Patrones de crianza e incidencia en la familia de adictos a sustancias psicoactivas.
1.2 Sustancia psicoactiva. Definición.
Álvarez,
A. (2006), define las drogas “como sustancias naturales o artificiales que
alteran las artificiales que alteran las emociones y percepciones de las
emociones y percepciones del sujeto que las consume”. Si su uso sujeto que las
consume. Si su uso se prolonga, el resultado se prolonga, el resultado es la
disminución progresiva de su disminución progresiva de sus
efectos ante dosis iguales efectos ante dosis iguales sucesivas. Toda
sustancia química de origen natural o sintético que al introducirse
por cualquier vía (oral-nasal-intramuscular-intravenosa) ejerce un
efecto sobre el sistema nervioso central (SNC), compuesto por el
cerebro y la médula espinal, de los organismos vivos.
De
acuerdo a Caraballada, A. (2001), “estas sustancias son capaces de inhibir
el dolor, modificar el estado anímico o alterar las percepciones”. Es
aquella sustancia que al ser introducida en el organismo modifica algunas
funciones del sistema nervioso central, y esto provoca un efecto sobre la mente
y la conducta (efecto psicoactivo). Sustancia (química o natural) que
introducida en un organismo vivo por cualquier vía (inhalación, ingestión,
intramuscular, endovenosa), es capaz de actuar sobre el sistema nervioso
central, provocando una alteración física y/o psicológica, la experimentación
de nuevas sensaciones o la modificación de un estado psíquico, es decir, capaz
de cambiar el comportamiento de la persona. Son
sustancias químicas que modifican el estado de ánimo, las percepciones, el
funcionamiento mental y/o la conducta de los sujetos.
2.3
Clasificación de las drogas según su acción sobre el sistema nervioso
De acuerdo a Reginato, S. (1999),
existen múltiples tipos de drogas, pero la más conocida son:
Drogas legales:
a)
Alcohol,
b)
Tabaco (con algunas
restricciones legales)
c)
Fármacos con prescripción médica
d)
Pegamentos y
solventes de uso doméstico o industrial.
Drogas ilegales:
a)
Marihuana
b)
Hashish,
c)
Cocaína
d)
Paco
e)
Heroína
f)
LSD
g)
Éxtasis
h)
Medicamentos sin prescripción médica.
|
|
i)
Alcohol
j)
Barbitúricos o sedantes
k)
Tranquilizantes
l)
Opiáceos.
m)
Terokal
n)
Alcohol
o)
Marihuana
p)
Opio
q)
Heroína Morfina
r)
Analgésicos
|
·
Drogas
estimulantes.
Según Boga, M. (2003), “este tipo de droga se llama así
porque estimulan el SNC, incrementando temporalmente el estado de alerta mental
y reduciendo la fatiga física, activando al individuo (SN simpático)”. Se
incluyen
- Anfetaminas
- Cocaína
- Cafeína
- Nicotina.
·
Derivados de la hoja de la coca:
·
El
clorhidrato de cocaína, que resulta de procesar el alcaloide cocaína contenido
en las hojas de la coca mediante, principalmente, el ácido sulfúrico. Resulta
un polvo blanco o incoloro que se inhala o se inyecta, pero que no se fuma por
el calor de neutraliza.
Ricard,
T. (2001) la califica “como un psicoestimulante traicionero, por que su
actuación es aparentemente inocua, porque sus efectos son encubiertos,
imperceptibles, lentos, silenciosos, a largo plazo, acumulativos, al final
mortales, razón por la cual los consumidores lo consideran no dañino y creen
que les ayuda a funcionar mejor”. Dentro de ellas, hace mención de:
·
La bola
rápido. Es el clorhidrato de cocaína mezclada con otra droga poderosa, la
heroína, que dan por resultado un producto sumamente dañino.
·
La pasta de
coca llamada también pasta básica bazuca. Es una droga seductora, conocida como
crack, según los diversos países. Es un subproducto o producto intermedio en el
proceso de refinación del clorhidrato de cocaína, producto impuro, muy tóxico,
que se obtiene de tratar la hoja de la coca por una serie de sustancias
químicas .Es una pasta de olor fuerte característico y desagradable, que se
fuma mezclada con otras drogas que son el tabaco y la marihuana.
·
El Ice, que
es la metanfetamina, es una nueva droga producida sintéticamente, no requiere
ninguna materia prima natural para su elaboración. Es un potente estimulante
con efectos indistinguibles de los del clorhidrato de cocaína.
·
La Cafeína
contenida en la planta del café, del te, en la cola y en otros productos como el
chocolate y los analgésicos. Es un estimulante suave que crea dependencia.
Genera insomnio, inquietud, excitación y con su abuso, tensión muscular,
taquicardia, extrasístoles, respiración acelerada y a veces hasta delirios y
perturbaciones sensoriales.
·
El Khat,
producto obtenido de la planta Catha Edulis, que es un arbusto. Estas drogas
estimulantes provocan euforia pasajera, insomnio, locuacidad, extroversión
dilatación de las pupilas, taquicardia y alucinaciones y en dosis mayores,
fiebre, vómitos, convulsiones, espasmos, represión respiratoria, visiones
horrendas que persisten aun después de dejar de consumirlas.
·
Delirio,
para cardiaco y muerte.
·
Drogas
alucinógenas
Derivan de la planta
Cannabis Sativa:
·
La
Marihuana o Macuña. hoja verdosa que picada se aparece al tabaco y crece en
todo el mundo. Se presenta también bajo la forma de flores pequeñas, tallitos y
semillas, cuyo componente activo es el Tetrahidrocanabinel. No es una droga
benigna, ni tampoco la primera que consumen los adictos como generalmente se le
trata de presentar porque ya antes consumido alcohol y tabaco.
·
El Hachís,
que se obtiene de todas las partes de la marihuana, especialmente de sus flores
.Es mucho más potente, sustancia resinosa, de color oscuro que se fuma o se
toma con alguna bebida o con dulces.
·
La
Mezcalina o Peyote, derivada de los capullos de la planta del cacto, que se
presenta bajo la forma de polvo.
