Ética en la vida profesional y personal
De acuerdo a Barquero, A. (2003) “la ética profesional es “la actividad personal, puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás y en beneficio propio, a impulsos de la propia vocación y con la dignidad que corresponde a la persona humana”. La ética nos permite fundamentar o debatir a nivel teórico los principios y valoren que dirigen la moral. La moral es el conjunto de principios y valores que dirigen nuestro comportamiento de una manera determinada en casos concretos.
Cada individuo desarrolla a lo largo de su vida profesional estándares de comportamiento que constituyen el sistema ético que gobierna la toma de decisiones en la soluciones de sus problemas, pues todo profesional debe regirse por normas moral que lo distinga en su acciones diaria. La ética influye en la selección de alternativas en el curso de acción, transformando en un factor fundamental para un comportamiento adecuado.
Ética crítica y su reto en la vida profesional
La ética se ha convertido en temas de conversación de diferentes sectores sociales, se escribe y se debate sobre ella, se utiliza como arma de valoraciones, como estandarte en la defensa de programas y actuaciones individuales y grupales y hasta como forma de denuncia de los actos que se consideran anti ético.
La sociedad está corroída por políticos corruptos, corrupción privadas, por las guerras y la lucha de intereses interpersonales, los robos, el tráfico de influencias, la riqueza ilícita, narcotráfico con influencias en altas esferas, por lo que se hace necesario la voluntad de ser diferente, con un modo de comportamiento adecuado que infunda respeto, manteniendo los principios éticos como profesional y como persona, siendo una decisión personal el cometer actos que vayan contra los principios.
Hoy abunda la injusticia social, no se respetan los derechos humanos, la vida no tiene valor. Es una sociedad donde se matan a las personas por celos profesionales y empresariales, porque no le simpatice como persona, el narcotráfico corrompe a los que son encargado de combatirlo, el lavado de dinero está en el lugar menos pensado, obligando al profesional a mantenerse firme, haciendo la diferencia, con su actitud y comportamiento. Todos estos elementos, permitirá a las personas vivir en paz, tener tranquila su conciencia y hasta servir de punto de referencia, trayendo invalorable paz y satisfacción personal.
Como profesional y como persona, es mi reto hacer la diferencia. Que permanezca en mí el sentimiento de justicia por encima de todo, el respeto al derecho ajeno. Proponerme como meta alcanzar todo lo que mi tenga capacidad de soñar, pero teniendo en cuenta que la única forma de alcanzarlo es haciendo las cosas bien, transitando por el mejor de los camino, a base de esfuerzo, trabajo, aplicación y la honestidad. Teniendo como norma que comportamiento sea el de un verdadero profesional, con la madurez suficiente para rechazar las cosas que me hacen daño conductualmente y personalmente, a mi imagen como persona y que puede repercutir en la conducta de mis hijos, a los cuales luego no podré corregir porque cometan los mismos actos que ahora yo estoy cometiendo.
Es difícil para una persona pobre, que viene de abajo rechazar sobornos y/o propuestas indecorosas que lo puede convertir en millonario de la noche a la mañana. Sin embargo romper la avaricia, creer que puedo a través de mi trabajo, pensar en las consecuencias y actuar siempre apegado a la transparencia me ayudará a vencer cualquier tentación y es mi reto para mantenerme pulcro y la ética como profesional y como persona.
Estas orientaciones y observaciones debo también pasárselas a los estudiantes y personal con quien trabajo. Es un tema que debe estar en mi boca y conciencia, aportar en la formación de sujetos éticos. Individuos que sepan respetarse como personas, que quieran cambiar la actual situación de desconfianza social, que sientan que es necesario cambiar la imagen del joven de hoy. Es mi reto colaborar en la formación de mejores ciudadanos, ejerciendo mi función como orientador.
Hacer observaciones a los maestros que no quieren cumplir con el tiempo de docencia en la escuela, aquellos que durante cinco años de servicio han repitiendo la misma metodología, una única planificación y los mismos contenidos. A los que no evalúan apegado a las ordenanzas existentes o los que solo que solo ponen una nota el día de llenar el registro. A los solo van al aula para ocupar un espacio sin importarle la calidad y el rendimiento. O a los directores que cobran dos tandas libres y pasan una fuera del centro. A los que delegan las funciones y de líder del centro pasan a ser persona de segundo plano.
Es mi reto exponer mi punto de vista y principios éticos. Si dejara que todas las personas con quien pueda interactuar y en lo que tengo influencias por mi trabajo violaran o no cumplieran con los principios y código ético, estaría dejándome corromper, como corrompen y convierten en corruptos a los funcionarios y subarternos.
Responsabilidad ética del líder para asegurar la práctica de la ética en su organización
La ética del liderazgo se construye sobre los pilares del carácter moral del líder, los valores éticos internalizados en la visión, la articulación y el programa que los seguidores aceptan o rechazan y en la lugar la moralidad de los procesos de elección éticos que los seguidores y el líder realizan. El papel ético del líder consiste en garantizar la sostenibilidad de la cultura organizativa, o en su caso, del cambio organizativo.
Ayllon, J. (2004) plantea que “es responsabilidad de un líder concentrarse en hacer las cosas adecuadamente y cosas bien”. El tener obligaciones morales con la sociedad, la profesión, deja claro lo que es correcto o incorrecto, o lo que debería hacer uno, o que perspectiva es correcta en términos morales. Tomar decisiones que favorecen un valor moral sobre otro, dedicar tiempo al bienestar de los miembros de los grupos, trazar las pautas para que la organización actúe apegado a las reglas éticas, es parte del papel del líder. Por todas estas razones, el proceder del líder debe ser deliberadamente moral.
Es una gran responsabilidad la que tiene el líder para asegurar que la ética sea practicada en su organización. El deber moral del líder no solo debe ser expresado, si no en los dilemas éticos del día a día, en las políticas y estructuras que pueden tener implicaciones éticas. Todos los acuerdos sociales benefician a algunos a costa de otros, un líder ético busca
abarcar estándares deseables es éticamente ingenuo, si no es que culpable. Es por ello que el líder no solo se debe comportar de manera responsable como un individuo, sino que deben crear una institución ética.
En el caso del máximo líder, el presidente, de la máxima organización, la república, debe ser primero ejemplo de actitudes y actuaciones éticas, las cuales le den la autoridad para sancionar cualquiera de sus ministros, cuando hayan incurrido en actos que estén fuera de las reglas establecidas. En el caso del director de la escuela, debe ser éste una persona sumamente cuidadosa y apegado a los principios éticos que le deben regir como líder de un grupo. Cumplir con sus funciones, permitirás que los maestros bajo su dependencia cumplan con las suyas. Lo mismo pasa con el orientador, si se apega a sus puntos de vista ético, tendrá influencia en la formación de sujeto ético.
La función del líder desde el punto de vista ético es, entonces, transmitir esos valores, a través de sus actuaciones y su muestra de compromiso por hacer que los miembros de la organización, también cumplan con ellos.
Prioridad y equilibrio de la propia toma de decisiones éticas en relación con las metas de la carrera
Para Maliandi, R. (2006) “la toma de decisiones sobre cuestiones que tiene que ver con la ética, nace cuando la libertad puede escoger entre forma diferente de conducta, una mas valiosa que otra”. Con frecuencia la toma de decisiones se torna un poco difícil, cuando le toca a la persona priorizar y equilibrar. Todas las personas se rigen por principios que guiarán sus actuaciones. Estos principios entran en acción, al momento que tiene que tomar decisiones, en la que tenga que ligar los principios éticos. Muchas veces estos principios, mayormente cristianos, se contraponen con la ética, sea por creencia o por temor, convirtiéndose en un momento difícil para al fin decidir por lo que tiene que hacer, pues algunas personas prefieren anteponer sus principios personales, ante los principios éticos.
