viernes, 25 de octubre de 2019

Patrones de crianza e incidencia en la familia de adictos a sustancias psicoactivas

Patrones de crianza e incidencia en la familia de adictos a sustancias psicoactivas.



1.2 Sustancia psicoactiva. Definición.

Álvarez, A. (2006), define las drogas “como sustancias naturales o artificiales que alteran las artificiales que alteran las emociones y percepciones de las emociones y percepciones del sujeto que las consume”. Si su uso sujeto que las consume. Si su uso se prolonga, el resultado se prolonga, el resultado es la disminución progresiva de su disminución progresiva de sus efectos ante dosis iguales efectos ante dosis iguales sucesivas. Toda sustancia química de origen natural o sintético que al introducirse por cualquier vía (oral-nasal-intramuscular-intravenosa) ejerce un efecto sobre el sistema nervioso central (SNC), compuesto por el cerebro y la médula espinal, de los organismos vivos.

De acuerdo a Caraballada, A. (2001), “estas sustancias son capaces de inhibir el dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones”. Es aquella sustancia que al ser introducida en el organismo modifica algunas funciones del sistema nervioso central, y esto provoca un efecto sobre la mente y la conducta (efecto psicoactivo). Sustancia (química o natural) que introducida en un organismo vivo por cualquier vía (inhalación, ingestión, intramuscular, endovenosa), es capaz de actuar sobre el sistema nervioso central, provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación de nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir, capaz de cambiar el comportamiento de la persona. Son sustancias químicas que modifican el estado de ánimo, las percepciones, el funcionamiento mental y/o la conducta de los sujetos. 

2.3 Clasificación de las drogas según su acción sobre el sistema nervioso

           De acuerdo a Reginato, S. (1999), existen múltiples tipos de drogas, pero la más conocida son:
 Drogas legales: 
a)      Alcohol,
b)      Tabaco (con algunas restricciones legales)
c)      Fármacos con prescripción médica
d)     Pegamentos y solventes de uso doméstico o industrial.

Drogas ilegales: 
a)      Marihuana
b)       Hashish,
c)       Cocaína
d)     Paco
e)      Heroína
f)       LSD
g)      Éxtasis
h)      Medicamentos sin prescripción médica.

  • Depresores: retardan la conducta y el pensamiento al lentificar los impulsos nerviosos. Se incluyen: 
i)        Alcohol
j)        Barbitúricos o sedantes
k)      Tranquilizantes
l)        Opiáceos.
m)    Terokal
n)      Alcohol
o)      Marihuana
p)      Opio
q)      Heroína Morfina
r)       Analgésicos
·         Drogas estimulantes.
Según Boga, M. (2003), “este tipo de droga se llama así porque estimulan el SNC, incrementando temporalmente el estado de alerta mental y reduciendo la fatiga física, activando al individuo (SN simpático)”. Se incluyen 
  • Anfetaminas
  • Cocaína
  • Cafeína
  •  Nicotina.

·         Derivados de la hoja de la coca:
·         El clorhidrato de cocaína, que resulta de procesar el alcaloide cocaína contenido en las hojas de la coca mediante, principalmente, el ácido sulfúrico. Resulta un polvo blanco o incoloro que se inhala o se inyecta, pero que no se fuma por el calor de neutraliza.

Ricard, T. (2001) la califica “como un psicoestimulante traicionero, por que su actuación es aparentemente inocua, porque sus efectos son encubiertos, imperceptibles, lentos, silenciosos, a largo plazo, acumulativos, al final mortales, razón por la cual los consumidores lo consideran no dañino y creen que les ayuda a funcionar mejor”. Dentro de ellas, hace mención de:
·         La bola rápido. Es el clorhidrato de cocaína mezclada con otra droga poderosa, la heroína, que dan por resultado un producto sumamente dañino.
·         La pasta de coca llamada también pasta básica bazuca. Es una droga seductora, conocida como crack, según los diversos países. Es un subproducto o producto intermedio en el proceso de refinación del clorhidrato de cocaína, producto impuro, muy tóxico, que se obtiene de tratar la hoja de la coca por una serie de sustancias químicas .Es una pasta de olor fuerte característico y desagradable, que se fuma mezclada con otras drogas que son el tabaco y la marihuana.

·         El Ice, que es la metanfetamina, es una nueva droga producida sintéticamente, no requiere ninguna materia prima natural para su elaboración. Es un potente estimulante con efectos indistinguibles de los del clorhidrato de cocaína.

·         La Cafeína contenida en la planta del café, del te, en la cola y en otros productos como el chocolate y los analgésicos. Es un estimulante suave que crea dependencia. Genera insomnio, inquietud, excitación y con su abuso, tensión muscular, taquicardia, extrasístoles, respiración acelerada y a veces hasta delirios y perturbaciones sensoriales.

·         El Khat, producto obtenido de la planta Catha Edulis, que es un arbusto. Estas drogas estimulantes provocan euforia pasajera, insomnio, locuacidad, extroversión dilatación de las pupilas, taquicardia y alucinaciones y en dosis mayores, fiebre, vómitos, convulsiones, espasmos, represión respiratoria, visiones horrendas que persisten aun después de dejar de consumirlas.

·         Delirio, para cardiaco y muerte.

·         Drogas alucinógenas
Derivan de la planta Cannabis Sativa:

·         La Marihuana o Macuña. hoja verdosa que picada se aparece al tabaco y crece en todo el mundo. Se presenta también bajo la forma de flores pequeñas, tallitos y semillas, cuyo componente activo es el Tetrahidrocanabinel. No es una droga benigna, ni tampoco la primera que consumen los adictos como generalmente se le trata de presentar porque ya antes consumido alcohol y tabaco.

·         El Hachís, que se obtiene de todas las partes de la marihuana, especialmente de sus flores .Es mucho más potente, sustancia resinosa, de color oscuro que se fuma o se toma con alguna bebida o con dulces.

·         La Mezcalina o Peyote, derivada de los capullos de la planta del cacto, que se presenta bajo la forma de polvo.