·
El Acido
Lisérgico o L.S.D. o simplemente ácido, derivada del hongo que ataca a los
granos del cornezuelo de centeno y el trigo.
·
La
Silecibina.
Para
Kozel, N. (2000), “estas drogas alucinógenas tienen un efecto individual, como
todas las drogas psicotrópicas, que dependen de la personalidad y de la
sensibilidad del usuario, de su estado de ánimo, de su aptitud mental, de su
ambiente y de la dosis”. Distorsionan o intensifican la percepción de la
realidad objetiva, disminuyen la capacidad de distinguir entre la realidad y la
fantasía, alteran la noción de dirección, de distancia, y objetividad, cambian
la proporción de todo; magnifican las sensaciones visuales, gustativas,
táctiles y objetivas embotan la atención, dilatan las pupilas y causa fotofobia,
desasosiego e insomnio. Disminuyen la capacidad de visión y razonamiento
lúcido, de advertir peligros y evitar accidente .Provocan alucinaciones, ideas
de persecución, credulidad ingenua, infidelidad, agresividad, severas pérdidas
de peso, así como derrames cerebrales, ataque cardiacos, impotencia sexual.
Disminuyen
la inteligencia, la concentración y la capacidad de estudio. Puede presentarse
interrupciones del embarazo, esterilidad y alteración de los genes, pudiendo
engendrarse hijos defectuosos. Debilitan la defensa inmunizadora contra las
enfermedades, aumenta el riesgo de contraer cáncer y si inadvertidamente se
inyectas con jeringas hipodérmicas no estériles, el Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) les
ronda.
·
Drogas
delirantes
Los
Inhalantes y Solventes Volátiles, productos sintéticos obtenidos de los
derivados del petróleo , de uso medico , industriales o artístico como el tetra
cloruro de carbono, el Terocal o cola de pegar, la gasolina de alto octanaje,
el tolueno, así como también el éter, el cloroformo, el floutane, el trileno,
anestésicos de uso médico, y la acetona, algunos aerosoles y lacas que emiten
vapores que se inhalan y el Nitrito de Amilo líquido amarillento que se
presenta en ampollas forradas en tela recetadas para aliviar los ataques al
corazón.
Las
drogas delirantes producen una embriaguez pasajero, delirios, desvaríos,
alucinaciones, confusiones mentales, trastorno de la memoria, irritabilidad,
agresividad, irritación conjuntival, secreción nasal, diplopía o visión doble,
sueños muy reales, somnolencia, sopor, sensación de desplazamiento, mareos,
complicaciones orgánicas, graves, paro respiratorio y muerte súbita. Por su
fácil alcance y bajo costo, algunos son utilizados como pegamento de uso común
y usado por muchos niños, algunos abandonados, niños de la calle, razón por la
que a esta intoxicación se le llama también la adicción de los pobres.
Todas estas drogas se
clasifican a su vez en:
·
Naturales,
las de origen vegetal.
·
Sintéticas,
las preparadas químicamente.
·
Psicotrópicas,
las que tiene acción sobre el siquismo, entre las cuales están los
psicofármacos.
·
Lícitas,
las socialmente permitidas.
·
Ilícitas,
las prohibidades por la ley.
·
Adictivas,
las que crean lenta o rápida adicción.
De
acuerdo a Marín, G. (2003) “esta
revisión de las principales drogas psicotrópicas y sus efectos, no se
encuentran ninguna que cause algún beneficio para la salud, que no sean las
usadas exclusivamente con fines médicos y en la dosificación exacta porque
todas ellas actúan principalmente sobre la conducta reside en el cerebro”. Los
usuarios que consumen este tipo de droga falsamente se creen muy seguros de poder
dejar de consumirlas a su voluntad y generalmente se exceden llegando por lo
menos, uno de cada diez de ellos, a ser adictas sostenidos, lo que lógicamente
acelera su final.
Y es
que ellos pretenden ignorar que existe en nuestro cerebro una vulnerabilidad
genética particular variable que retrasará o adelantará la dependencia , pero
que, de todos modos, llegará y esto, sin considerar que si no usan balanza para
poder medir los milagros precisos por consumir, como seria menester ante drogas
de alta pureza, el riesgo que corren es mortal. Otro problema más que enfrentan
estos mismos usuarios es que como casi siempre junto con el consumo de su droga
favorita, consumen también alcohol, utilizan otra dosis de su droga favorita
para borrar las huellas del alcohol, para despejarse y para que se le pasen los
estragos del alcohol, valiéndose para ello de esta trágica virtud que poseen
estas sustancias.
Es por
esta razón que equivocadamente los que no usan drogas no encuentran a veces en
ellos los daños que tanto se pregonan. Es que la juventud, que ignora este
contrasentido, ve con gran duda, con asombro y hasta con desconcierto cómo
estas personas, sin mostrar ningún aparente efecto, se desenvuelven en sus
ocupaciones habituales, dando lugar a que equivocadamente piensen que ese es su
problema.
La sustancia que pueden
provocar un abuso habitual van desde especies utilizados como razonadores así
como flores, raíces hongos, hasta droga de uso exclusivo. Todas aquellas
sustancias que intencionalmente tiene importancia para el pacto social que su
uso provoca. Las drogas se pueden clasificarse de las siguientes maneras:
2.4
Patrones de Crianza
Se
acuerdo a Betancourt, M. (2003) “el estilo de crianza es el conjunto de
conductas que son comunicadas al niño y que también causan un clima emocional
en el cual la conducta parental se expresa”. Es la forma en la que ha sido
analizada la interacción entre padres e hijos. Estas incluyen tanto las
conductas en las cuales los padres representan sus prácticas parentales, así como
las conductas no verbales también como son: gestos, cambios en el tono de la
voz, o las expresiones emocionales espontaneas.
Para Velásquez, L. (1995),
existen tres tipos de patrones de crianza:
- Autoritario.
Que se caracteriza por el
excesivo control y la restricción de la autonomía del hijo, así como por el
valor de la obediencia y el castigo. El estilo crianza de este tipo hace al
sujeto violento.