Para mí, la correcta toma de decisiones debe hacerse en base a un equilibrio entre prudencia y reflexión por un lado y no dilación excesiva ni temor a decidir de un lado o del otro, si no en un punto medio. Se trata de enfrentarse a los retos, llegar a conclusiones tras ponderar las reflexiones necesarias, que se busca cuando no se tiene hasta donde se puede y decidir con coherencia. Eso es una correcta toma de decisiones, más allá de que finalmente la decisión comporte buenas o malas consecuencias, porque hay malas decisiones que por golpes de fortuna finalmente acarrean buenos efectos y viceversa.
Soy muy apegado a los principios cristianos que deben regirme, pues lo he asumido como una norma de comportamiento personal, pero también tomo en cuenta el equilibrio entre estas dos partes. Priorizo tomando en cuenta los principios por lo que me rijo como cristiano. Dios está por encima de todas las cosas. Podré ser un buen estudiante, pero si no tengo temor de Dios, de nada me serviría, porque el hombre solo aprende a ser leal, cuando reconoce que hay un Creador, un Ser Supremo que nos va a juzgar.
Prefiero los principios cristianos, equilibrados con normas de comportamientos ética, los cuales me ayudarán alcanzar las metas de mi carrera. Evito mentir en cuanto a las
asignaciones de mi trabajo, estoy claro que mi responsabilidad es entregar a tiempo. Sé que con mi familia tengo compromisos y deberes que jamás debo dejar de lado, como técnico, mi responsabilidad es responderle al Distrito en todas las tareas que conlleva mi área, que debo presentar un resultado de los trabajos realizados, que tengo responsabilidades que son solamente mías.
Tengo un personal un personal bajo mi dependencia. Los maestros son personas que piden aumento cada cierto tiempo, es mi compromiso promover las líneas que emanan del Ministerio de Educación. Cuando hay paros, mi compromiso, por lealtad a la dependencia a la que sirvo es tratar de convencer al personal educativo para que trabajen, pierda lo menos días de clases posibles. Es un asunto de justicia a mi entender, porque los más perjudicados con estos eventos son los estudiantes, pues mientras que en los colegios están trabajando, ellos están recibiendo docencia a tiempo completo y de calidad, por las normas que rigen este tipo de institución, mientras que los que usan el servicio publico, a parte de que la mayoría de educadores no cumplen con lo que establece la Ley 66’97, también se le añaden las paralizaciones, clases perdidas que jamás se recuperan.
Por otro lado está el aumento de sueldo, el cual es también justo como demanda, debido a la situación de precariedad que viven los maestros sea o no por el manejo que se dan. A la de priorizar mi toma de decisión apegado a ética, termino optando por la calidad, que justo para los estudiantes, los mas perjudicados, dejándole saber que no estoy en contra de sus acciones, pero que los docentes no dejan de ir a su clases, lo que estudian todavía, que igual debiera estar incluida en su lucha también.
Martinez, E. (2008) dice en este sentido que “la toma de decisiones correctas están inclinada en el principio de justicia e igualdad”. Yo busco mantener mi lealtad a la Institución a la que sirvo, promover los compromisos que impliquen justicia, pero actuando siempre dentro de los límites establecidos y mis principios personales. La ética en el ejercicio de mi profesión para mí es sagrada, es mi compromiso actuar siempre apegado a los principios éticos morales que dirigen mis acciones a favorecer los actos de justicia y el bien común. En resumen, priorizo y equilibro las tomas de decisiones luego de reflexionar, tomando en cuenta que mis principios y la ética se encuentren equilibrados.
Principios que guían la conducta del practicante y líder
Los principios son declaraciones propias del ser humano, que apoyan su necesidad de desarrollo y felicidad. Los principios son universales y se los puede apreciar a lo largo de la historia de la humanidad. Son reglas o normas que orientan la acción de un ser humano. Se trata de normas de carácter general, máximamente universales. Estas máximas se convierten para las personas en reglas de vida que sienten, cuando está convencida de ellas, que son la vida misma y que si la violara o faltara, estaría faltando y traicionándose a si misma.
Cada persona debe regirse por principios que le permitan un mejor funcionamiento como persona y líder que identifique su conducta. Es como un sello personal, que va a permitir diferenciarse de otros, pero sobretodo actuar de acuerdo con lo que considera correcto.
En mi caso personal, los principios éticos que guían mi conducta son:
La autonomía, porque creo que cada persona adulta posee el derecho irrenunciable a determinar y conducir su vida por sí mismo, y no se le puede privar de vivir una vida plena y auto determinada. Al actuar se encuentra en una situación particular, única e irrepetible, que necesariamente influye en su acción, pero no necesariamente la determina. Que a las personas que estén en condiciones de decidir sobre sus metas personales se les respete su capacidad de autodeterminación.
Es de un buen líder respetar el derecho que tienen las personas de decidir por sí mismo sobre su futuro, sin coaccionar ningún tipo de libertad. También la protección de las personas cuya autonomía está menoscabada o disminuida, lo que requiere que a quienes sean dependientes o vulnerables se los proteja contra daños o abuso. Cuando veo que a alguien se les violan sus derechos o se están cometiendo abusos eso me hace poner pies y buscar la forma no de protección, sino más bien de poner en al individuo condiciones a que reclame sus derechos. La autonomía es uno de mis principios favorito.
La búsqueda del bien. Para mí es una obligación ética lograr los máximos beneficios posibles y de reducir al mínimo la posibilidad de daños e injusticias. Tengo como normas exigir el bienestar debe abarcar a todos por igual sin distinción. Los grupos a los que pertenezco, procuro siempre el bien común a través de la aplicación de proyectos que generen fondo, pero que también favorezcan a los más vulnerables y necesitados, aquellos que piensan que poco se acuerdan de ellos.
La no maleficencia. La persona tiene todo el derecho a no ser discriminada. No me importa que sea negro o blanco, para mi tiene el mismo derecho de ser persona, igual pasa con los homosexuales y lesbianas. Yo estoy consciente que esto se debe a ciertos tipos de conductas, eventos que lleva a la persona a buscar llenar un vacío con personas del mismo sexo, por eso no lo discrimino. No es un virus, no se pega. No me importa abrazar al mendigo o darle un beso a la anciana, siempre dentro del marco del respeto. Pretendo no hacer daño a nadie. Respeto y no discrimino, porque tampoco me gustaría que lo hagan conmigo o con un familiar. Nadie tiene razones para discriminar ni ser discriminado.
La justicia. Tengo como principio que los casos considerados similares se traten de manera similar y que los casos considerados diferentes se traten de tal forma que se reconozca la diferencia. Es un principio de la justicia a personas dependientes o vulnerables, que es parte de las reglas de la justicia distributiva. Esto así, porque considero que todas las personas tienen derecho a no ser discriminada por asunto cultural, ideológico, político, social o económico. El respeto a la diversidad es justicia
Referencias
Ayllon, J. (2004). Etica razonada. 4ta ed. Impresos Gráficas Anzos, S. L. España
Barquero, A. (2003). Etica Profesional. Editorial EUNED. Costa Rica.
Hildebrand, D. (2002) Etica. 3era ed. Ediciones Encuentro. Barcelona, España
Maliandi, R. (2006) Etica: Dilemas y convergencias. 3edicion. Editorial Biblos. Argentina
Martinez, E. (2008) Etica. 4ta ed. Impresora Cofás, S.A. Móstoles, Madrid
domingo, 29 de diciembre de 2019
Influencia de Las Relaciones de Padres-Madres e Hijos-Hijas en el Desarrollo Emocional de los Adolescentes
Influencia de Las Relaciones de Padres-Madres e Hijos-Hijas en el Desarrollo Emocional de los Adolescentes
2.2.1
Concepto de Relación Padres e hijos
Variados son los escritos y
conceptos utilizados para definir la relación padre e hijos. Cada autor da un
matiz diferente al tema, fundamentándose en una realidad diferente y
dependiendo el contenido de la obra donde lo define. Sin importar quien a quien
vaya dirigido es interesante ver como lo enfocan diferentes autores.
Mota, M. (2007) en su obra piscología infantil y adolescente define la relación
familiar como “la afinidad que tiene en el hogar y comprensión, donde la
conversación es honesta igual en el hablar alta urbanidad, con principios y
refinada educación”. Es el sentido de pertenencia que sienten los miembros por
la organización a la que pertenecen. Dependiendo de la altura de la misma es el
tipo de familia que se obtendrá, pues de ella depende el desarrollo emocional
de los hijos.
