescente, hay alto riesgo de que adopte conductas peligrosas.

  • Estilo equilibrado. Los padres valoran la autonomía y la conducta responsable de sus hijos, ejercen un control responsable sobre sus comportamientos y les manifiestan un alto apoyo afectivo. Consecuencias: De este tipo de educación resulta una adolescente autoconfiado, con alta autoestima e independencia.

2.7.3 Relación entre padres y adolescentes

La relación entre padres e hijos adolescentes se constituye en una actividad de suma importancia a la hora de ayudar a desarrollar sanamente a sus vástagos adolescentes. Vélez, W. (2007) en su obra Adolescencia y familia, afirma que entrar en el mundo de los adultos significa para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño. Es un momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento. La crisis familiar que sobrevive, es una etapa normal de desarrollo, no una tragedia, es necesaria para la afirmación de la identidad del adolescente. Esta situación puede agravarse por la actitud de los padres.

El adolescente no quiere ser como determinados adultos, pero en cambio, elige a otros como ideales. Aparece la necesidad de diferenciarse de los padres y del niño que ha sido hasta hace poco. La pérdida que debe aceptar el adolescente al hacer el duelo por el cuerpo es doble: la de su cuerpo de niño cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen ante la evidencia de su nuevo status y la aparición de la menstruación en la niña y el semen en el varón. Unos modelos inadecuados o la constante exigencia grupal pueden dar lugar a actos peligrosos. Esta necesidad de excesos se manifiesta en llegar de madrugada, consumir alcohol más allá de lo conveniente, etc.

Ramírez, P (2010) dice en su libro Educando hijos sanos, que este proceso de la vida, cuyo sino es el desprendimiento definitivo de la infancia, tiene sobre los padres una influencia no bien valorada hasta hoy. El adolescente provoca una verdadera revolución en su medio familiar y social, y esto crea un problema generacional no siempre bien resuelto. Los padres tienen que desprenderse del hijo niño y evolucionar hacia una relación con el hijo adulto, lo que impone muchas renuncias de su parte. Al perderse para siempre el cuerpo de su hijo niño, se ve enfrentado con la aceptación del devenir, del envejecimiento y de la muerte.

Debe abandonar la imagen idealizada de si mismo que su hijo ha creado y en la que él se ha instalado. Ahora ya no podrá funcionar como líder o ídolo y deberá aceptar una relación llena de ambivalencias y de críticas. Al mismo tiempo, la capacidad y los logros crecientes del hijo lo obligan a enfrentarse con sus propias capacidades y a evaluar sus logros y fracasos.

Connolly, J. (2008) cree que hay tres elementos básicos en el adulto que hacen conflictiva la relación padre - adolescente: los padres generalmente, consideran a sus hijos una prolongación de si mismos. Intentan hacer adoptar al adolescente la conducta que a ellos les agrada, y si ese deseo no se cumple los padres se sienten ofendidos. Están convencidos de que intentan cambiar al joven por su propio bien, pero inconscientemente buscan que su hijo responda al ideal que ellos marcan.

El hijo representa a un ser con múltiples posibilidades para su futuro. Ven al adolescente como una posibilidad real para cumplir metas e ideales que ellos no alcanzaron. Para el adulto, es muy tentador descalificar la irritabilidad y los cambios de ánimo como problemas hormonales, pero no se limitan a ello. Las adolescentes jóvenes reservan sus conflictos para el padre con que pasan más tiempo y del que más necesitan independizarse, y en general se trata de la madre.

En desprecio que el adolescente muestra frente al adulto es, una defensa para eludir la depresión que le impone el desprendimiento de sus partes infantiles, pero es también un juicio de valor que debe respetarse. Además, la des idealización de las figuras parentales lo sume en el más profundo desamparo. Este dolor es poco percibido por los padres, que suelen encerrarse en una actitud de resentimiento y refuerzo de la autoridad, actitud que hace aun más difícil este proceso.

En la adolescencia, una voluntad biológica va imponiendo un cambio, y el niño y sus padres deben aceptar la prueba de realidad de que el cuerpo infantil esta perdiéndose para siempre. Ni el niño ni sus padres podrán recuperar ese cuerpo aunque pretendan negarlo psicológicamente. El adulto se aferra a su mundo de valores que con triste frecuencia es el producto de un fracaso interno y de un refugio en logros típicos de nuestra sociedad alienada. El adolescente defiende sus valores y desprecia los que quiere imponerle el adulto, más aún, los siente como una trampa de la cual necesita escapar.