·         El Acido Lisérgico o L.S.D. o simplemente ácido, derivada del hongo que ataca a los granos del cornezuelo de centeno y el trigo.

·         La Silecibina.

Para Kozel, N. (2000), “estas drogas alucinógenas tienen un efecto individual, como todas las drogas psicotrópicas, que dependen de la personalidad y de la sensibilidad del usuario, de su estado de ánimo, de su aptitud mental, de su ambiente y de la dosis”. Distorsionan o intensifican la percepción de la realidad objetiva, disminuyen la capacidad de distinguir entre la realidad y la fantasía, alteran la noción de dirección, de distancia, y objetividad, cambian la proporción de todo; magnifican las sensaciones visuales, gustativas, táctiles y objetivas embotan la atención, dilatan las pupilas y causa fotofobia, desasosiego e insomnio. Disminuyen la capacidad de visión y razonamiento lúcido, de advertir peligros y evitar accidente .Provocan alucinaciones, ideas de persecución, credulidad ingenua, infidelidad, agresividad, severas pérdidas de peso, así como derrames cerebrales, ataque cardiacos, impotencia sexual.

Disminuyen la inteligencia, la concentración y la capacidad de estudio. Puede presentarse interrupciones del embarazo, esterilidad y alteración de los genes, pudiendo engendrarse hijos defectuosos. Debilitan la defensa inmunizadora contra las enfermedades, aumenta el riesgo de contraer cáncer y si inadvertidamente se inyectas con jeringas hipodérmicas no estériles, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)  les ronda.

·         Drogas delirantes
Los Inhalantes y Solventes Volátiles, productos sintéticos obtenidos de los derivados del petróleo , de uso medico , industriales o artístico como el tetra cloruro de carbono, el Terocal o cola de pegar, la gasolina de alto octanaje, el tolueno, así como también el éter, el cloroformo, el floutane, el trileno, anestésicos de uso médico, y la acetona, algunos aerosoles y lacas que emiten vapores que se inhalan y el Nitrito de Amilo líquido amarillento que se presenta en ampollas forradas en tela recetadas para aliviar los ataques al corazón.

Las drogas delirantes producen una embriaguez pasajero, delirios, desvaríos, alucinaciones, confusiones mentales, trastorno de la memoria, irritabilidad, agresividad, irritación conjuntival, secreción nasal, diplopía o visión doble, sueños muy reales, somnolencia, sopor, sensación de desplazamiento, mareos, complicaciones orgánicas, graves, paro respiratorio y muerte súbita. Por su fácil alcance y bajo costo, algunos son utilizados como pegamento de uso común y usado por muchos niños, algunos abandonados, niños de la calle, razón por la que a esta intoxicación se le llama también la adicción de los pobres.

Todas estas drogas se clasifican a su vez en:
·         Naturales, las de origen vegetal.
·         Sintéticas, las preparadas químicamente.
·         Psicotrópicas, las que tiene acción sobre el siquismo, entre las cuales están los psicofármacos.
·         Lícitas, las socialmente permitidas.
·         Ilícitas, las prohibidades por la ley.
·         Adictivas, las que crean lenta o rápida adicción.

De acuerdo a Marín, G. (2003)  “esta revisión de las principales drogas psicotrópicas y sus efectos, no se encuentran ninguna que cause algún beneficio para la salud, que no sean las usadas exclusivamente con fines médicos y en la dosificación exacta porque todas ellas actúan principalmente sobre la conducta reside en el cerebro”. Los usuarios que consumen este tipo de droga falsamente se creen muy seguros de poder dejar de consumirlas a su voluntad y generalmente se exceden llegando por lo menos, uno de cada diez de ellos, a ser adictas sostenidos, lo que lógicamente acelera su final.

Y es que ellos pretenden ignorar que existe en nuestro cerebro una vulnerabilidad genética particular variable que retrasará o adelantará la dependencia , pero que, de todos modos, llegará y esto, sin considerar que si no usan balanza para poder medir los milagros precisos por consumir, como seria menester ante drogas de alta pureza, el riesgo que corren es mortal. Otro problema más que enfrentan estos mismos usuarios es que como casi siempre junto con el consumo de su droga favorita, consumen también alcohol, utilizan otra dosis de su droga favorita para borrar las huellas del alcohol, para despejarse y para que se le pasen los estragos del alcohol, valiéndose para ello de esta trágica virtud que poseen estas sustancias.

Es por esta razón que equivocadamente los que no usan drogas no encuentran a veces en ellos los daños que tanto se pregonan. Es que la juventud, que ignora este contrasentido, ve con gran duda, con asombro y hasta con desconcierto cómo estas personas, sin mostrar ningún aparente efecto, se desenvuelven en sus ocupaciones habituales, dando lugar a que equivocadamente piensen que ese es su problema.

La sustancia que pueden provocar un abuso habitual van desde especies utilizados como razonadores así como flores, raíces hongos, hasta droga de uso exclusivo. Todas aquellas sustancias que intencionalmente tiene importancia para el pacto social que su uso provoca. Las drogas se pueden clasificarse de las siguientes maneras:

2.4 Patrones de Crianza

Se acuerdo a  Betancourt, M. (2003)  “el estilo de crianza es el conjunto de conductas que son comunicadas al niño y que también causan un clima emocional en el cual la conducta parental se expresa”. Es la forma en la que ha sido analizada la interacción entre padres e hijos. Estas  incluyen tanto las conductas en las cuales los padres representan sus prácticas parentales, así como las conductas no verbales también como son: gestos, cambios en el tono de la voz, o las expresiones emocionales espontaneas.

Para Velásquez, L. (1995), existen tres tipos de patrones de crianza:

  • Autoritario.
Que se caracteriza por el excesivo control y la restricción de la autonomía del hijo, así como por el valor de la obediencia y el castigo. El estilo crianza de este tipo hace al sujeto violento.