La relación que se da entre padres
e hijos representa el modelo para establecer las maneras como las personas
interactuarán con sus semejantes a lo largo de toda su vida. Las preferencias y
los rechazos son un fenómeno común en todo el género humano y la familia no es
una excepción. Un ser humano no puede controlar su vida afectiva de tal modo
que sus sentimientos por todos y cada uno de los miembros de su familia sean
exactamente iguales. Esto indica que las relaciones entre padre e hijos deben
manejarse dentro de un clima sano, en el que se eviten las pugnas o
competencias de cariño.
En el libro Adolescencia y familia
sana, Santana, G. (2008) plantea que “las relaciones padres e hijos es el
ambiente que se establecen entre los miembros de la familia”. Es decir, que en
cada familia se vive y participa de estas relaciones de una manera particular,
de ahí que cada una desarrolle unas peculiaridades propias que les diferencian
de otras familias. Estas relaciones tienen unas funciones educativas y
afectivas muy importantes, por lo que las relaciones interpersonales entre los
padres y los hijos influyen de manera positiva si esta relación familiar es
constructiva, pues propicia el desarrollo emocional adecuado de los hijos.
Las relaciones de los padres con
los hijos no deben ser rígidas ni frías. Estos deben estar orientados de cómo
reaccionar en el momento adecuado con la intensidad necesaria. El buen humor,
la serenidad, la paciencia, la exigencia, escuchar, dedicar tiempo, reconocer
sus limitaciones, destacar las virtudes, son elementos importantes para ganarse
la autoridad con nuestros hijos. Las relaciones entre padres e hijos son muy complejas.
Una alta carga emocional y una convivencia diaria. Se trata de una relación que
debe ir cambiando a medida que los hijos crecen, los padres no siempre saben
adaptarse e ir evolucionando al ritmo de las circunstancias.
2.2.2
Emociones. Conceptualización
Conseguir una definición
consensuada de las emociones es una tarea un poco complicada, debido a que
diversos autores presentan una concepción diferente, aunque al final pretenden
expresar lo mismo. Si es coinciden en que las emociones juegan un papel
fundamental en los procesos de salud de una persona. Una enfermedad se
desencadena por una determinada experiencia que genera una emoción particular
haciendo mención de las fobias o de los
trastornos mentales. También hay casos de epilepsia donde las emociones son una
causa imperante. Es por eso, que se hace necesario tomar en cuenta las
definiciones de diversos autores.
Davidoff, L (2004) afirma en su
libro Introducción a la Psicología, que las emociones están entendidas como “fenómenos
de raíz psico-fisiológica y, según los expertos, reflejan formas eficaces de
adaptación a diversos cambios ambientales”. Permiten, entonces, asumir los
cambios que considere necesario y que puede ser para bien, de un lado o para
mal, cuando se trata de conducta que vaya contra la moral.
Nadal, S. (2003), en su obra Vivir
un desarrollo Sano, define las emociones como “humores invisibles que dictan
las reglas de conducta social e individual y que previenen de los efectos
nocivos o benéficos de nuestros actos y pensamientos y explican la bondad de
las causas”. Si se toman las emociones desde este punto de vista, implica
entonces idealismo y lo relaciona con sentimiento de culpa, por dejar de hacer
algo que se pudo hacer y no se hizo. Indica entonces, que las emociones son
producidas por acciones propias del ser humano.
Peniche, M. (2006), en su libro De
la niñez a la adolescencia, citando a Sloman, considera que las emociones “son
procesos neuroquímicos y cognitivos relacionados con la arquitectura de la
mente, toma de decisiones, memoria, atención, percepción, imaginación, que han
sido perfeccionadas por el proceso de selección natural como respuesta a las
necesidades de supervivencia y reproducción”.
Para este autor, las emociones son frutos de las reacciones de la mente
y el conocimiento, hacienda alusión, a que las emociones pueden dares
dependiendo de las diferentes situaciones. La enfoca como un mecanismo de
defensa antes ante un evento.
Vikto, W (2003), dice en el libro Psicología de la Adolescencia, que
en el aspecto psicológico, “las emociones generan sobresaltos en el índice de
atención y aumentan el rango de diversas conductas en la jerarquía de
respuestas del individuo que las experimenta”. Permiten ordenar las respuestas
de diversas estructuras biológicas, incluyendo las expresiones faciales, la
voz, los músculos y el sistema endocrino, con el objetivo de definir un medio
interno adecuado para el comportamiento más óptimo. Conlleva a todo individuo a
establecer su posición respecto al entorno que lo rodea, siendo impulsada hacia
otras personas, objetos, acciones o ideas. Las emociones funcionan también como
una especie de depósito de influencias innatas y aprendidas.
Plantea el mismo autor, además, que
las emociones, como reacciones psicofisiológicas representan modos de
adaptación a ciertos estímulos del hombre cuando ve algo o una persona
importante para ellos. Psicológicamente, las emociones alteran la atención,
hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan
redes asociativas relevantes en la memoria. Fisiológicamente, las emociones
organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos,
incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del
Sistema Nervioso Autónomo y la del sistema endocrino, a fin de establecer un
medio interno óptimo para el comportamiento más efectivo.
En su obra Psicología, Levenson, B.
(2004) plantea que la “emoción es la variación profunda pero efímera del ánimo,
la cual puede ser agradable o penosa y presentarse junto a cierta conmoción
somática”. Podría decirse que las emociones sirven para establecer nuestra
posición con respecto al entorno e impulsan hacia ciertas personas, objetos,
acciones, ideas y nos alejan de otros. Actúan también como depósito de influencias
innatas y aprendidas y poseen ciertas características invariables y otras que
muestran cierta variación entre individuos, grupos y culturas.
Puede resumirse entonces que las
emociones se definen como el sentimiento o percepción de los elementos y
relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante
alguna función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye
reacciones de conducta como la agresividad, el llanto. Las emociones son materia
de estudio de la psicología, las neurociencias y más recientemente la
inteligencia artificial. Además las emociones están siempre en el ser humano,
solo que van cambiando dependiendo de la situación en que se encuentre el
sujeto. Si la persona esta alegre, pues sus emociones serán de satisfacción,
pero si la persona está triste o en problema, sus emociones expresarán
insatisfacción y angustia.
2.3
Desarrollo Emocional en Los Adolescentes
La adolescencia es una época
difícil. Muchos teóricos han examinado las agonías del desarrollo durante este
período de prueba. El desarrollo emocional en esta edad está relacionado con el
tipo de relación que tengan los padres y los hijos incluyendo ambiente
familiar. Es una etapa muy delicada y a la que debe ponérsele atención
especial, debido a que los sujetos están explorando buscando su identidad
Avilés, A. (2007) en su obra Adolescencia
controvertida, cita a Sigmund Freud, quien plantea
que “los cambios hormonales y físicos causan que los individuos de esta edad se
enfoquen en pensamientos sexuales”. La escuela, familia y otros factores que
han sido importantes hasta ese momento son desplazados por el sexo en la mente
del adolescente. En esta etapa, cualquier evento puede interferir en las
manifestaciones conductuales de los adolescentes, ya que es considerada una
frágil.
Acevedo (2009), en una publicación
de Adolescencia, asegura que “los adolescentes son cada vez más conscientes de
sus emociones a medida que crecen”. Desaparecen los miedos infantiles, las
crisis de irritabilidad con las rabietas y los brotes de cólera, y los llantos
inmotivados. Los cuadros depresivos y los cambios de humor también sufren una
evolución a la entrada de la adolescencia. La extraversión, aumenta con la edad
en ambos sexos. Asimismo, durante la adolescencia, las alteraciones del humor
se vuelven más comunes entre las niñas, observándose un marcado aumento del
malhumor en ellas, pero no en los varones. Y aquí empieza el interrogante del
porqué, en la vida adulta, la depresión es dos veces más común entre las
mujeres que entre los hombres.