Dúnker,
J (2007) plantea “que cuando el niño es víctima de maltrato, da como resultado
un niño miedoso. Este niño se hace joven con un sentimiento de miedo,
provocando que siempre esté listo para defenderse, respondiendo con violencia a
todo evento y situación, ya que con sus maltratadores ni puede hacerlo, lo pone
en práctica en el ambiente en el que se desarrolla.
Coleman, J. (2003) afirma “que el individuo que ha sido maltratado
cuando pequeño, crece con la sensación que todo es violencia, por lo que
siempre está listo para defenderse”. Cuando ha sido testigos de actos violentos
en la casa, en el barrio, en la escuela, se convierte esto en un estimulante
productor de violencia en el niño que será algún día joven y por ende adulto.
Es por eso que se propone a los padres no resolver ni discutir sus diferencias
delante de los niños, porque esto puede traer consecuencia en la conducta
futura, lo que podría causar dolor de cabeza a los padres en el futuro.
- Permisivo.
Que se caracteriza por la
ausencia de control de los hijos y la concesión total de autonomía, siempre que
no se ponga en peligro la supervivencia del hijo. Esto provoca que el sujeto se
crie con un sentido poco valorativo de la vergüenza, sin importarle lo que
digan los demás. En el estilo permisivo, no se corrige ni se le advierte
ciertos peligros, porque no importa tanto al sistema.
De acuerdo a Dúnker, J. (2007)
“los hijos criado con este estilo, son
persona que actúan sin ninguna repugnancia por las cosas prohibida por la
sociedad”. En este estilo los padres son tolerantes y aceptan los impulsos de los niños, usando un
pequeño castigo como posible, haciendo pocas o nulas restricciones en la
conducta de los hijos, permitiendo un buen control de la emociones para
los niños y así tomar sus propias decisiones y regir actividades tanto
como sea posible, con bajas demandas de control de impulsos para su maduración.
Estos
padres son poco exigentes al atender
las necesidades de sus hijos tienen una actitud tolerante a los impulsos
de los hijos, no dirigen y usan muy
poco el castigo como medida disciplinaria, establecen pocas reglas de comportamiento y son afectuosos con sus hijos.
Estos padres no tratan de controlarlos mediante el ejercicio del poder
que viene de su autoridad, fuerza
física. Posición o capacidad de conceder o limitar recompensas, sino que
en ocasiones apelan a la razón del niño, se sitúa en un punto
intermedio entre los dos estilos anteriores, de modo que los padres intentan
controlar la conducta de sus hijos a través de la reflexión y el diálogo, en
lugar de la imposición y conceden una autonomía supervisada a los hijos. Con este
estilo de crianza, él ordena y el resto obedece, el padre es el amo y señor de su
casa, necesita valorarse y que valoren sus acciones, saber que cuenta con él,
el reconocimiento de los demás, está muy orgulloso de lo bien
que funciona todo.
El padre se siente Satisfecho
por el orden, distanciado de los demás,
atrapado porque en algún momento le gustaría no tener que mandar, pero
desconcertado por momento, cuando
entiende que lo que él llama respeto es que en realidad es miedo. El hijo se
siente protegido contra las agresiones externas, pero teme a su padre o madre,
se torna vigilante y controlador, teme toda manifestación de autoridad, tiene
sentimientos de rebeldía cólera, frustración.
2.5
Características de Los Hijos Con Padres Permisivos.
Los hijos
que crecen en este tipo de familias tienen características como:
- Falta de control de impulsos
- Autoconfianza,
- Agresivos e inmaduros para su edad,
- Con pocas habilidades sociales y cognitivas;
- Una carencia de responsabilidad
- Independencia.
- Estilo Democrático.
Estos padres respetan la individualidad del niño
aunque hacen énfasis en los valores sociales. Dirigen las actividades de sus
hijos de un modo racional. Respetan los intereses, las opiniones y la
personalidad de sus hijos, aunque también los guían. Son cariñosos y respetan
las decisiones independientes de sus hijos, aunque se muestran firmes para
mantener las normas e imponen castigos limitados. Explican a los hijos los
motivos de sus opiniones o de las normas y favorecen el intercambio de opiniones.
En
esta forma de crianza se busca que firmeza y la coherencia sean las bases en
las que se funde cualquier acto de crianza en el hogar y en el aula. En Este
ambiente el niño es tomado en cuenta para el establecimiento de reglas e
incluso en el momento de aplicar castigos; los padres y maestros no son
excesivamente responsables de la conducta de los hijos, sino que buscan, a
través de la aplicación de normas que ellos se regulen a sí mismos. Por
supuesto que Este estilo de crianza provoca en el hijo o en el alumno
sentimientos de adecuación y confianza muy beneficiosos para su desarrollo
integral.
a) Estilo de Crianza Violento.
Puede ser una derivación del
estilo de crianza autoritario, en donde la imposición se basa en la violencia;
se busca educar al niño en base al uso de agresividad tanto física como
psicológica. Es común que en este ambiente el niño viva aterrorizado y que muy
pronto, a manera de defenderse de este ambiente tan hostil, él mismo aprenda a
ser violento cuando se sienta amenazado, de tal manera que se perpetué la
cadena.
b) Estilo de Crianza Sobre-protector.
Puede ser una derivación del
estilo de crianza permisivo. En esta forma de crianza los padres y los
profesores buscan que sus hijos y/o alumnos no pasen por los mismos problemas y
privaciones que ellos pasaron de chicos, protegiéndolos de todo lo que a su ver
representa un peligro o problema para el niño. Por supuesto que crean hijos
dependientes e inseguros, incapaces de desarrollarse en plenitud en su medio
ambiente.
- Otros Estilos de Crianza
Algunas de esta estipologías
son muy recientes, distingue cuatro estilos parentales de socialización en
función de dos dimensiones: implicación/aceptación y coerción/imposición. Los
padres con altos niveles de implicación/aceptación muestran afecto y cariño a
su hijo cuando se comporta adecuadamente y, en caso de que su conducta no sea
la correcta, tratan de dialogar y razonar con él acerca de lo poco adecuado de
su comportamiento. Por el contrario, los padres con bajos niveles de implicación/aceptación
suelen mostrar indiferencia ante las conductas adecuadas de sus hijos y, cuando
la conducta es inadecuada, no razonan con ellos ni les expresan sus opiniones o
juicios, de modo que son padres muy poco implicados con sus hijos, tanto si su
comportamiento es correcto como si no lo es.