Dúnker, J (2007) plantea “que cuando el niño es víctima de maltrato, da como resultado un niño miedoso. Este niño se hace joven con un sentimiento de miedo, provocando que siempre esté listo para defenderse, respondiendo con violencia a todo evento y situación, ya que con sus maltratadores ni puede hacerlo, lo pone en práctica en el ambiente en el que se desarrolla.

 Coleman, J. (2003)  afirma “que el individuo que ha sido maltratado cuando pequeño, crece con la sensación que todo es violencia, por lo que siempre está listo para defenderse”. Cuando ha sido testigos de actos violentos en la casa, en el barrio, en la escuela, se convierte esto en un estimulante productor de violencia en el niño que será algún día joven y por ende adulto. Es por eso que se propone a los padres no resolver ni discutir sus diferencias delante de los niños, porque esto puede traer consecuencia en la conducta futura, lo que podría causar dolor de cabeza a los padres en el futuro.

  • Permisivo.
Que se caracteriza por la ausencia de control de los hijos y la concesión total de autonomía, siempre que no se ponga en peligro la supervivencia del hijo. Esto provoca que el sujeto se crie con un sentido poco valorativo de la vergüenza, sin importarle lo que digan los demás. En el estilo permisivo, no se corrige ni se le advierte ciertos peligros, porque no importa tanto al sistema.

De acuerdo a Dúnker, J. (2007)  “los hijos criado con este estilo, son persona que actúan sin ninguna repugnancia por las cosas prohibida por la sociedad”. En este estilo los padres son tolerantes y aceptan los impulsos de los niños, usando un pequeño castigo como posible, haciendo pocas o nulas restricciones en la conducta de los hijos, permitiendo un buen control de la emociones  para los niños y así  tomar sus propias decisiones y regir actividades tanto como sea posible, con bajas demandas de control de impulsos para su maduración.

Estos padres son poco exigentes al atender las necesidades de sus hijos tienen una actitud tolerante a los impulsos de los hijos, no dirigen y usan muy poco el castigo como medida disciplinaria, establecen pocas reglas de comportamiento y son afectuosos con sus hijos. Estos padres no tratan de controlarlos mediante el ejercicio del poder que viene de su autoridad, fuerza física. Posición o capacidad de conceder o limitar recompensas, sino que en ocasiones apelan a la razón del niño, se sitúa en un punto intermedio entre los dos estilos anteriores, de modo que los padres intentan controlar la conducta de sus hijos a través de la reflexión y el diálogo, en lugar de la imposición y conceden una autonomía supervisada a los hijos. Con este estilo de crianza, él ordena y el resto obedece, el padre es el amo y señor de su casa, necesita valorarse y que valoren sus acciones, saber que cuenta con él, el  reconocimiento  de los demás, está muy orgulloso de lo bien que funciona todo.

El padre se siente Satisfecho por el orden, distanciado de  los demás, atrapado porque en algún momento le gustaría no tener que mandar, pero desconcertado por momento,  cuando entiende que lo que él llama respeto es que en realidad es miedo. El hijo se siente protegido contra las agresiones externas, pero teme a su padre o madre, se torna vigilante y controlador, teme toda manifestación de autoridad, tiene sentimientos de rebeldía cólera, frustración.

2.5 Características de Los Hijos Con Padres Permisivos.

Los hijos que crecen en este tipo de familias tienen características como:
  • Falta de control de impulsos
  • Autoconfianza,
  • Agresivos e inmaduros para su edad,
  • Con pocas habilidades sociales y cognitivas;
  • Una carencia de responsabilidad
  • Independencia.

  • Estilo Democrático.
Estos padres respetan la individualidad del niño aunque hacen énfasis en los valores sociales. Dirigen las actividades de sus hijos de un modo racional. Respetan los intereses, las opiniones y la personalidad de sus hijos, aunque también los guían. Son cariñosos y respetan las decisiones independientes de sus hijos, aunque se muestran firmes para mantener las normas e imponen castigos limitados. Explican a los hijos los motivos de sus opiniones o de las normas y favorecen el intercambio de opiniones.

En esta forma de crianza se busca que firmeza y la coherencia sean las bases en las que se funde cualquier acto de crianza en el hogar y en el aula. En Este ambiente el niño es tomado en cuenta para el establecimiento de reglas e incluso en el momento de aplicar castigos; los padres y maestros no son excesivamente responsables de la conducta de los hijos, sino que buscan, a través de la aplicación de normas que ellos se regulen a sí mismos. Por supuesto que Este estilo de crianza provoca en el hijo o en el alumno sentimientos de adecuación y confianza muy beneficiosos para su desarrollo integral.  

a)      Estilo de Crianza Violento.
Puede ser una derivación del estilo de crianza autoritario, en donde la imposición se basa en la violencia; se busca educar al niño en base al uso de agresividad tanto física como psicológica. Es común que en este ambiente el niño viva aterrorizado y que muy pronto, a manera de defenderse de este ambiente tan hostil, él mismo aprenda a ser violento cuando se sienta amenazado, de tal manera que se perpetué la cadena.

b)     Estilo de Crianza Sobre-protector.
Puede ser una derivación del estilo de crianza permisivo. En esta forma de crianza los padres y los profesores buscan que sus hijos y/o alumnos no pasen por los mismos problemas y privaciones que ellos pasaron de chicos, protegiéndolos de todo lo que a su ver representa un peligro o problema para el niño. Por supuesto que crean hijos dependientes e inseguros, incapaces de desarrollarse en plenitud en su medio ambiente.

  • Otros Estilos de Crianza
Algunas de esta estipologías son muy recientes, distingue cuatro estilos parentales de socialización en función de dos dimensiones: implicación/aceptación y coerción/imposición. Los padres con altos niveles de implicación/aceptación muestran afecto y cariño a su hijo cuando se comporta adecuadamente y, en caso de que su conducta no sea la correcta, tratan de dialogar y razonar con él acerca de lo poco adecuado de su comportamiento. Por el contrario, los padres con bajos niveles de implicación/aceptación suelen mostrar indiferencia ante las conductas adecuadas de sus hijos y, cuando la conducta es inadecuada, no razonan con ellos ni les expresan sus opiniones o juicios, de modo que son padres muy poco implicados con sus hijos, tanto si su comportamiento es correcto como si no lo es.