2.4
Influencia de Las Relaciones de Padres-Madres e Hijos-Hijas en el Desarrollo
Emocional en Adolescentes
El ser humano no puede explorar y
dar significado a los fenómenos y hechos que se producen en el mundo ni a sí
mismo, si no es desde una cierta confianza básica que proporciona el afecto.
Tampoco puede conseguir su desarrollo equilibrado como persona si no es capaz
de tomar decisiones de forma segura y autónoma. Ambos aspectos: la seguridad
afectiva y la autonomía responsable, se fomentan y desarrollan en el seno del
núcleo familiar.
Los padres influyen en el sano o
mal desarrollo emocional de los hijos e hijas. Las fortalezas en las relaciones
familiares tienen sus resultados en la formación de las emociones de sus
vástagos, por lo que se hace necesario que la relación que estos establezcan
sea de calidad, para que favorezcan el sano desarrollo de los mismos. Si la forma de relacionarse es cálida,
entonces los hijos serán emocionalmente sanos, de lo contrario, podrán
desarrollar algún tipo de patología.
2.4.1
Comunicación en Las Familias y Desarrollo Emocional en Los Adolescentes
La comunicación entre los padres y
los hijos es un factor de gran importancia para el desarrollo sano. Este
elemento familiar debe darse desde el momento que el niño comienza a pronunciar
sus primeras palabras, debe a reforzarse al llegar al a adolescencia y no debe
terminar nunca. En base a este pensamiento, Pepinillo (2009), plantea en su
libro Psicología adolescentes que “la comunicación es uno de los procesos más
importantes y complejos que lleva a cabo el ser humano”. Por ello es importante
tomar conciencia y asumir el control de lo que se comunica para ser eficientes
y obtener el máximo de las personas y las situaciones. La comunicación va a
permitir que los padres tengan control de lo que hacen los hijos, por lo que se
hace necesario que ésta sea fluida, amena y dentro de un clima de respeto, de
modo que el retoño sienta confianza de hablar con sus procreadores.
Villar, J. (2008), en su obra Psicología
y familia, afirma que durante los años de la adolescencia, la comunicación
entre padres e hijos se hace más difícil, aun en las que existía una buena
relación durante la infancia. Son frecuentes las quejas de padres y madres por
la dificultad que tienen para dialogar con sus hijos. Esta mayor dificultad en
la comunicación es debida a la aparición de una serie de barreras de las que
son responsables tanto los padres como los hijos. Por una parte, las reservas
del adolescente para hablar con sus padres son debidas a su necesidad de
mantener la privacidad sobre sus asuntos personales.
De igual forma, Coleman, L. (2009) en su publicación de nombre Manejando mis emociones, plantea que el
deseo de mantener unas relaciones familiares más simétricas e igualitarias, va
a llevarle a discutir las ideas de los padres, a interrumpirles con más
frecuencia, a no estar de acuerdo con ellos. Los procreadores querrán seguir
manteniendo con sus hijos el mismo tipo de relación que tuvieron durante la
infancia, unos intercambios comunicativos más basados sermonear o en dar
órdenes que en un proceso real de comunicación en el que la escucha juega un
papel tan importante como la propia expresión de ideas.
Con frecuencia, los mensajes de los
padres están cargados de críticas y continuas referencias a los errores
cometidos por sus hijos, aspectos que hay que intentar evitar para conseguir
una comunicación más positiva. Aunque son muchos los temas que interesan y
preocupan a los adolescentes, precisamente son estos temas los que suelen pasar
a un segundo plano en la comunicación familiar, más centrada en cuestiones como
las tareas del hogar, el mundo académico o la forma de vestir del joven, que a
menudo pueden acabar en discusiones y conflictos. Padres y madres deben hacer
un esfuerzo por fomentar la comunicación con sus hijos.
2.4.1.1
Tipo de Comunicación en la Familia
De acuerdo a lo afirmado por Goldstein
(2003) en su obra la Inteligencia Emocional existen dos tipos de comunicación
que se da en la familia:
·
Verbal.
Esta comunicación se basa en el intercambio de ideas de forma verbal o escrita.
Es una de las más adecuadas para promover el sano desarrollo emocional de los
hijos, pues siempre habrá n emisor y un receptor. En este tipo de comunicación
los padres y los hijos tienen la oportunidad de expresarse en un clima de
confianza, sin perder la autoridad o su rol de padre o de hijos.
Proporciona al receptor un
conocimiento exacto de lo que se quiere decir, aunque tal conocimiento es
puramente intelectual, y muchas veces le falta algo para establecer una
verdadera relación interpersonal.
·
Comunicación
no verbal. Se expresa a través de gestos, postura
o caricatura sin decir una palabra. No se considera un tipo de comunicación
adecuada para el sano desarrollo emocional de los hijos, debido a que solo hay
una persona que envía el mensaje, sin darse el intercambio de ideas. La
comunicación no verbal se convierte en un mensaje mudo, por lo que el
adolescente puede llegar a sentirse cohibido de expresar lo que siente,
desatando en este un estado emocional no deseado.
Se centra en lo que se dice con
gestos o lenguaje corporal. Su base está en lo aprendido en las etapas
preverbales de la maduración antes de aprender a hablar, inflexiones de voz,
tono, ritmo, contacto de las manos, movimientos del rostro, expresión, ruidos.
Es una comunicación un poco más confusa que la verbal, por lo que necesita una
traducción según el contexto en que se dé. Con este tipo de comunicación los
padres deben tener cuidado, ya que puede provocar conflictos con sus hijos,
dependiendo de la edad de estos y del nivel de madurez. Muchos malentendidos en
las relaciones familiares se deben a una mala traducción del lenguaje
no-verbal.
2.4.1.2
Niveles de comunicación
Los
niveles de comunicación en la familia pueden ser:
·
Informativa.
En la que el padre de familia reúne a los miembros para informarles decisiones
que se han tomado sin el consenso de los demás. Es informativa, porque el
miembro hace su alocución sin permitir la participación de los hijos, lo que
provoca rabia interna en los vástagos, que muchas veces tienen que reprimir. Sólo
se dice lo que ha pasado. Simplemente se informa de lo que se ha visto, oído,
hecho. Es una comunicación tipo telediario, con la que nunca sabemos lo que la
información supone para quien habla.
·
Comunicación
racional. Se da la información y al mismo tiempo
se dan especulaciones, reflexiones personales, sobre la noticia dada. Es un
poco una comunicación formativa o manipulativa, porque junto al hecho que se
transmite se pretende actuar sobre el otro. En la familia se usa como vehículo
transmisor de pautas, valores o normas.
Nivel superficial
La
comunicación a nivel superficial caracteriza por:
·
La familia vive en la
misma casa.
·
Normalmente sus miembros
no coinciden en las comidas.
·
Padres e hijos a
veces ven juntos televisión pero no conversan sobre lo que hay en la pantalla.
·
El padre trabaja para
ganar dinero y dedica poco tiempo a la familia.
·
La madre tiene su
trabajo profesional y siempre está estresada y haciendo todo a mil en la
casa.
·
Los hijos tienden a
hacer lo que les parece.
·
Cuando hay diálogo
familiar, este gira en torno a generalidades.
·
Hay poco tiempo
disponible para los demás.
Nivel intermedio
Este
nivel de comunicación lo componen los hogares aparentemente unidos pero sin una
conexión real:
·
Se da un tipo de
comunicación más personal.
·
No se entrega la
intimidad. Se dan conceptos, opiniones.
·
Cada uno reserva su
territorio.
·
De vez en cuando los
miembros de la familia entablan conversaciones familiares, se da opiniones
personales y se manifiesta un cierto interés por los demás.
Comunicación emotiva (profunda). Se
transmite la información o los hechos, los sentimientos, afectos, emociones, estados de
ánimo. Es una comunicación más íntima, con la que se expresan sentimientos, se
gratifica, el otro conoce tus valores personales sobre lo que expresas, se
transmite qué nos hace sentir en un momento dado algo. En una familia este
último nivel supone una verdadera comunicación.
Este nivel se caracteriza por:
·
Son hogares plenos en
los que se hace vida de familia.
·
Generalmente,
comparten todos juntos una de las comidas del día.