2.6
Familia y disciplina
En las familias con hijos adolescentes,
los padres se ven en la necesidad de modificar las normas y reglas familiares
utilizadas hasta ese momento. En esta etapa evolutiva resulta mucho más
adecuado, como negociar con el hijo el grado de supervisión y control ejercido
por los padres dentro de un marco de afecto y apoyo, que utilizar la autoridad
unilateral. Estas son precisamente algunas de las características de los
hogares democráticos que han sido consideradas por muchos profesionales como
las fuentes más importantes de bienestar y ajuste en la adolescencia, es decir,
el balance entre el control y la autonomía del hijo, y la negociación y los
intercambios comunicativos entre padres e hijos con calidez y afecto
López, E. (2002), plantea que en la
infancia, la relación paterno-filial es mucho más asimétrica, de modo que los
padres utilizan su poder y autoridad para imponer sus estándares, el hijo
reconoce esta autoridad en sus padres y ajusta su conducta a lo que éstos
consideran como correcto e incorrecto. Esto entonces lleva a que, a medida que
los hijos entran en la adolescencia, las relaciones familiares se transforman y
es necesario pasar de la autoridad unilateral paterna a la comunicación
cooperativa con el hijo. Debe haber entonces, mayor reciprocidad, menos
diferencias de poder, y más comunicación, como elementos clave para facilitar
la formación y el desarrollo del hijo adolescente.
De acuerdo a Franco, G. (2001) en este
proceso de formación y desarrollo, el adolescente hace una demanda creciente de
autonomía que deviene en ocasiones en conflictos familiares. Por un lado,
surgen desacuerdos en cuestiones sobre las que los padres quieren seguir
ejerciendo control porque entienden que los hijos no son todavía lo
suficientemente maduros como para tomar elecciones razonadas; sin embargo, los
adolescentes consideran que estos temas les conciernen directamente, como es el
caso de las salidas nocturnas o las amistades. Por otro lado, surgen conflictos
debido a que los padres esperan una mayor autonomía del adolescente en
cuestiones tales como mantener la habitación ordenada o hacer las actividades
escolares, mientras que los hijos, en muchas ocasiones, no conceden importancia
a estas tareas. Normalmente, estos últimos conflictos se reducen a quejas
recurrentes de los padres que, finalmente, suelen ser atendidas por los hijos.
Así pues, en numerosas ocasiones el
conflicto entre padres e hijos no es más que una consecuencia asociada a la
búsqueda del adolescente de una mayor libertad para tomar sus propias
decisiones, junto con la percepción de que esta libertad está amenazada por los
padres. Además, la existencia de estos conflictos familiares debe considerarse
como algo natural que no necesariamente minará las relaciones entre padres e
hijos, ya que su efecto dependerá de la intimidad, el afecto y el grado de
comunicación que exista entre los miembros de la familia
De hecho, la existencia de conflictos
no es síntoma de problemas y disfunciones familiares, sino que en realidad,
cierto grado de conflicto puede resultar positivo en la medida en que ayuda al
adolescente a lograr importantes cambios en los roles y relaciones en la
familia. En este sentido, el conflicto puede suponer una buena oportunidad para
que los padres evalúen y revisen sus propias creencias, para modificar si
fuesen necesarias las normas de interacción entre los miembros de la familia,
así como para que todos muestren comprensión, respeto y aceptación por las
opiniones de los demás.
Además, el conflicto resultará
funcional dependiendo del contexto en el que surja, de los comportamientos de
ambas partes y de la forma en que sea solucionado. Cuando el conflicto se
resuelve de forma constructiva, puede ser una vía para que los hijos aprendan a
escuchar, a negociar, a tomar en consideración e integrar diversos puntos de
vista y, en definitiva, a solucionar los problemas interpersonales
eficientemente; por el contrario, cuando el conflicto familiar es destructivo,
hostil, incoherente y con una escalada de intensidad, los hijos se sienten
abandonados, evitan la interacción con los padres y pueden surgir problemas de
ajuste emocional y comportamental importantes. En el siguiente apartado
profundizamos, precisamente, en la relación existente entre determinados
elementos del sistema familiar y el desarrollo de problemas graves de conducta
en los hijos adolescentes, como la violencia y el comportamiento delictivo.
2.7 Violencia familiar como
normas de disciplina.
Vergés, L. (2008), considera que la
violencia en la familia está afectando de forma considerada a toda la sociedad.
Antes de situarse en los esquemas de
crianza que convergen en las familias que afrontan
situaciones de calle, quizás vale la pena recordar que la noción de familia ha
cambiado notablemente desde sus orígenes hasta lo que hoy denominamos
posmodernidad. En este cambio de visión se presentan dos grandes vertientes
que surgen como producto de la ubicación geográfica de las familias
según su capacidad adquisitiva. Es así como aquellas familias que cuentan con
posibilidad adquisitiva adquieren un
lugar privilegiado en zonas dispuestas para la urbanización en las grandes
ciudades y quienes no cuentan con este poder adquisitivo no tienen más opción
que
ubicarse en zonas periféricas
que en muchos
casos no están
habilitadas para ser centros urbanos.
Es justamente en esta segunda vertiente
en donde con mayor frecuencia se suele dar situaciones de calle en las
familias, quizás porque en el contexto en el que se desarrolla la familia se
presentan factores de riesgo que predisponen para que ocurran eventos
estresores y violentos que llevan a la familia a situaciones de crisis.
2.7.1 Familias multi problemáticas
y crianza de los hijos.