2.6 Familia y disciplina

En las familias con hijos adolescentes, los padres se ven en la necesidad de modificar las normas y reglas familiares utilizadas hasta ese momento. En esta etapa evolutiva resulta mucho más adecuado, como negociar con el hijo el grado de supervisión y control ejercido por los padres dentro de un marco de afecto y apoyo, que utilizar la autoridad unilateral. Estas son precisamente algunas de las características de los hogares democráticos que han sido consideradas por muchos profesionales como las fuentes más importantes de bienestar y ajuste en la adolescencia, es decir, el balance entre el control y la autonomía del hijo, y la negociación y los intercambios comunicativos entre padres e hijos con calidez y afecto

López, E. (2002), plantea que en la infancia, la relación paterno-filial es mucho más asimétrica, de modo que los padres utilizan su poder y autoridad para imponer sus estándares, el hijo reconoce esta autoridad en sus padres y ajusta su conducta a lo que éstos consideran como correcto e incorrecto. Esto entonces lleva a que, a medida que los hijos entran en la adolescencia, las relaciones familiares se transforman y es necesario pasar de la autoridad unilateral paterna a la comunicación cooperativa con el hijo. Debe haber entonces, mayor reciprocidad, menos diferencias de poder, y más comunicación, como elementos clave para facilitar la formación y el desarrollo del hijo adolescente.

De acuerdo a Franco, G. (2001) en este proceso de formación y desarrollo, el adolescente hace una demanda creciente de autonomía que deviene en ocasiones en conflictos familiares. Por un lado, surgen desacuerdos en cuestiones sobre las que los padres quieren seguir ejerciendo control porque entienden que los hijos no son todavía lo suficientemente maduros como para tomar elecciones razonadas; sin embargo, los adolescentes consideran que estos temas les conciernen directamente, como es el caso de las salidas nocturnas o las amistades. Por otro lado, surgen conflictos debido a que los padres esperan una mayor autonomía del adolescente en cuestiones tales como mantener la habitación ordenada o hacer las actividades escolares, mientras que los hijos, en muchas ocasiones, no conceden importancia a estas tareas. Normalmente, estos últimos conflictos se reducen a quejas recurrentes de los padres que, finalmente, suelen ser atendidas por los hijos.

Así pues, en numerosas ocasiones el conflicto entre padres e hijos no es más que una consecuencia asociada a la búsqueda del adolescente de una mayor libertad para tomar sus propias decisiones, junto con la percepción de que esta libertad está amenazada por los padres. Además, la existencia de estos conflictos familiares debe considerarse como algo natural que no necesariamente minará las relaciones entre padres e hijos, ya que su efecto dependerá de la intimidad, el afecto y el grado de comunicación que exista entre los miembros de la familia

De hecho, la existencia de conflictos no es síntoma de problemas y disfunciones familiares, sino que en realidad, cierto grado de conflicto puede resultar positivo en la medida en que ayuda al adolescente a lograr importantes cambios en los roles y relaciones en la familia. En este sentido, el conflicto puede suponer una buena oportunidad para que los padres evalúen y revisen sus propias creencias, para modificar si fuesen necesarias las normas de interacción entre los miembros de la familia, así como para que todos muestren comprensión, respeto y aceptación por las opiniones de los demás.

Además, el conflicto resultará funcional dependiendo del contexto en el que surja, de los comportamientos de ambas partes y de la forma en que sea solucionado. Cuando el conflicto se resuelve de forma constructiva, puede ser una vía para que los hijos aprendan a escuchar, a negociar, a tomar en consideración e integrar diversos puntos de vista y, en definitiva, a solucionar los problemas interpersonales eficientemente; por el contrario, cuando el conflicto familiar es destructivo, hostil, incoherente y con una escalada de intensidad, los hijos se sienten abandonados, evitan la interacción con los padres y pueden surgir problemas de ajuste emocional y comportamental importantes. En el siguiente apartado profundizamos, precisamente, en la relación existente entre determinados elementos del sistema familiar y el desarrollo de problemas graves de conducta en los hijos adolescentes, como la violencia y el comportamiento delictivo.

2.7 Violencia familiar como normas de disciplina.

Vergés, L. (2008), considera que la violencia en la familia está afectando de forma considerada a toda la sociedad. Antes de  situarse en los  esquemas de  crianza  que  convergen en las familias que afrontan situaciones de calle, quizás vale la pena recordar que la noción de familia ha cambiado notablemente desde sus orígenes hasta lo que hoy denominamos posmodernidad. En este cambio de visión se presentan dos grandes  vertientes  que surgen como producto de la ubicación geográfica de las familias según su capacidad adquisitiva. Es así como aquellas familias que cuentan con posibilidad  adquisitiva adquieren un lugar privilegiado en zonas dispuestas para la urbanización en las grandes ciudades y quienes no cuentan con este poder adquisitivo no tienen más opción que
ubicarse  en  zonas  periféricas  que  en  muchos  casos  no  están  habilitadas  para  ser centros urbanos.

Es justamente en esta segunda vertiente en donde con mayor frecuencia se suele dar situaciones de calle en las familias, quizás porque en el contexto en el que se desarrolla la familia se presentan factores de riesgo que predisponen para que ocurran eventos estresores y violentos que llevan a la familia a situaciones de crisis.