·
Se da en hogares
felices en los que existe unión.
·
Suelen tener una
conversación familiar en la que se cuentan lo que han hecho en el día.
·
Se escuchan entre sí y
se ayudan mutuamente con sus opiniones y su colaboración.
·
Se producen
confidencias entre hermanos y padres.
La falta de niveles profundos de
comunicación familiar tiene efectos como, no saber qué quiere el otro, qué necesita,
qué busca, de qué es capaz, se produce pobreza emocional en el comportamiento,
falta de ternura expresada y sentida, búsqueda de tales gratificaciones en otro
lugar y todo ello de manera compulsiva. Es
importante para el buen desarrollo emocional de los hijos, porque le
enseña a agradecer, a resaltar cosas positivas y a sentirse valorado.
2.4.1.3
Estilo de Comunicación en la Familia
Cada familia es una realidad y por
ende, cada una está en su pleno derecho de elegir un tipo de comunicación. González,
F. (2009) en su libro Familia y Adolescencia plantea, que en
la familia pueden utilizarse diferentes estilos de comunicación. Cada una tiene
un propio estilo. Algunos facilitarán las relaciones con los miembros de la
familia, mientras que otros dificultarán la comunicación y el establecimiento
de un buen vínculo personal con ellos. Un adecuado estilo de comunicación es
necesario para que los padres y los hijos se comuniquen y establezcan un
ambiente de confianza. Entre los más comunes están:
- Comunicación
Asertiva. Es el estilo más natural, claro y
directo. Se utiliza por personas con autoestima y seguridad en ellos
mismos, que buscan en la comunicación plantear cuestiones que sean
satisfactorias para todos, sin recurrir a manipulaciones ni fingimiento.
Favorece el desarrollo sano de las emociones, pues se da en un clima de
toma y daca, lo que facilita que sea visto como un modo de expresión más
que de regaño.
- Comunicación
Agresiva.
Es el estilo propio del que busca conseguir sus objetivos, sin preocuparse
de la satisfacción del otro. En muchos casos utiliza estrategias como el
sentimiento de culpabilidad, intimidación o enfado. Es un estilo que no
favorece el sano desarrollo de las emociones, pues el hijo siempre se
siente acusado, llegando a creerse en cierto modo de que en verdad es
malo, buscando luego alternativas para poder complacer a los que los
padres les piden o buscando acabar con eso de la manera menos adecuada
- Comunicación
Pasiva.
Es el estilo utilizado por las personas que evitan la confrontación y
llamar la atención. Para ello responden de forma pasiva, sin implicarse en
el tema o mostrando conformidad con todo aquello que se plantea. El
silencio va creando en el causando malestar y al final estalla. Este
estilo no favorece el sano desarrollo de las emociones tampoco.
La comunicación influye de forma
directa e indirecta, así como de forma positiva o negativa en el desarrollo
emocional de los hijos. Los padres deben fomentar y promoverla desde la niñez,
de modo que se haga un hábito la familia. Los resultados serán bastantes
buenos, pues se evitaran ciertos tipos de reacciones, que solo, esta, aplicado
en un nivel profundo puede hacer que las cosas sean diferentes para el
bienestar de la salud familiar.
2.4.2.4
Actividades Fomentar la Comunicación Con Los Hijos Adolescentes
Hablar con hijos adolescentes no es
lo mismo que hacer con los niños. Muchas cosas cambian, pues como se dice, este
comienza a ver el mundo de otro color. Se dice así, para referirse a la etapa
de desarrollo por la que están pasando, la cual le hace sentir que su edad
puede ser igualada a la autoridad de los padres.
Prado, I. (2007), dice que para fomentar la comunicación con
los hijos, los padres deben:
·
Mostrar
verdadero interés por tu hijo. No conversar con él
sólo sobre los temas que le interesan solo a ti. Un verdadero interés significa
escuchar, hablar de nada y de todo, conocer sus intereses, compartir gustos,
aficiones, pasatiempos. De esta forma se le ocurrirán un gran número de ideas
para mantener conversaciones con él y podrá conversar con lo que a él realmente
le interesa: sus problemas, sus experiencias.
·
Aprender
a escuchar. No confundir escuchar con oír. A
escuchar se aprende y es algo que se debe practicar. La mayoría de los padres
hablan, advierten, dan consejos, prohíben, juzgan, pero rara vez escuchan.
Escuchar significa dejarlo todo para prestar atención, oír no solo con los
oídos sino también con los ojos, adivinar el mensaje que se esconde detrás de
las palabras.
Por tanto, para escuchar hay que
saber detenerse, aprender a poner la atención en el hijo. Mientras se está
escuchando al hijo no se debe interrumpir, mucho menos contradecirlo o juzgarlo
ya que se quebrantaría el clima de confianza que lo ayudará a salir de su
coraza y a entrar en él. Es importante cuando se habla con un hijo adolescente,
tener unos objetivos claros sobre el tipo de comunicación que deseas tener.
De esta forma será más fácil
reaccionar ante situaciones difíciles sin perder de vista lo que realmente te
interesa transmitir. Se debe controlar las emociones, algo un poco complicado
cuando se enfrentas a un hijo adolescente. Pero el adulto y debe poner mucho
empeño en mantener la serenidad. Si sientes que no puede controlar, es mejor
posponer la conversación hasta que la reactividad haya bajado.
2.5
Tiempo de Calidad en la Familia
Todo individuo demanda en algún
momento tiempo de calidad. Tener un espacio en el que se pueda compartir de
forma amena, debe estar siempre en los planes de una familia para que sea
funcional. Como organización, necesita tener un tiempo donde puedan salirse de
la rutina y sentirse aliados a los miembros de las mismas.
El tiempo de calidad hace
referencia al espacio dedicado para compartir con la familia, sin tener otros
elementos interruptores que entren en acción cuando esto pasa. Es el tiempo
dedicado para compartir con los miembros, el cual se aprovecha para hacer
ciertas actividades. Es importante que esto pase, pues la adolescencia es una
etapa del desarrollo que necesita mucho tiempo de los padres y las madres, el
tiempo bien usado para los mismos, permitirá conocer sus gustos, preferencias,
sentimientos y darle apoyo emocional.
Valeiron, K (2005) en su libro Psicología
de la familia, plantea que con el estilo de vida actual, los padres necesitan
pasar tiempo de calidad con sus hijos. Tiempo de calidad con ellos es
significativo tanto para el padre como para él. Pasar tiempo de calidad
significa darle atención incondicional, asegurándose de que los dos se conocen
y participando en las actividades que su niño realmente disfruta. Usted no
necesita una agenda diaria específica ni una actividad planeada. El tiempo de
calidad puede ser espontáneo y puede durar desde unos pocos minutos hasta
varias horas, dependiendo de la situación.
En la obra Adolescencia: una etapa
de indecisiones, Castillo, (2007) asegura que el tiempo de calidad incluye:
•
Conversar
Pasar tiempo hablando con los
hijos. Hablar acerca de cómo ha sido su día y el de él, lo que va a hacer, lo
que ve en la calle, lo que mira en la televisión, lo que quiere hacer, hablarle
de la niñez, de los parientes, juguetes. Escucharlo y hacerle muchas preguntas
de por qué y cómo. Permitirle al niño hablar de sí mismo y de lo que él quiere
hacer, de sus sentimientos y preocupaciones y de cómo se siente acerca de sí
mismo.
•
Leer
Leer junto a los hijos si son
adolescentes. Encuentre un libro apropiado para su edad, hacer que él lea.
Cuando hayan terminado, hablarle acerca de lo que acaban de leer y preguntarle
como se siente. Reserve un horario regular para leer.
•
Tiempo Tranquilo
Sentarse con él mientras mira la TV
o hace su tarea escolar o mientras se prepara para irse a la cama. Lo más
importante es pasar un tiempo tranquilo junto.
• La hora de Cenar
La hora de comer puede ser un
tiempo de reconexión para la familia. Puede ser un excelente momento para
hacerle preguntas, sin interrupción, sobre cómo ha pasado el día. Algunas cosas
para tener presente durante la cena:
Apague los teléfonos y la
televisión para asegurar tranquilidad y tiempo sin interrupciones.