Este es un apelativo
que se ha
asignado a las
familias que presentan
múltiples situaciones en su desarrollo estructural que no pueden ser
atribuidos a un solo factor o un miembro
específico de la familia,
aquí cada uno
contribuye individual y tiene su responsabilidad en el
funcionamiento del sistema. Estos actores y acciones pueden ser:
a)
Padres maltratantes
b)
Abandono escuela
c)
Desempleo
d)
Trabajo infantil
e)
Prostitución
f)
Alcoholismo
g)
Drogas
h)
Padres
i)
Pobreza
Cuando la familia se ve abocada a
situaciones que la catalogan como multiproblemática, es importante tener en
cuenta que sus narrativas están íntimamente ligadas y que los alcances de las narrativas individuales afectan tanto
como las narrativas colectivas por ello no pueden separase unas de otras. En
las narrativas de las familias que presentan situaciones de calle, es posible
observar como se han transferido pautas
facilitadoras para el
abandono del hogar,
que prevalecen de abuelos a padres y de estos a sus hijos.
Algunas de estas pautas hacen
referencia a:
•
Historias de vida de calle de generación en generación.
•
Pautas de crianza
y socialización caracterizadas por
la violencia y
el maltrato intrafamiliar.
•
Desvalorización de la
educación como medio
de socialización y
de progreso personal.
•
Aceptación del trabajo infantil como medio de subsistencia familiar
•
Aceptación de padrastros y madrastras que asumen roles maltratantes
•
Consumo del alcohol y otras drogas en padres y hermanos mayores
•
Aceptación del abuso físico y sexual
•
Aceptación de conductas delictivas
•
Canales de comunicación caracterizados por los gritos y la violencia
•
Poco dialogo y escucha entre los miembros de la familia
•
Profundos vacíos generacionales y de genero
Desde esta perspectiva los códigos de
crianza y socialización son presentados a partir de situaciones de carácter
negativo e incluso conflictivo, lo cual produce en los niños ambivalencia en su
desarrollo socio - afectivo ya que el amor, cariño, respeto y demás valores se
encuentran presentes pero atravesados por circunstancias adversas que producen
sentimientos paradójicos en el núcleo familiar, llevando de esta forma a la
familia a situaciones de crisis permanente por no encontrar puntos de anclaje
en los cuales se sustente el desarrollo familiar.
- Riñas
- Violencia
- Abuso físico y sexual
- Conductas delictivas
- Consumo
- Sustancia Psicoactiva
- Mentiras
- Abandono
- Afecto
Sin embargo, estos modos de
relacionarse la familia, no son
estáticos; de la misma manera en que se adhieren al núcleo familiar formas
patológicas de convivir, también es factible cambiar estas formas por
vivencias cotidianas que generen
protección y desarrollo equitativo en
las familias. Las familias que han participado en el programa, encuentran
diferencias en lo que era su familia antes de involucrarse en el proceso y lo
que son ahora después de un tiempo de estar participando en éste. Las familias
señalan que sus relaciones, pautas y socialización antes de estar vinculadas en
el proceso se caracteriza por aspectos tales como:
- Constantes peleas entre padres,
hijos y hermanos. Como producto de las peleas venían agresiones de tipo
verbal como físico.
- No existía dialogo en la familia,
se trataban a los gritos y nadie
escuchaba lo que los otros tenían para decir.
- Se presentaba mucha incomprensión
entre padres e hijos
- Existía mucho maltrato a los
niños, se dejaban solos mucho tiempo, en algunas ocasiones encerrados para
que no se fueran para la calle.
- Se usaba la amenaza y el castigo
como medio para lograr que los niños hicieran
Caso.
- No sabían manejar los problemas y
lloraban mucho
·
Los papas y mamas
eran muy distantes con sus hijos, no
sabían como darles afecto y
pensaban que si los acariciaban perdían autoridad.
·
Eran muy rencorosos y
resentidos con las cosas pasadas tanto a nivel personal como familiar
·
A veces los padres eran muy
inseguros y no encontraban como corregir a
sus hijos o enseñarles el camino correcto
- No
había comunicación entre
padres e hijos,
se pensaba que
los adultos son quienes tienen la razón y que la
opinión de los niños y jóvenes no cuenta porque ellos no están en
capacidad para aportar soluciones en las dificultades.
- No se buscaba el beneficio de la
familia sino el de cada uno por separado en algunos casos el consumo de alcohol
generaba violencia intrafamiliar. Los niños eran expulsados de la casa
- Se
presentaba poca valoración de la
pareja, dándose situaciones de irrespeto entre ellos
- Los hijos irrespetaban a los padres, los trataban mal y
asumían conductas de rechazo
hacia estos.
- A nivel personal se presentaba
bajo nivel de autoestima, existía la creencia de que eran incapaces.
- Permanencia de los niños y jóvenes
en la calle por falta de control o porque la situación económica les
obligaba a salir a trabajar, adquiriendo en la calle los códigos y
vivencias que ésta provee.
A través del proceso adelantado, las
familias tienen la oportunidad de abordar todas estas situaciones de acuerdo a
las prioridades existentes en cada una de ellas, lo cual les ha
permitido alcanzar visiones
diferentes sobre las narrativas que circundan su cotidianidad, logrando así
cambios en sus estilos de vida.
2.9
Incidencia de la familia en el consumo
de sustancias psicoactivas.
La
familia como unidad antropológicamente considerada, es constante en todos los
tiempos y en todas las culturas. Siempre dispone de un transcurrir dinámico
dirigido a la multiplicación y a la preparación de nuevos individuos para la
permanencia de la especie humana. Para ello, ha debido adaptarse a cada
presente histórico, por intermedio de
complejos mecanismos por los cuales trata de mantenerse equilibrada y
así ser el brote en el infinito proceso
de la vida. Dar a todos y cada uno de sus miembros seguridad afectiva y
seguridad económica, dar a todos y cada uno de sus miembros un modelo Sexual
firme y vivenciado, así como modelos de comportamiento apropiados para el
contexto social y que contengan los valores propios de la familia.
Estos
subsistemas son dinámicos y se transforman con el correr del tiempo,
reestructurándose para seguir funcionado adaptativamente. Para diferenciar cada
uno de los subsistemas, existen límites entre ellos, los que están constituidos
por las reglas que los rigen. En estas, se definen quienes entran o salen de un
subsistema al otro, quienes participan activamente o no, etc. Las reglas son
redundancias de interacción, que regulan la vida intrafamiliar y por medio de
las cuales se ponen en vigencia los valores, las creencias y los mitos
familiares.