2.7.1 Familias multi problemáticas y crianza de los hijos.

Este es un  apelativo  que  se  ha  asignado  a  las  familias  que  presentan  múltiples situaciones en su desarrollo estructural que no pueden ser atribuidos a un solo factor o un  miembro específico de  la  familia,  aquí  cada  uno  contribuye  individual  y tiene su responsabilidad en el funcionamiento del sistema. Estos actores y acciones pueden ser:
a)      Padres maltratantes
b)      Abandono escuela
c)      Desempleo
d)     Trabajo infantil
e)      Prostitución
f)       Alcoholismo
g)      Drogas
h)      Padres
i)        Pobreza

Cuando la familia se ve abocada a situaciones que la catalogan como multiproblemática, es importante tener en cuenta que sus narrativas están íntimamente ligadas y que los alcances de  las narrativas individuales afectan tanto como las narrativas colectivas por ello no pueden separase unas de otras. En las narrativas de las familias que presentan situaciones de calle, es posible observar como se han transferido pautas  facilitadoras  para  el  abandono  del  hogar,  que prevalecen de abuelos a padres y de estos a sus hijos.

Algunas de estas pautas hacen referencia a:
• Historias de vida de calle de generación en generación.
• Pautas  de  crianza  y  socialización  caracterizadas  por  la  violencia  y  el  maltrato intrafamiliar.
• Desvalorización  de  la  educación  como  medio  de  socialización  y  de  progreso personal.
• Aceptación del trabajo infantil como medio de subsistencia familiar
• Aceptación de padrastros y madrastras que asumen roles maltratantes
• Consumo del alcohol y otras drogas en padres y hermanos mayores
• Aceptación del abuso físico y sexual
• Aceptación de conductas delictivas
• Canales de comunicación caracterizados por los gritos y la violencia
• Poco dialogo y escucha entre los miembros de la familia
• Profundos vacíos generacionales y de genero

Desde esta perspectiva los códigos de crianza y socialización son presentados a partir de situaciones de carácter negativo e incluso conflictivo, lo cual produce en los niños ambivalencia en su desarrollo socio - afectivo ya que el amor, cariño, respeto y demás valores se encuentran presentes pero atravesados por circunstancias adversas que producen sentimientos paradójicos en el núcleo familiar, llevando de esta forma a la familia a situaciones de crisis permanente por no encontrar puntos de anclaje en los cuales se sustente el desarrollo familiar.
  • Riñas
  • Violencia
  • Abuso físico y sexual
  • Conductas delictivas
  • Consumo
  • Sustancia Psicoactiva
  • Mentiras
  • Abandono
  • Afecto

Sin embargo, estos modos de relacionarse la familia, no  son estáticos; de la misma manera en que se adhieren al núcleo familiar formas patológicas de convivir, también es factible cambiar estas formas por vivencias  cotidianas que generen protección  y desarrollo equitativo en las familias. Las familias que han participado en el programa, encuentran diferencias en lo que era su familia antes de involucrarse en el proceso y lo que son ahora después de un tiempo de estar participando en éste. Las familias señalan que sus relaciones, pautas y socialización antes de estar vinculadas en el proceso se caracteriza por aspectos tales como:

  • Constantes peleas entre padres, hijos y hermanos. Como producto de las peleas venían agresiones de tipo verbal como físico.
  • No existía dialogo en la familia, se trataban a  los gritos y nadie escuchaba lo que los otros tenían para decir.
  • Se presentaba mucha incomprensión entre padres e hijos
  • Existía mucho maltrato a los niños, se dejaban solos mucho tiempo, en algunas ocasiones encerrados para que no se fueran para la calle.
  • Se usaba la amenaza y el castigo como medio para lograr que los niños hicieran
Caso.
  • No sabían manejar los problemas y lloraban mucho
·         Los papas  y mamas  eran muy distantes  con  sus hijos, no  sabían  como darles afecto y pensaban que si los acariciaban perdían autoridad.
·         Eran muy rencorosos y resentidos con las cosas pasadas tanto a nivel personal como familiar
·         A veces los padres eran muy inseguros y no encontraban  como  corregir a  sus hijos o enseñarles el camino correcto
  • No  había  comunicación  entre  padres  e  hijos,  se  pensaba  que  los  adultos  son quienes tienen la razón y que la opinión de los niños y jóvenes no cuenta porque ellos no están en capacidad para aportar soluciones en las dificultades.
  • No se buscaba el beneficio de la familia sino el de cada uno por separado en  algunos casos el consumo de alcohol generaba violencia intrafamiliar. Los niños eran expulsados de la casa
  • Se  presentaba  poca  valoración  de la  pareja,  dándose  situaciones  de irrespeto entre ellos
  • Los hijos irrespetaban  a los padres, los trataban mal  y  asumían  conductas de rechazo hacia estos.
  • A nivel personal se presentaba bajo nivel de autoestima, existía la creencia de que eran incapaces.
  • Permanencia de los niños y jóvenes en la calle por falta de control o porque la situación económica les obligaba a salir a trabajar, adquiriendo en la calle los códigos y vivencias que ésta provee.
A través del proceso adelantado, las familias tienen la oportunidad de abordar todas estas situaciones de acuerdo a las prioridades existentes en cada una de ellas, lo cual les  ha  permitido  alcanzar visiones diferentes sobre las narrativas  que  circundan su cotidianidad, logrando así cambios en sus estilos de vida.

 2.9 Incidencia de la familia en el consumo de sustancias psicoactivas.

La familia como unidad antropológicamente considerada, es constante en todos los tiempos y en todas las culturas. Siempre dispone de un transcurrir dinámico dirigido a la multiplicación y a la preparación de nuevos individuos para la permanencia de la especie humana. Para ello, ha debido adaptarse a cada presente histórico, por intermedio de  complejos mecanismos por los cuales trata de mantenerse equilibrada y así ser  el brote en el infinito proceso de la vida. Dar a todos y cada uno de sus miembros seguridad afectiva y seguridad económica, dar a todos y cada uno de sus miembros un modelo Sexual firme y vivenciado, así como modelos de comportamiento apropiados para el contexto social y que contengan los valores propios de la familia.

Estos subsistemas son dinámicos y se transforman con el correr del tiempo, reestructurándose para seguir funcionado adaptativamente. Para diferenciar cada uno de los subsistemas, existen límites entre ellos, los que están constituidos por las reglas que los rigen. En estas, se definen quienes entran o salen de un subsistema al otro, quienes participan activamente o no, etc. Las reglas son redundancias de interacción, que regulan la vida intrafamiliar y por medio de las cuales se ponen en vigencia los valores, las creencias y los mitos familiares.