Dolo, P. (2009) en su libro Familia y sociedad plantea que el conflicto generacional no se da como antes: los jóvenes no se enfrentan con los adultos, huyen. La desidealización de las figuras paternales lo sume en el más terrible desamparo. El adolescente defiende sus valores y desprecia los impuestos. Esto es lo que muchas veces se puede observar en la escuela cuando el padre trata de ayudar a su hijo adolescente en las tareas escolares, cuando quiere acompañarlo en sus estudios. El adolescente siente una invasión en su privacidad, de la cual quiere huir para lograr una total independencia de sus padres.

Su hostilidad frente a los padres y al mundo en general se expresa en su desconfianza, en la idea de no ser comprendido, en su rechazo de la realidad. Susceptibilidad y deseos, exige y necesita vigilancia y dependencia, pero sin transición surge en él un rechazo al contacto con los padres y la necesidad de independencia y de huir de ellos. La calidad del proceso de maduración y crecimiento de los primeros años, la estabilidad en los afecto, el monto de gratificación y frustración y la gradual adaptación a las exigencias ambientales van a marcar la intensidad y gravedad de estos conflictos.

Los adolescentes buscan logros y encuentran satisfacciones en ellos. Si estos logros son desestimados por los padres y por la sociedad, surgen en él sentimientos y rechazos. Pero el diálogo del adulto con el joven no puede iniciarse en este período, debe ser algo que ha ido aconteciendo desde el nacimiento; si no es así, el adolescente no se acerca a los adultos. A más presión parental, a más incomprensión frente al cambio, el adolescente reacciona con más violencia por desesperación y desgraciadamente es en este momento decisivo de la crisis adolescente cuando los padres recurren por lo general, a dos medios de coacción: el dinero y la libertad.

Son tres las exigencias básicas de libertad que plantea el adolescente de ambos sexos a sus padres: la libertad en salidas y horarios, la libertad de defender una ideología y la libertad de vivir un amor y un trabajo. De estas tres exigencias los padres parecen ocuparse en especial de la primera: la libertad en las salidas y horarios; pero más profundamente este control sobre las salidas y horarios significa el control sobre las otras libertades: la ideología, el amor y el trabajo. Cuando los padres responden ante la demanda de libertad restringiendo las salidas o utilizando la dependencia económica “cortando los víveres”, es que hubo algo mal llevado en la educación anterior y los padres se declaran vencidos. Si el diálogo no se ha establecido es muy difícil que en el momento de la adolescencia halle una comprensión entre los padres y los hijos.

Los padres necesitarían saber que en la adolescencia temprana mujeres y varones pasan por un período de profunda dependencia donde necesitan de ellos tanto o más que cuando eran bebés; y es necesario que ellos mismos vayan viviendo el desprendimiento del hijo otorgándole la libertad y el mantenimiento de la dependencia madura. Para hacer estos tanteos es necesario dar libertad, y para ellos hay dos caminos: dar una libertad sin límites, que es lo mismo que abandonar a un hijo; o dar una libertad con límites, que impone cuidados, cautela, observación, contacto afectivo permanente, diálogo, para ir siguiendo paso a paso la evolución de las necesidades y de los cambios en el hijo.

Es el mundo adulto el que no tolera los cambios de conducta del adolescente, el que no acepta que el adolescente pueda tener identidades ocasionales, transitorias, circunstanciales como hemos descrito anteriormente, y exige de el una identidad adulta, que por supuesto no tiene porque tener. Padres y maestros se sorprenden ante los adolescentes por sus actitudes y respuestas que oscilan entre lo esperado en el comportamiento infantil y los tonos de una madurez que empiezan a vislumbrarse en sus juicios y opiniones críticas.

Muchas veces les enoja su rebeldía y les inspira ternura su desamparo, y ellos mismos les producen una mezcla de sentimientos y confunden sus pensamientos. El contacto con los adolescentes revitaliza a los adultos, ya que su energía es contagiosa y porque los conecta con sus recuerdos y vivencias significativos. Convivir con ellos, vivir para ellos, no es un reto fácil, pero sí fascinante, pareciera una aventura de reencuentro consigo mismo.