Deje que cada niño tenga el mismo
tiempo para hablar de cómo le fue durante el día.
No interrumpirlos.
Hacer preguntas específicas.
Mantener la conversación clara; a
este punto evite discutir con ellos.
Contarle acerca de su día.
Hacer que la hora de la cena sea
agradable.
- Paseos
Planear viajes regulares al
zoológico, museos, parques, la biblioteca y otros lugares de interés. Permitirles
que participen en la planificación de los paseos para que sea también una
actividad de ellos.
- Juegos/Actividades
Averiguar qué juegos le gustan y
planificar tiempo para jugar vídeos, juegos de mesa, o rompecabezas. Enseñarles
los juegos que se jugaba cuando a esa edad. Volverse su compañero por un rato.
- Proyectos Especiales
Empieza un proyecto que puedan
trabajar y terminarlo juntos. Pensar en construir una casa de muñecas o una
jaula de pájaros, hacer reparaciones pequeñas o pintar la habitación. Considere
lo siguiente en la planificación de su proyecto especial:
¿Qué proyectos le gustaría hacer
con su hijo? ¿A que edad?
¿Qué conocimientos le gustaría
enseñarle a su niño?
Asegurarse que sea algo que los dos
quieran hacer.
Ponerse metas realistas. Tener en
cuenta la edad de su niño, sus habilidades, y el tiempo que es capaz de
mantener la atención.
Encontrar maneras de ayudar al hijo
a participar sin peligro para él.
Hacer un horario si va a ser más de
una sesión.
- Noche en Familia
Planificación de una noche familiar
a la semana. Podría ser una noche, una vez a la semana, en la que todos tengan una
experiencia significativa junta. Arreglar un día y hora específicos a la
semana, cada 2 semanas o al mes donde todos se comprometan a asistir.
Planifique actividades donde todos
puedan participar, como juegos de mesa o juego de cartas. Tenga en cuenta
proyectos de arte o haciendo una obra de teatro familiar para divertirse. Planificar
actividades al aire libre como caminar, ir de excursión, jugar a los bolos, o
ir al cine (seguido de una discusión familiar acerca de la película). Durante
los días festivos, puede hornear galletas o pastelitos.
·
Nada
demasiado estricto. Las noches familiares no son
tiempo para disciplina o conflictos. Hacerlas ligeras, divertidas e
interesantes.
·
Planes
entre todos las salidas
Organización de salidas cotidianas
como ir al cine, parque de diversiones, club, museo, zoológico o eventos
culturales. No tienen por qué ser largas vacaciones, si no tienes el tiempo
encárgate de planear aunque sea una salida especial al mes. Todos participan en
la organización, de esta forma, nadie la sentirá como una obligación, sino que
estarán mucho más motivados para llevarla a cabo. Anota en una lista cada una
de las propuestas y deja para más adelante las que no se pueden realizar hoy.
Invita a los abuelos a aquellas actividades que creas más acorde para que disfruten.
De esta forma, mes a mes, todos tendrán el lugar para proponer y, luego,
realizar en conjunto lo que más les gusta.
·
Que
sentarse a la mesa sea un momento especial
Comer no tiene por qué ser un
trámite mecánico y rápido, sino que puede convertirse en un evento social muy
grato. Tener en cuenta los gustos de todos y encargarse de que haya un día a la
semana en el que puedan disfrutar su plato favorito. Claro que no tienes por
qué hacerlo pueden distribuirse los días y, en grupos rotativos, deleitar al resto
de la familia con deliciosas sorpresas. Además, si te aseguras de apagar el
televisor, podrás generar un ambiente propicio para intercambiar las
experiencias del día transcurrido y los que están por venir. La sobremesa es un
excelente momento para conversar entre todos, solucionar problemas y armar
planes futuros.
·
Aventúrate
a probar nuevas actividades
Animarse a participar de las
actividades que más disfrutan los otros. De esta forma, tendrán un momento para
enseñar y aprender, y las experiencias compartidas serán enriquecedoras y
divertidas. Si los varones de la casa acostumbran a jugar al fútbol, por qué no
planificar un partido mixto donde todos participen. O bien, por qué no intentar
aprender juntos a tocar los instrumentos con los que los más chicos practican
en la escuela. Otra buena idea es aventurarse a realizar deportes novedosos que
todos comiencen a aprender desde cero. Las vacaciones son un buen momento para
probar con el esquí, el surf, el ciclismo o las cabalgatas.
·
Organiza
noches de juegos y de películas
¡Viernes o sábados, noche de
películas! Que cada integrante de la familia tenga asignado un día al mes para
proponer sus películas favoritas. Acepta los gustos de los demás y comparte los
tuyos. Así, lograrán comprenderse mucho mejor. Cuando quieran pasar una noche
diferente, propón un juego de mesa con premios y prendas para hacerlo más
entretenido. Se puede extender la invitación a los amigos de la familia para
que se renueve la energía y no se agote la diversión.
·
No
dejar de sorprender
Todo momento puede ser especial si
no se deja avasallar por la rutina. Sorprender a tu familia, contagias esa
energía y se logra que los demás reaccionen de la misma forma contigo. Elegir
un día que tengas tiempo, levántate 30 minutos antes y prepara un desayuno
diferente con dulces y música alegre, para que arranquen el día de la mejor
forma. Pasar a buscar a tu pareja por el trabajo y a los hijos por la escuela
y, sin avisarles con anterioridad, invítalos al teatro o al recital que estaban
esperando. Planear una fiesta sorpresa para celebrar un cumpleaños o una buena
calificación de la escuela. La lista es interminable y puedes llenarla con
todas las cosas que sólo tú sabes que traen felicidad al hogar. No hace falta
gastar dinero ni planear extensas vacaciones. Disfrutar de la familia puede ser
posible si, cotidianamente, acercas a ella con propuestas alegres y
motivadoras.
El tiempo con la familia es un
espacio maravilloso para sacarle beneficio múltiple. Permite tener control del
hijo en todos los sentidos. Es una forma de demostrarle el amor que siente por
ello y satisfacer una necesidad, dedicatoria de tiempo para estar con
ellos. Es mucho lo que se puede hacer y
sin ningún costo. Apagar el celular, elegir una buena película, ir al parque en
familia, renovará los lazos por mucho tiempo e influirá de forma positiva en
los hijos adolescente y en s desarrollo emocional.
2.6
Manifestaciones Psicoemocionales en Los adolescentes
A lo largo del tiempo se ha
realizado estudios para definir las emociones y la función que cumple cada una.
Existe un conjunto de emociones básicas, las cuales pueden manifestarse en los
individuos de forma visible y que de no tratarse a tiempo y adecuadamente,
puede convertirse en un trastorno. Dependiendo de la situación y del tipo de
personalidad, el individuo puede tener diferentes manifestaciones emocionales,
que lo pueden llevar a ver al psicólogo.
Goleman, D. (2007) escribió en su
libro Manejando mis emociones, que las manifestaciones emociones más comunes
son:
Miedo
o temor: Es una emoción caracterizada por un
intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de
un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se
deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en
los animales como en el ser humano.
Ira:
Es un estado emocional que puede abarcar desde una irritación menor hasta una
furia intensa. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento en las
pulsaciones, presión sanguínea y niveles de adrenalina, noradrenalina.
Tristeza:
Es una de las emociones básicas (no natales) del ser humano, junto con el
miedo, la ira, el asco, la alegría y la sorpresa. Estado afectivo provocado por
un decaimiento de la moral. Es la expresión del dolor afectivo mediante el
llanto, el rostro abatido, la falta de apetito.
Repugnancia:
Implica librarse o alejarse de un objeto contaminado, deterioro o echado a
perder. La función de esta es el rechazo.
Amenaza
y daño: Son los temas que unifican las
emociones de miedo, ira y repugnancia. Cuando se anticipan los malos
acontecimientos, sentimos miedo. En el afán por rechazar o combatir la amenaza
y el daño, sentimos repugnancia e ira. Una vez que la amenaza o daño ha
ocurrido, sentimos tristeza.