2.9.1 Disfuncionalidad y Riesgo de Consumo de sustancias psicoactivas.

Riesgo es la probabilidad de que determinado fenómeno indeseable le ocurra a un individuo grupo de individuos en el futuro. En este sentido se identifica como factor de riesgo, cualquier evento, sea de naturaleza física, química, biológica, psicológica, social, económica y cultural, que, al presentarse, modifique e incremente la probabilidad de que el fenómeno indeseable aparezca. Sin embargo no todos los factores de riesgo que contribuyen a aumentar la frecuencia de un problema actúan con la misma fuerza, ni todos pueden ser controlables o modificables. De hecho, existen factores invulnerables sobre los que no se dispone de medidas de control

2.9.2 La violencia familiar y las adicciones

Hace años se creyó que la violencia dentro de la familia era ejercida por las personas que estaban impulsadas por el alcohol o las sustancias que le producían descontrol y que le impedían saber que estaba haciendo. Hoy, luego de muchas investigaciones, sabemos que las adicciones no son una causa de violencia sino otro problema agregado que hay que tratar aparte. Las adicciones complican el cuadro pero no lo originan. La gran mayoría de los que ejercen violencia no son adictos. Por el contrario pueden llevar una vida aparentemente saludable desde el punto de vista social y familiar: practicando deportes, siendo vegetarianos, teniendo una vida religiosa activa, mostrándose en público como buenos padres, hijos, maridos, vecinos o profesionales.

El que ejerce violencia no se descontrola, sabe lo que hace aunque no pueda cambiar su conducta porque no aprendió otra alternativa frente a lo que lo enoja. El descontrol sea o no por una adicción es sólo una excusa o argumento que utiliza para justificarse y aliviar su culpa. Por otra parte, hay alcohólicos o drogadictos que hacen sufrir a su familia por ello no ejercen violencia directa emocional y física. Pero los adictos que también son violentos no maltratan a cualquiera que se les ponga delante. Ejercen sus abusos exclusivamente con la esposa y/o con los hijos. A todos los demás los tratan bien, no hacen escándalo y se las rebuscan en sus trabajos para que la adicción no interfiera en sus tareas. A veces consiguen disimilar bien su problema, al punto que muchas mujeres se casaron con adictos sin haber percibido la situación.

          En los casos de alcoholismo y drogadicción es requisito esencial y primario que la persona debe cumplir es el de hacerse responsable de su conducta, es su problema y nadie lo podrá resolver por él. Este es un primer obstáculo a vencer porque por lo general no reconoce y niegan su adicción tanto como su conducta violenta, atribuyéndola a culpas ajenas. Nadie juzgará ni culpará al adicto pues no es ese el camino constructivo. Pero ahora esa es su dificultad y tendrá que enfrentarla. Y cuidado: Advertir de los peligros o riesgos destructivos de las adicciones no es una buena prevención, es justamente lo que los adictos están buscando, continuar con el daño que alguna vez les infringieron. Es más útil centrarse en el estímulo y la posibilidad de expresar ese dolor y encontrar otras formas de atenuarlos que no sea a través de las adicciones

2.9.3 Violencia como forma de disciplina

La crianza es lo más complejo en la vida de las personas, y nadie es perfecto cuando hablamos de ejercer la maternidad o la paternidad, pero la violencia forma parte de la  cultura de la educación familiar.

De acuerdo a Larraín, S. (2009),  “el Estado debe facilitar las herramientas a los padres en busca de nuevas formas de relacionarse con sus hijos”. En el país  no hay talleres comunitarios. Es necesario visibilizar la violencia que sufren los niños, y que existe de hecho conductas negligentes de los padres que solo se conocen  cuando ocurre una tragedia. Se trata de la violencia invisibilizada, y existe la necesidad de que los pequeños sean realmente escuchados, ya que ésta forma parte de la cultura violentar a los niños.
   
            Educar sin violencia, es en toda la sociedad, partiendo por los hogares, que es el primer lugar en donde los niños son educados, seguido por el colegio y por las instituciones. Hay que ser capaz de reemplazar algo que está muy inyectado, que forma parte de nuestra cultura, donde se piensa que determinadas formas de violencia son educativas. Desde muy antiguo, los padres iban a las escuelas, a ponerse a la orden de los profesores, llevándole el encargo, que con cualquier falta de los estudiantes, podían resolverlo a base de disciplina, con maltrato físico, que cuando este regresara y lo contara, se le repetiría la dosis.

2.9.4 Violencia en la conducta de consumo de los hijos

Basilio, T. (2007) “plantea que cuando el individuo va acumulando rabia y dolor, en algún momento tendrá que buscar un mecanismo de escape para sacar todo eso”. Ese mandato de los padres, ha influido de manera negativa en la conducta de los hijos. Callar en momento que debiera gritar o decir que es injusto que en ese momento se está haciendo, es una bomba de tiempo para el futuro, que pude detonar en cualquier momento.

De acuerdo a Mercedes, E. (2007, los consumidores de sustancias psicoactivas vienen de hogares disfuncionales o con un estilo de crianza violento como método de disciplinar. Estos individuos provienen de familias:
a)      Padres violentos: los cuales se pelean entre ellos, buscando una forma de disciplinar a los hijos, provocando el miedo constante en estos. La violencia se convierte en la norma de reprochar las cosas que no le gusta tanto de los hijos, como de la pareja.
b)      La instigación física como norma: los padres solo tienen que oír el rumor para resolver con pegándoles como si se trata de una practica de boxeo, donde solo se da, pero no se recibe. Esta acción va creando una personalidad de odio y quizás de dolor, que terminan el consumo, como forma de escapar de la permanencia de este.
c)      Padres maltratadores machista. Después de haber pegado, el padre ordena que se calle y que no grite, llevando al individuo maltratado a guardar sentimientos negativos que no pudo sacar, provocando que tenga como una de las consecuencias, buscar amigos y consumir sustancia psicoactivas para olvidar.