2.9.1 Disfuncionalidad y Riesgo de Consumo de sustancias psicoactivas.
Riesgo
es la probabilidad de que determinado fenómeno indeseable le ocurra a un
individuo grupo de individuos en el futuro. En este sentido se identifica como
factor de riesgo, cualquier evento, sea de naturaleza física, química,
biológica, psicológica, social, económica y cultural, que, al presentarse,
modifique e incremente la probabilidad de que el fenómeno indeseable aparezca.
Sin embargo no todos los factores de riesgo que contribuyen a aumentar la
frecuencia de un problema actúan con la misma fuerza, ni todos pueden ser
controlables o modificables. De hecho, existen factores invulnerables sobre los
que no se dispone de medidas de control
2.9.2 La violencia familiar y las adicciones
Hace años se creyó que la violencia dentro de la familia era ejercida
por las personas que estaban impulsadas por el alcohol o las sustancias que le
producían descontrol y que le impedían saber que estaba haciendo. Hoy, luego de
muchas investigaciones, sabemos que las adicciones no son una causa de
violencia sino otro problema agregado que hay que tratar aparte. Las adicciones
complican el cuadro pero no lo originan. La gran mayoría de los que ejercen
violencia no son adictos. Por el contrario pueden llevar una vida aparentemente
saludable desde el punto de vista social y familiar: practicando deportes,
siendo vegetarianos, teniendo una vida religiosa activa, mostrándose en público
como buenos padres, hijos, maridos, vecinos o profesionales.
El que ejerce violencia no se descontrola, sabe lo que hace aunque no
pueda cambiar su conducta porque no aprendió otra alternativa frente a lo que
lo enoja. El descontrol sea o no por una adicción es sólo una excusa o
argumento que utiliza para justificarse y aliviar su culpa. Por otra parte, hay
alcohólicos o drogadictos que hacen sufrir a su familia por ello no ejercen
violencia directa emocional y física. Pero los adictos que también son
violentos no maltratan a cualquiera que se les ponga delante. Ejercen sus
abusos exclusivamente con la esposa y/o con los hijos. A todos los demás los
tratan bien, no hacen escándalo y se las rebuscan en sus trabajos para que la
adicción no interfiera en sus tareas. A veces consiguen disimilar bien su
problema, al punto que muchas mujeres se casaron con adictos sin haber
percibido la situación.
En los casos de alcoholismo y drogadicción es requisito esencial y primario que
la persona debe cumplir es el de hacerse responsable de su conducta, es su
problema y nadie lo podrá resolver por él. Este es un primer obstáculo a vencer
porque por lo general no reconoce y niegan su adicción tanto como su conducta
violenta, atribuyéndola a culpas ajenas. Nadie juzgará ni culpará al adicto
pues no es ese el camino constructivo. Pero ahora esa es su dificultad y tendrá
que enfrentarla. Y cuidado: Advertir de los peligros o riesgos destructivos de
las adicciones no es una buena prevención, es justamente lo que los adictos
están buscando, continuar con el daño que alguna vez les infringieron. Es más
útil centrarse en el estímulo y la posibilidad de expresar ese dolor y
encontrar otras formas de atenuarlos que no sea a través de las adicciones
2.9.3
Violencia como forma de disciplina
La
crianza es lo más complejo en la vida de las personas, y nadie es perfecto
cuando hablamos de ejercer la maternidad o la paternidad, pero la violencia
forma parte de la cultura de la educación familiar.
De
acuerdo a Larraín, S. (2009), “el Estado
debe facilitar las herramientas a los padres en busca de nuevas formas de
relacionarse con sus hijos”. En el país no hay talleres comunitarios. Es
necesario visibilizar la violencia que sufren los niños, y que existe de hecho
conductas negligentes de los padres que solo se conocen cuando ocurre una
tragedia. Se trata de la violencia invisibilizada, y existe la necesidad de que
los pequeños sean realmente escuchados, ya que ésta forma parte de la cultura
violentar a los niños.
Educar sin violencia, es en toda la sociedad, partiendo por los hogares, que es el primer lugar en donde los niños son educados, seguido por el colegio y por las instituciones. Hay que ser capaz de reemplazar algo que está muy inyectado, que forma parte de nuestra cultura, donde se piensa que determinadas formas de violencia son educativas. Desde muy antiguo, los padres iban a las escuelas, a ponerse a la orden de los profesores, llevándole el encargo, que con cualquier falta de los estudiantes, podían resolverlo a base de disciplina, con maltrato físico, que cuando este regresara y lo contara, se le repetiría la dosis.
2.9.4 Violencia en la conducta de consumo de los hijos
Basilio,
T. (2007) “plantea que cuando el individuo va acumulando rabia y dolor, en
algún momento tendrá que buscar un mecanismo de escape para sacar todo eso”. Ese
mandato de los padres, ha influido de manera negativa en la conducta de los
hijos. Callar en momento que debiera gritar o decir que es injusto que en ese
momento se está haciendo, es una bomba de tiempo para el futuro, que pude
detonar en cualquier momento.
De
acuerdo a Mercedes, E. (2007, los consumidores de sustancias psicoactivas
vienen de hogares disfuncionales o con un estilo de crianza violento como
método de disciplinar. Estos individuos provienen de familias:
a)
Padres
violentos: los cuales se pelean entre ellos, buscando una forma de disciplinar
a los hijos, provocando el miedo constante en estos. La violencia se convierte
en la norma de reprochar las cosas que no le gusta tanto de los hijos, como de
la pareja.
b)
La
instigación física como norma: los padres solo tienen que oír el rumor para
resolver con pegándoles como si se trata de una practica de boxeo, donde solo
se da, pero no se recibe. Esta acción va creando una personalidad de odio y
quizás de dolor, que terminan el consumo, como forma de escapar de la
permanencia de este.
c)
Padres
maltratadores machista. Después de haber pegado, el padre ordena que se calle y
que no grite, llevando al individuo maltratado a guardar sentimientos negativos
que no pudo sacar, provocando que tenga como una de las consecuencias, buscar
amigos y consumir sustancia psicoactivas para olvidar.