Interés:
Izard, M. (2005), afirma que esta es la emoción más común del funcionamiento
cotidiano de los seres humanos. Surgen en aquellas situaciones que involucran
las necesidades o el bienestar de la persona.
Alegría:
Revee, V (2004) afirma que los acontecimientos que provocan esta emoción
incluyen resultados deseables, como el éxito en una actividad o tarea, el logro
personal, el progreso hacia una meta, la obtención de lo que queremos, lograr
la estima, ganar respeto, recibir amor o afecto, temer una sorpresa maravillosa
o experimentar sensaciones placenteras.
Inclusión
y satisfacción motivacional: Estas unen las
emociones positivas de interés y alegría. Cuando uno se anticipa y prevé un
suceso benéfico, se siente interés conforme se excita el motivo. Una vez que el
suceso se materializa y el motivo se satisface, se experimenta alegría.
Bulimia.
El adolescente pasa todo el tiempo comiendo y siempre tiene hambre. Esto lo lleva a la
adquisición de sobre peso, lo que influye luego de forma negativa en el
desarrollo emocional.
Aislamiento
social. No comparte con nadie en la escuela ni
en el barrio. Siempre esta aislado y eso produce preocupación a la familia. Es
una persona totalmente callada y le gusta mantenerse lejos de todo el mundo.
Aislamiento
familiar. Si la familia sale, el prefiere quedarse
en casa. Normalmente llega de las clases, pero prefiere quedarse en la
habitación hasta que llegue la hora de ir a trabajar o hacer tarea. Nunca come
en la mesa con los demás.
Sobreestimación.
Se siente menos que todo el mundo. Tiene autoestima
por debajo de los demás. Siempre habla de por que le pasa lo peor, queriendo
cambiar la historia que se ha hecho en su cabeza. La sobreestimación se
convierte en una causa de suicidio.
Empobrecimiento
de la creatividad. Se limita solo a lo que tiene que
hacer. Es una persona poco creativa y la monotonía es una característica. Están
en una etapa con mucha dificultad para hacer cosas diferentes.
Dificultades
de concentración. No logran concentrarse en las
clases ni en los espacios donde están. En los estudios le va mal porque no
atienden y cuando llegan a casa no saben como hacer las tareas. El bajo
rendimiento preocupa a los padres, por lo que optan por llevarlo al psicólogo.
Fallo
de memoria. Como no se concentran, borran con
facilidad las cosas que ven u oyen. Esta es otra de las razones por la que
buscan ayuda psicológica. El adolescente recuerda muy poca cosas de lo que le
dicen, produciendo el enfado de los padres y de los docentes.
Idea
suicida. Planifican la muerte y hasta lo intentan.
Las personas más miedosa o de formación cristiana lo comentan, por lo que se
hace más fácil buscarle ayuda. En la ayuda psicológica la oportunidad para
superar las situaciones y poder seguir adelante.
Cuando las manifestaciones
psicológicas son positivas, el individuo mantiene una vida sana, activo en
todo, con autoestima alta. Cuando las manifestaciones son negativas, el
paciente corre el riesgo de hasta suicidarse, porque muchas veces se cansan de
estos sentimientos que lo mantienen prisionero, y como plantea el Dr. Dúnker,
pierden el sentido hasta de vivir.
Las manifestaciones emocionales se
convierten en una alarma que le dice a la familia que algo esta pasando con el
adolescente, por lo que se hace necesaria una observación constante, pues
cualquiera de estas manifestaciones emocionales, pueden llevar al sujeto a
cometer actor que quizás no quieran.
2.7
Relaciones Padres e Hijos adolescente
Rosales D. (2007), en su obra Psicología
positiva, plantea que el hogar moderno es conflictivo, sorpresivo y exigente. Los
tiempos se modernizan y os hijos corren a una velocidad increíble y los padres
deben agigantar el paso para alcanzarlo. Si no se actualizan tendrá problemas
para entenderlos y poder compartir con ellos. Ellos siempre son necesario,
importante y una persona única. En la unión de los padres debe atinarse muy
bien la selección, estar preparados, dar mucho afecto y adquirir paciencia.
La crianza de los hijos, ha sido
polémica en toda la historia, las teorías sobre como educarlos se modifican periódicamente
y ninguna asegura que no se sufran contratiempos, pues los esfuerzos se
diluyen. Cada padre tiene una forma particular o diferente de relacionarse con
sus retoños, creen conocer, la forma adecuada de manejarlos. Cada ser humano en
su desarrollo, va sufriendo las transformaciones de su comportamiento de
acuerdo al tiempo en que viva, y esencialmente por la capacidad de los padres
de educar, comprender al adolescente, para formar el futuro hombre o mujer, y estar
atento a los cambios morfológicos, sociales y culturales de la época y
adaptarlo a su patrón establecido.
2.7.1
Tipo de relación padres e hijos
Existen varios tipos de relaciones
entre padres e hijos. Esta va a depender del nivel de educación y madurez de
los mismos. Muchas veces se trae a la familia la forma de crianza de los
padres, lo que se convierte en un reciclaje de tradiciones. En vez de
favorecer, dependiendo del tipo, desfavorece y aleja más a los adolescentes de
los procreadores.
Avilés, J. (2006), en su libro Adolescencia
controvertida, afirma que los tipos de relaciones entre padres e hijos más
comunes son:
- Autoritaria. En
la que los padres manejan todo
en una sola dirección. Es un
tipo de relación muy cerrada, pues solo el padre habla. Los hijos se
enfadan porque nunca se le permite
expresarse. Los miembros de las familias con este tipo de relación sufren
de ira, depresión y son muy irritables.
- Permisiva. En
esta los hijos participan en igualdad con los padres. Se tutean uno a
otro, mayormente no le dicen papi o mami. Padres e hijos discuten en
igualdad de condiciones, mientras que los procreadores no tienen control
de lo que hacen sus hijos. Las adolescentes quedan embarazada en la casa y
entre todos mantienen la criatura. Los padres se convierten en abuelos de
madre soltera, sin ningún regaño. Es una relación totalmente disfuncional,
aunque para la familia que la vive es adecuada.
- Sobreprotectora. Este
tipo de relación no permite que el hijo se desarrolle por si solo. Siempre
lo llevan a dondequiera que vayan. Los adolescentes para ellos todavía son
niños, no aceptando que el crecimiento y la madurez se ha dado. Los padres
que usan este estilo de crianza no le dan la oportunidad de ser ellos y
hasta dicen que estos quieren sublevarse.
- Eficaz. Este
estilo de crianza es equilibrado. Los padres van creciendo al ritmo de los
hijos. Asumen la adolescencia como una etapa de crecimiento y de atención,
por lo que le dedican el tiempo suficiente. La comunicación entre estos es
funcional y le dan tiempo de calidad. Los hijos conocen sus deberes y
derecho, por lo que es más fácil tener una familia organizada y funcional,
cuando se usa este tipo de relación
familiar.
- Estilo autocrático. Los
padres se preocupan principalmente por imponer sus ideas y porque su hijo
acate su disciplina. Consecuencias: El adolescente carece de un ambiente
en el que ir responsabilizándose e independizándose.
- Estilo despreocupado. Los
padres optan por dejar hacer, concediendo un ilimitado margen de acción y
de decisión a su hijo. Consecuencias: No proporciona el tipo de apoyo que
necesita el adolescente, hay alto riesgo de que adopte conductas
peligrosas.
- Estilo equilibrado. Los
padres valoran la autonomía y la conducta responsable de sus hijos,
ejercen un control responsable sobre sus comportamientos y les manifiestan
un alto apoyo afectivo. Consecuencias: De este tipo de educación resulta
una adolescente autoconfiado, con alta autoestima e independencia.
2.7.3
Relación entre padres y adolescentes
La relación entre padres e hijos
adolescentes se constituye en una actividad de suma importancia a la hora de
ayudar a desarrollar sanamente a sus vástagos adolescentes. Vélez, W. (2007) en
su obra Adolescencia y familia, afirma que entrar en el mundo de los adultos
significa para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño. Es
un momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa decisiva de un
proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento. La crisis familiar
que sobrevive, es una etapa normal de desarrollo, no una tragedia, es necesaria
para la afirmación de la identidad del adolescente. Esta situación puede
agravarse por la actitud de los padres.