Una de las cosas que los hijos criados con violencias como forma de disciplina, es que a los padres se respetan y se acepta los que estos digan. Como consecuencia a esta regla, los hijos se crían temerosos, entendiendo siempre que deben callar cuando los padres hablan. Pero el tanto guardar dentro, hace que los sentimientos negativos vayan aumentando, llevando al sujeto a planificar varias acciones  o pensar en que hacer para liberarse del padre violento. Después de mucho pensar, proceden a las siguientes acciones:

  • Buscan amigos con situaciones parecidas. Hacen amistad con individuos de ambos sexos que han vivido situaciones similares, buscando darse apoyo uno a otro, teniendo como resultado final toma la primera dosis de sustancias psicoactiva, como forma de escapar a la situación violenta que vive en su familia.

  • Quieren enfrentar el padre violento. Aconsejado por algunos de los amigos, el sujeto tiene que buscar valor para poder enfrentar la situación, comenzando por el consumo de alguna sustancia psicoactiva que lo desinhiba y le de valor para decir lo que hace mucho quiso decir.

  • Deseo de morir o desaparecer. La sustancia le permite cambiar el estado de ánimo y hasta le puede quitar el deseo de morir. Lo peor de esto es el camino hacia la adicción.

2.10 Incidencia de la familia, en la adicción a sustancia psicoactiva de los hijos

En la enciclopedia Comportamiento Alarmante, (2012), se plantea la adicción como el uso habitual de una sustancia con el objetivo de modificar el estado de ánimo, la percepción o la conducta, con fines no terapéutico. La drogadicción es una enfermedad crónica progresiva y probablemente mortal, de origen social y familiar, con consecuencias individuales, familiares y sociales. La dependencia a una droga está sujeta a muchos factores individuales como el estado de ánimo, la capacidad para digerirla y direccionar la experiencia

Estudio realizado por Sadock, B. (2007), experto psiquiatra holandés, demuestran que los niños de altos riesgos poseen cierto déficit neurocognitivo, una menor amplitud de la onda P300. Cuando alcanzan los 20 años, también han evidenciado un efecto muy característico del alcohol, heredado precisamente del padre consumidor, diferente a los hijos de padres, que no son consumidores.

2.10.1 Familia del consumidor.

Villalobos, L. (2008), de la Universidad de Nacional, Caracas, plantea que las familias de los pacientes consumidores de marihuana y otras drogas, presentaron las siguientes características:

Estructura Familiar. A los efectos operativos, se consideraron tres niveles de estructuración de la familia y no los distintos tipos de estructuras funcionales del sistema, a saber:
  • Familia Estructurada: Aquella familia en la cual todos los miembros están presentes y cumplen sus roles.
  • No estructuradas. Aquella familia en la cual alguno/s de los miembros están ausentes, dejando su rol vacío por muerte, divorcio, separación.
  • Neoestructuradas. Aquella familia que se reorganiza por un nuevo matrimonio, llegada o inclusión de otra persona que cumple los roles dejados vacantes.

10.2 Familia como factor de riesgos de la adicción a las drogas.

La familia constituye el entorno social con más influencia en la formación y desarrollo de niños y jóvenes. Aunque otros contextos sociales son importantes, pasan normalmente por la organización y funcionamiento de la familia pudiendo amplificar o disminuir los efectos de ésta. En consecuencia, los análisis de los factores de riesgo en relación al consumo de drogas tienen a la familia como uno de los principales objetivos de investigación. Para algunos autores el consumo de drogas en los padres puede propiciar el consumo de las mismas en los hijos. Otra vertiente, sin embargo, defiende que es la existencia de problemas de relación en la familia y sus consecuencias en el clima familiar lo que puede llegar a proporcionar el consumo de drogas en los hijos.

Becoña, Z. (2002)  “plantea que la importancia del ambiente familiar, particularmente de los padres como determinantes del ajuste psicológico y social de los hijos, está reconocida ampliamente por los especialistas”. La familia es el ambiente social básico del niño y el adolescente, por ser el lugar donde pasa gran parte de su tiempo. El contexto familiar puede convertirse en una fuente positiva de adaptación o, por el contrario, de estrés, dependiendo de la calidad de la relación entre los miembros de la familia. No quiere decir esto que se establezca una relación causal necesaria y suficiente entre la familia y el uso de drogas de los hijos, pero es innegable que las prácticas de crianza son centrales en el desarrollo del riesgo del consumo de drogas.

Se desconoce la existencia de una fórmula magistral que determine cuál es el estilo de crianza ideal, independientemente de las condiciones del sujeto y de la familia. Los datos de investigación apuntan a la existencia de múltiples factores que influyen en la génesis de los problemas de conducta en los hijos, dependiendo de la cultura, el contexto comunitario y el tipo de familia. Sin embargo, a pesar de esa complejidad, se han podido identificar determinadas características familiares específicas y no específicas que guardan una cierta relación con la probabilidad de desarrollar un comportamiento adictivo en los hijos, por lo que las estrategias preventivas se han centrado en su modificación.

 Jeremías y Colson (2003) “hablan de dos tipos de factores: factores específicos del consumo de drogas y factores generales de un número amplio de conductas problemáticas en la adolescencia”. Estos factores no específicos incrementan la vulnerabilidad general a problemas de conducta en la adolescencia. Básicamente, se refieren a aspectos relacionados con la estructuración familiar.