Una
de las cosas que los hijos criados con violencias como forma de disciplina, es
que a los padres se respetan y se acepta los que estos digan. Como consecuencia
a esta regla, los hijos se crían temerosos, entendiendo siempre que deben
callar cuando los padres hablan. Pero el tanto guardar dentro, hace que los
sentimientos negativos vayan aumentando, llevando al sujeto a planificar varias
acciones o pensar en que hacer para
liberarse del padre violento. Después de mucho pensar, proceden a las
siguientes acciones:
- Buscan
amigos con situaciones parecidas. Hacen
amistad con individuos de ambos sexos que han vivido situaciones
similares, buscando darse apoyo uno a otro, teniendo como resultado final
toma la primera dosis de sustancias psicoactiva, como forma de escapar a
la situación violenta que vive en su familia.
- Quieren
enfrentar el padre violento. Aconsejado
por algunos de los amigos, el sujeto tiene que buscar valor para poder
enfrentar la situación, comenzando por el consumo de alguna sustancia
psicoactiva que lo desinhiba y le de valor para decir lo que hace mucho
quiso decir.
- Deseo
de morir o desaparecer. La sustancia le
permite cambiar el estado de ánimo y hasta le puede quitar el deseo de
morir. Lo peor de esto es el camino hacia la adicción.
2.10 Incidencia de la familia, en la adicción a sustancia
psicoactiva de los hijos
En
la enciclopedia Comportamiento Alarmante, (2012), se plantea la adicción como
el uso habitual de una sustancia con el objetivo de modificar el estado de
ánimo, la percepción o la conducta, con fines no terapéutico. La drogadicción
es una enfermedad crónica progresiva y probablemente mortal, de origen social y
familiar, con consecuencias individuales, familiares y sociales. La dependencia
a una droga está sujeta a muchos factores individuales como el estado de ánimo,
la capacidad para digerirla y direccionar la experiencia
Estudio
realizado por Sadock, B. (2007), experto psiquiatra holandés, demuestran que
los niños de altos riesgos poseen cierto déficit neurocognitivo, una menor
amplitud de la onda P300. Cuando alcanzan los 20 años, también han evidenciado
un efecto muy característico del alcohol, heredado precisamente del padre
consumidor, diferente a los hijos de padres, que no son consumidores.
2.10.1 Familia del consumidor.
Villalobos,
L. (2008), de la Universidad de Nacional, Caracas, plantea que las familias de
los pacientes consumidores de marihuana y otras drogas, presentaron las
siguientes características:
Estructura Familiar. A los efectos operativos, se consideraron tres niveles de
estructuración de la familia y no los distintos tipos de estructuras
funcionales del sistema, a saber:
- Familia Estructurada: Aquella familia en la cual todos los miembros
están presentes y cumplen sus roles.
- No
estructuradas. Aquella familia en la cual alguno/s de los miembros están
ausentes, dejando su rol vacío por muerte, divorcio, separación.
- Neoestructuradas. Aquella familia que se reorganiza por un nuevo
matrimonio, llegada o inclusión de otra persona que cumple los roles
dejados vacantes.
10.2 Familia como factor de riesgos de la adicción a las drogas.
La familia
constituye el entorno social con más influencia en la formación y desarrollo de
niños y jóvenes. Aunque otros contextos sociales son importantes, pasan
normalmente por la organización y funcionamiento de la familia pudiendo
amplificar o disminuir los efectos de ésta. En consecuencia, los análisis de
los factores de riesgo en relación al consumo de drogas tienen a la familia
como uno de los principales objetivos de investigación. Para algunos autores el
consumo de drogas en los padres puede propiciar el consumo de las mismas en los
hijos. Otra vertiente, sin embargo, defiende que es la existencia de problemas
de relación en la familia y sus consecuencias en el clima familiar lo que puede
llegar a proporcionar el consumo de drogas en los hijos.
Becoña, Z. (2002) “plantea que la importancia del ambiente
familiar, particularmente de los padres como determinantes del ajuste
psicológico y social de los hijos, está reconocida ampliamente por los
especialistas”. La familia es el ambiente social básico del niño y el
adolescente, por ser el lugar donde pasa gran parte de su tiempo. El contexto
familiar puede convertirse en una fuente positiva de adaptación o, por el
contrario, de estrés, dependiendo de la calidad de la relación entre los
miembros de la familia. No quiere decir esto que se establezca una relación
causal necesaria y suficiente entre la familia y el uso de drogas de los hijos,
pero es innegable que las prácticas de crianza son centrales en el desarrollo
del riesgo del consumo de drogas.
Se desconoce la existencia
de una fórmula magistral que determine cuál es el estilo de crianza ideal,
independientemente de las condiciones del sujeto y de la familia. Los datos de
investigación apuntan a la existencia de múltiples factores que influyen en la
génesis de los problemas de conducta en los hijos, dependiendo de la cultura,
el contexto comunitario y el tipo de familia. Sin embargo, a pesar de esa
complejidad, se han podido identificar determinadas características familiares
específicas y no específicas que guardan una cierta relación con la
probabilidad de desarrollar un comportamiento adictivo en los hijos, por lo que
las estrategias preventivas se han centrado en su modificación.
Jeremías y Colson (2003) “hablan de dos tipos
de factores: factores específicos del consumo de drogas y factores generales de
un número amplio de conductas problemáticas en la adolescencia”. Estos factores
no específicos incrementan la vulnerabilidad general a problemas de conducta en
la adolescencia. Básicamente, se refieren a aspectos relacionados con la
estructuración familiar.