El adolescente no quiere ser como
determinados adultos, pero en cambio, elige a otros como ideales. Aparece la
necesidad de diferenciarse de los padres y del niño que ha sido hasta hace
poco. La pérdida que debe aceptar el adolescente al hacer el duelo por el
cuerpo es doble: la de su cuerpo de niño cuando los caracteres sexuales
secundarios lo ponen ante la evidencia de su nuevo status y la aparición de la
menstruación en la niña y el semen en el varón. Unos modelos inadecuados o la
constante exigencia grupal pueden dar lugar a actos peligrosos. Esta necesidad
de excesos se manifiesta en llegar de madrugada, consumir alcohol más allá de
lo conveniente, etc.
Ramírez, P (2010) dice en su libro Educando
hijos sanos, que este proceso de la vida, cuyo sino es el desprendimiento
definitivo de la infancia, tiene sobre los padres una influencia no bien
valorada hasta hoy. El adolescente provoca una verdadera revolución en su medio
familiar y social, y esto crea un problema generacional no siempre bien
resuelto. Los padres tienen que desprenderse del hijo niño y evolucionar hacia
una relación con el hijo adulto, lo que impone muchas renuncias de su parte. Al
perderse para siempre el cuerpo de su hijo niño, se ve enfrentado con la
aceptación del devenir, del envejecimiento y de la muerte.
Debe abandonar la imagen idealizada
de si mismo que su hijo ha creado y en la que él se ha instalado. Ahora ya no
podrá funcionar como líder o ídolo y deberá aceptar una relación llena de
ambivalencias y de críticas. Al mismo tiempo, la capacidad y los logros
crecientes del hijo lo obligan a enfrentarse con sus propias capacidades y a
evaluar sus logros y fracasos.
Connolly, J. (2008) cree que hay
tres elementos básicos en el adulto que hacen conflictiva la relación padre -
adolescente: los padres generalmente, consideran a sus hijos una prolongación
de si mismos. Intentan hacer adoptar al adolescente la conducta que a ellos les
agrada, y si ese deseo no se cumple los padres se sienten ofendidos. Están
convencidos de que intentan cambiar al joven por su propio bien, pero
inconscientemente buscan que su hijo responda al ideal que ellos marcan.
El hijo representa a un ser con
múltiples posibilidades para su futuro. Ven al adolescente como una posibilidad
real para cumplir metas e ideales que ellos no alcanzaron. Para el adulto, es
muy tentador descalificar la irritabilidad y los cambios de ánimo como problemas
hormonales, pero no se limitan a ello. Las adolescentes jóvenes reservan sus
conflictos para el padre con que pasan más tiempo y del que más necesitan
independizarse, y en general se trata de la madre.
En desprecio que el adolescente
muestra frente al adulto es, una defensa para eludir la depresión que le impone
el desprendimiento de sus partes infantiles, pero es también un juicio de valor
que debe respetarse. Además, la des idealización de las figuras parentales lo
sume en el más profundo desamparo. Este dolor es poco percibido por los padres,
que suelen encerrarse en una actitud de resentimiento y refuerzo de la
autoridad, actitud que hace aun más difícil este proceso.
En la adolescencia, una voluntad
biológica va imponiendo un cambio, y el niño y sus padres deben aceptar la
prueba de realidad de que el cuerpo infantil esta perdiéndose para siempre. Ni
el niño ni sus padres podrán recuperar ese cuerpo aunque pretendan negarlo
psicológicamente. El adulto se aferra a su mundo de valores que con triste
frecuencia es el producto de un fracaso interno y de un refugio en logros
típicos de nuestra sociedad alienada. El adolescente defiende sus valores y
desprecia los que quiere imponerle el adulto, más aún, los siente como una
trampa de la cual necesita escapar.
Dolo, P. (2009) en su libro Familia
y sociedad plantea que el conflicto generacional no se da como antes: los
jóvenes no se enfrentan con los adultos, huyen. La desidealización de las
figuras paternales lo sume en el más terrible desamparo. El adolescente
defiende sus valores y desprecia los impuestos. Esto es lo que muchas veces se
puede observar en la escuela cuando el padre trata de ayudar a su hijo
adolescente en las tareas escolares, cuando quiere acompañarlo en sus estudios.
El adolescente siente una invasión en su privacidad, de la cual quiere huir
para lograr una total independencia de sus padres.
Su hostilidad frente a los padres y
al mundo en general se expresa en su desconfianza, en la idea de no ser
comprendido, en su rechazo de la realidad. Susceptibilidad y deseos, exige y
necesita vigilancia y dependencia, pero sin transición surge en él un rechazo
al contacto con los padres y la necesidad de independencia y de huir de ellos.
La calidad del proceso de maduración y crecimiento de los primeros años, la
estabilidad en los afecto, el monto de gratificación y frustración y la gradual
adaptación a las exigencias ambientales van a marcar la intensidad y gravedad
de estos conflictos.
Los adolescentes buscan logros y
encuentran satisfacciones en ellos. Si estos logros son desestimados por los
padres y por la sociedad, surgen en él sentimientos y rechazos. Pero el diálogo
del adulto con el joven no puede iniciarse en este período, debe ser algo que
ha ido aconteciendo desde el nacimiento; si no es así, el adolescente no se
acerca a los adultos. A más presión parental, a más incomprensión frente al
cambio, el adolescente reacciona con más violencia por desesperación y
desgraciadamente es en este momento decisivo de la crisis adolescente cuando los
padres recurren por lo general, a dos medios de coacción: el dinero y la
libertad.
Son tres las exigencias básicas de
libertad que plantea el adolescente de ambos sexos a sus padres: la libertad en
salidas y horarios, la libertad de defender una ideología y la libertad de
vivir un amor y un trabajo. De estas tres exigencias los padres parecen
ocuparse en especial de la primera: la libertad en las salidas y horarios; pero
más profundamente este control sobre las salidas y horarios significa el
control sobre las otras libertades: la ideología, el amor y el trabajo. Cuando
los padres responden ante la demanda de libertad restringiendo las salidas o
utilizando la dependencia económica “cortando los víveres”, es que hubo algo
mal llevado en la educación anterior y los padres se declaran vencidos. Si el
diálogo no se ha establecido es muy difícil que en el momento de la
adolescencia halle una comprensión entre los padres y los hijos.
Los padres necesitarían saber que
en la adolescencia temprana mujeres y varones pasan por un período de profunda
dependencia donde necesitan de ellos tanto o más que cuando eran bebés; y es
necesario que ellos mismos vayan viviendo el desprendimiento del hijo
otorgándole la libertad y el mantenimiento de la dependencia madura. Para hacer
estos tanteos es necesario dar libertad, y para ellos hay dos caminos: dar una
libertad sin límites, que es lo mismo que abandonar a un hijo; o dar una
libertad con límites, que impone cuidados, cautela, observación, contacto
afectivo permanente, diálogo, para ir siguiendo paso a paso la evolución de las
necesidades y de los cambios en el hijo.
Es el mundo adulto el que no tolera
los cambios de conducta del adolescente, el que no acepta que el adolescente
pueda tener identidades ocasionales, transitorias, circunstanciales como hemos
descrito anteriormente, y exige de el una identidad adulta, que por supuesto no
tiene porque tener. Padres y maestros se sorprenden ante los adolescentes por
sus actitudes y respuestas que oscilan entre lo esperado en el comportamiento
infantil y los tonos de una madurez que empiezan a vislumbrarse en sus juicios
y opiniones críticas.
Muchas veces les enoja su rebeldía
y les inspira ternura su desamparo, y ellos mismos les producen una mezcla de
sentimientos y confunden sus pensamientos. El contacto con los adolescentes
revitaliza a los adultos, ya que su energía es contagiosa y porque los conecta
con sus recuerdos y vivencias significativos. Convivir con ellos, vivir para
ellos, no es un reto fácil, pero sí fascinante, pareciera una aventura de
reencuentro consigo mismo.
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