Dentro de los factores específicos se hace mención de:
a)      Exposición a las drogas
b)      Exposición directa (modelados negativos de uso de drogas de los padres)
c)      Actitudes de los padres ante las drogas
d)     Ausencia de modelos definidos de autoridad y afecto.
e)      Padres autocráticos, excesivamente rígidos y punitivos.
f)       Ausencia de la figura paterna.
g)      Presencia de un padre adicto al alcohol o a las drogas.
h)      Carencias en los modelos de comportamiento adecuados al contexto social.
i)        Conflictos en la pareja parental.
j)        Relaciones familiares que estimulan la dependencia.
k)      Consumo familiar de sustancias

Dentro de los factores no específicos están:

a)      Conflicto familiar
b)       Estilo educativo
c)      Exposición a estrés
d)      Psicopatología
e)       Negligencia
f)        Abuso
g)      Padres permisivos o desinteresados.
h)      Carencias económicas.
i)        Carencias en los modelos sexuales de identificación.
j)        Limitada participación de los padres en la formación de los hijos.
k)      Expectativas muy altas o muy bajas en relación al éxito esperado de los hijos.
l)        Desintegración familiar

Por su parte, Alexander, Z. (2008) resumen el estado de la cuestión proponiendo el siguiente listado de correlatos familiares del abuso de drogas en los adolescentes:

  • Historia familiar de problemas de conducta, incluyendo: modelos de valores antisociales y de consumo de drogas (padres o hermanos), actitudes favorables hacia el uso de drogas, psicopatología o conducta criminal de los padres.
  • Prácticas pobres de socialización, incluyendo fallos para promover un desarrollo moral positivo, negligencia para enseñar habilidades sociales y académicas y para
  • transmitir valores prosociales y actitudes desfavorables al uso de drogas en los jóvenes. Supervisión ineficaz de las actividades, compañías, etc. de los hijos.
a)      Disciplina ineficaz: laxa, inconsistente o excesivamente severa. Expectativas y
demandas excesivas o no realistas y castigo físico severo.
  • Relaciones pobres entre padres e hijos: ausencia de lazos familiares, negatividad
y rechazo de los padres hacia el hijo o viceversa, escasez de tareas compartidas y de tiempo juntos e interacciones desadaptadas.
  • Conflicto familiar excesivo, con abusos verbales, físicos o sexuales.
  • Desorganización familiar y estrés (con frecuencia provocados por la ausencia de habilidades de manejo familiar eficaces).
  • Problemas de salud mental, que pueden causar puntos de vista negativos sobre las conductas de los hijos, hostilidad hacia estos o disciplina
demasiado severa.
  • Aislamiento familiar y ausencia de una red de apoyo familiar eficaz.
  • Diferencias familiares en el grado de culturización o pérdida de control de los padres sobre el adolescente debido a un menor grado de culturización.

En resumen, la investigación parece corroborar que existen seis grupos de factores o apartados imprescindibles cuando nos referimos a los estudios que vinculan a la familia con el desarrollo de conductas relacionadas con las drogas en los hijos.

10.3 Consumo de drogas y actitudes hacia su consumo por parte de la familia.

El uso de alcohol y drogas por parte de los padres parece tener una clara relación con el consumo de alcohol y drogas en los adolescentes, favoreciendo su aparición más temprana e incrementando la cantidad que se consume. Dejando a un lado los factores genéticos, el mecanismo psicológico más probable que intermedia esta relación es el aprendizaje vicario o modelado. Los hijos aprenden por imitación a afrontar los problemas o las situaciones utilizando las drogas. Nada hay de extraño en este hallazgo. La adquisición de hábitos y valores por medio de la imitación o del simple moldeamiento es posible no sólo para los comportamientos adaptados sino también para los desadaptados. Cierto tipo de consumo de drogas (se excluye el consumo «adecuado» de drogas legales) se encuadra dentro de éstos últimos.

Pero, además, se ha señalado que la presencia del consumo de drogas en los padres facilita la presencia de otros factores de riesgo como el conflicto familiar y el manejo inadecuado de la crianza, por lo que resultaría sorprendente que tal comportamiento paterno hubiera sido indiferente para los hijos. Junto al aprendizaje por modelado, se encuentra también la transmisión de valores y actitudes hacia el consumo de drogas. Este aspecto es muy importante, ya que se ha podido comprobar que la influencia de los padres sobre el consumo de drogas de los hijos no debe ser visto como un mero proceso mecánico de imitación, sino que las actitudes de los padres hacia el consumo de sustancias pueden ser más importantes que el consumo real.



  • Estilo educativo

Un segundo apartado de especial relieve en la literatura que vincula a la familia con la probabilidad de consumo de drogas en los hijos es el del estilo educativo o manejo familiar. De difícil traducción al castellano, este concepto hace referencia a las distintas habilidades que tienen que desplegar los padres para el control de la conducta del hijo, mediante la supervisión, el establecimiento de normas y límites, la construcción de relaciones entre los miembros de la familia, y la aplicación de la disciplina a través de la negociación, el refuerzo positivo y el castigo. Se ha podido demostrar que el desconocimiento de las actividades del hijo, la ausencia de normas claras en el funcionamiento familiar y la ausencia o imposición extrema o irracional de la disciplina supone un riesgo incrementado de comportamiento desviado y por ende, de consumo de drogas.

Lochman, B. (2000), afirma que la presencia de este factor puede ser debida o bien a la incapacidad psicológica rigidez, prejuicios, inmadurez de los padres para adaptarse convenientemente a las nuevas demandas que promueven los adolescentes más autonomía, más oposicionismo, más probabilidad de desarrollar conductas de riesgo, o bien a las creencias erróneas sobre las estrategias educativas por la incapacidad objetiva de poder brindar el cuidado adaptado a las circunstancias que generan los hijos. Para algunos, la ausencia de monitorización o supervisión es el vínculo clave entre las prácticas parentales y el uso de sustancias en los hijos. La monitorización se define como el adecuado conocimiento y supervisión de la conducta de los hijos, estén o no presentes físicamente los padres. Altos niveles de supervisión podrían impedir o dificultar el contacto de los hijos con las drogas y su posterior uso, así como evitar la aparición de otras conductas antisociales. Esta acción puede realizarse directamente, impidiendo el uso experimental de las drogas o favoreciendo la reversión de su uso en las fases iniciales, o bien indirectamente, controlando y dificultando la influencia de los compañeros ya consumidores.