Dentro de los factores
específicos se hace mención de:
a)
Exposición
a las drogas
b)
Exposición
directa (modelados negativos de uso de drogas de los padres)
c)
Actitudes
de los padres ante las drogas
d) Ausencia de modelos definidos de autoridad y afecto.
e)
Padres
autocráticos, excesivamente rígidos y punitivos.
f)
Ausencia de
la figura paterna.
g)
Presencia
de un padre adicto al alcohol o a las drogas.
h)
Carencias
en los modelos de comportamiento adecuados al contexto social.
i)
Conflictos
en la pareja parental.
j)
Relaciones
familiares que estimulan la dependencia.
k)
Consumo
familiar de sustancias
Dentro de los factores no específicos están:
a)
Conflicto
familiar
b)
Estilo educativo
c)
Exposición
a estrés
d) Psicopatología
e)
Negligencia
f)
Abuso
g)
Padres
permisivos o desinteresados.
h)
Carencias
económicas.
i)
Carencias
en los modelos sexuales de identificación.
j)
Limitada
participación de los padres en la formación de los hijos.
k)
Expectativas
muy altas o muy bajas en relación al éxito esperado de los hijos.
l)
Desintegración
familiar
Por su parte, Alexander, Z. (2008)
resumen el estado de la cuestión proponiendo el siguiente listado de correlatos
familiares del abuso de drogas en los adolescentes:
- Historia
familiar de problemas de conducta, incluyendo: modelos de valores
antisociales y de consumo de drogas (padres o hermanos), actitudes
favorables hacia el uso de drogas, psicopatología o conducta criminal de
los padres.
- Prácticas
pobres de socialización, incluyendo fallos para promover un desarrollo
moral positivo, negligencia para enseñar habilidades sociales y académicas
y para
- transmitir
valores prosociales y actitudes desfavorables al uso de drogas en los
jóvenes. Supervisión ineficaz de las actividades, compañías, etc. de los
hijos.
a)
Disciplina
ineficaz: laxa, inconsistente o excesivamente severa. Expectativas y
demandas excesivas o no realistas y castigo físico severo.
- Relaciones
pobres entre padres e hijos: ausencia de lazos familiares, negatividad
y rechazo de los padres hacia el hijo o viceversa, escasez de
tareas compartidas y de tiempo juntos e interacciones desadaptadas.
- Conflicto
familiar excesivo, con abusos verbales, físicos o sexuales.
- Desorganización
familiar y estrés (con frecuencia provocados por la ausencia de
habilidades de manejo familiar eficaces).
- Problemas
de salud mental, que pueden causar puntos de vista negativos sobre las
conductas de los hijos, hostilidad hacia estos o disciplina
demasiado severa.
- Aislamiento
familiar y ausencia de una red de apoyo familiar eficaz.
- Diferencias
familiares en el grado de culturización o pérdida de control de los padres
sobre el adolescente debido a un menor grado de culturización.
En resumen, la investigación
parece corroborar que existen seis grupos de factores o apartados
imprescindibles cuando nos referimos a los estudios que vinculan a la familia
con el desarrollo de conductas relacionadas con las drogas en los hijos.
10.3 Consumo de drogas y actitudes hacia su consumo por parte de
la familia.
El uso de alcohol y drogas
por parte de los padres parece tener una clara relación con el consumo de
alcohol y drogas en los adolescentes, favoreciendo su aparición más temprana e
incrementando la cantidad que se consume. Dejando a un lado los factores
genéticos, el mecanismo psicológico más probable que intermedia esta relación
es el aprendizaje vicario o modelado. Los hijos aprenden por imitación a
afrontar los problemas o las situaciones utilizando las drogas. Nada hay de
extraño en este hallazgo. La adquisición de hábitos y valores por medio de la
imitación o del simple moldeamiento es posible no sólo para los comportamientos
adaptados sino también para los desadaptados. Cierto tipo de consumo de drogas
(se excluye el consumo «adecuado» de drogas legales) se encuadra dentro de
éstos últimos.
Pero, además, se ha señalado
que la presencia del consumo de drogas en los padres facilita la presencia de
otros factores de riesgo como el conflicto familiar y el manejo inadecuado de
la crianza, por lo que resultaría sorprendente que tal comportamiento paterno
hubiera sido indiferente para los hijos. Junto al aprendizaje por modelado, se
encuentra también la transmisión de valores y actitudes hacia el consumo de
drogas. Este aspecto es muy importante, ya que se ha podido comprobar que la
influencia de los padres sobre el consumo de drogas de los hijos no debe ser
visto como un mero proceso mecánico de imitación, sino que las actitudes de los
padres hacia el consumo de sustancias pueden ser más importantes que el consumo
real.
- Estilo educativo
Un segundo apartado de
especial relieve en la literatura que vincula a la familia con la probabilidad
de consumo de drogas en los hijos es el del estilo educativo o manejo familiar. De difícil traducción
al castellano, este concepto hace referencia a las distintas habilidades que tienen que desplegar los padres para el
control de la conducta del hijo, mediante la supervisión, el establecimiento de
normas y límites, la construcción de relaciones entre los miembros de la
familia, y la aplicación de la disciplina a través de la negociación, el
refuerzo positivo y el castigo. Se ha podido demostrar que el
desconocimiento de las actividades del hijo, la ausencia de normas claras en el
funcionamiento familiar y la ausencia o imposición extrema o irracional de la
disciplina supone un riesgo incrementado de comportamiento desviado y por ende,
de consumo de drogas.
Lochman, B. (2000), afirma
que la presencia de este factor puede ser debida o bien a la incapacidad
psicológica rigidez, prejuicios, inmadurez de los padres para adaptarse
convenientemente a las nuevas demandas que promueven los adolescentes más
autonomía, más oposicionismo, más probabilidad de desarrollar conductas de
riesgo, o bien a las creencias erróneas sobre las estrategias educativas por la
incapacidad objetiva de poder brindar el cuidado adaptado a las circunstancias
que generan los hijos. Para algunos, la ausencia de monitorización o
supervisión es el vínculo clave entre las prácticas parentales y el uso de
sustancias en los hijos. La monitorización
se define como el adecuado
conocimiento y supervisión de la conducta de los hijos, estén o no presentes
físicamente los padres. Altos niveles de supervisión podrían impedir o
dificultar el contacto de los hijos con las drogas y su posterior uso, así como
evitar la aparición de otras conductas antisociales. Esta acción puede
realizarse directamente, impidiendo el uso experimental de las drogas o
favoreciendo la reversión de su uso en las fases iniciales, o bien
indirectamente, controlando y dificultando la influencia de los compañeros ya
consumidores.
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